En los próximos días, BH, analizaremos una por una las Berajot de la ‘Amidá, la oración principal.
RAB YOSEF BITTON
La Amidá consta de diecinueve bendiciones (berajá, pl. berajot). La primera bendición de la ‘Amidá se llama “Abot”, que literalmente significa “Padres”, refiriéndose a nuestros patriarcas Abraham, Yitsjaq y Ya’aqob.
Esta bendición pertenece a la primera sección de la ‘Amida: “Alabanza”. Nuestra primera oración a Dios, antes de pedirle algo, consiste en alabarlo por proteger al pueblo judío.
Texto: “Bendito eres Tú, HaShem, nuestro Dios y el Dios de nuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Ya’aqob, el Dios grande, poderoso y temible, el Altísimo, que hace grandes actos de bondad, que lo ha creado todo, y que recuerda las buenas acciones de nuestros antepasados, y que traerá un redentor a los hijos de sus hijos, por su nombre [promesa] y por amor. HaShem es un Rey que ayuda que salva y que protege. Bendito eres Tú, HaShem, protector de Abraham”.
En esta bendición afirmamos que HaShem protegió a Abraham, Ytsjaq y Ya’aqob. También describimos con tres palabras aquello que no somos capaces de entender, dadas nuestras limitaciones, en cuanto a los poderes de Dios. Decimos que Él es grande, poderoso y temible (“temible”= que inspira reverencia y sumisión), que no hay ningún poder por encima o más allá de Su control (‘elion). Y que HaShem usa todos Sus poderes con bondad (gomel jasadim tobim) para protegernos y para asegurar nuestra continuidad.
Declaramos que debido al mérito de nuestros antepasados (zojer jasdé Abot), Dios nos concede Su protección en el presente y nuestra futura redención (umebí go-el).
También afirmamos que HaShem prometió (lema’an shemó) a nuestros antepasados que él nunca permitirá que el pueblo judío desaparezca. Nunca nos abandonará porque nos ama incondicionalmente, como dice en Debarim 7: 7.
Dios nos protegió incluso antes de que nos convirtiéramos en una nación. Cuando éramos sólo la familia de Abraham o una incipiente tribu. Entonces, éramos extremadamente vulnerables.
Vale la pena aclarar que en esta Berajá no estamos pidiendo la protección a HaShem. Tampoco estamos declarando que HaShem protege a cada judío en virtud de ser judío. La protección de Dios al individuo judío no es el sujeto de esta bendición. En esta Berajá afirmamos que Dios nos concedió milagrosamente nuestra supervivencia como Pueblo de Israel, y lo alabamos por habernos mantenido vivos como nación, a pesar de todos los que se levantan para destruirnos.
Finalmente decimos que HaShem es nuestro Rey (melej). Un Rey que ama y se preocupa por sus súbditos: nosotros.
Estas cuatro últimas palabras, מלך עוזר ומושיע ומגן “el Rey que ayuda, que rescata y que protege” representan también la progresión de los diferentes niveles de la protección de Dios, que es el tema principal de esta bendición. “Meditando” en estos niveles de protección, llegaremos a “sentir” cuánto HaShem nos ama y nos inspirará a quererlo aún más (lo cual es, por supuesto, uno de los principales objetivos de la oración judía).
Veamos lo que estas cuatro palabras nos están enseñado:
מלך “El Rey”, al decir Melej, normalmente aludimos al hecho de que nosotros, sus súbditos, estamos a cargo de proteger al Rey. En el campo de batalla los soldados están a cargo de defender al Rey. Pero en el caso de HaShem, aunque Él es el Rey, ¡es Él quien nos protege!
עוזר “HaShem nos ayuda”, este es el nivel más básico de protección. Significa que cuando necesitamos algo o estamos en peligro y pedimos ayuda, HaShem escucha nuestro clamor y viene a ayudarnos. Este nivel de protección significa que HaShem responde a nuestras oraciones. El Rab Aryeh Kaplan, Z”L, sugirió que para comprender estos diferente niveles de protección imaginemos que nosotros somos un soldado que está luchando en el campo de batalla. El enemigo nos ha herido, clamamos por asistencia, y el mismísimo Rey viene a ayudarnos.
מושיע “HaShem nos rescata”. Esto significa que cuando HaShem viene a ayudarnos no sólo nos asiste con lo que necesitamos. HaShem nos rescata completamente. Una vez más, en el ejemplo del campo de batalla, el soldado herido pide ayuda. El Rey ayuda al soldado no sólo curando sus heridas sino también rescatándolo del campo de batalla. Esto representa el nivel de protección donde HaShem nos concede más de lo que le pedimos, más de lo que le solicitamos.
מגן “HaShem es nuestro escudo”. Este es el nivel más alto de Protección Divina. Pero ¿qué podría ser más elevado que “rescatarnos” del campo de batalla, cuando todo lo que habíamos pedido era “ayuda”? “Maguén” (lit. escudo) es el nivel más alto porque significa que HaShem nos protege aun cuando no pedimos Su ayuda. Cuando no somos conscientes de los peligros que nos rodean. En el campo de batalla, mientras el Rey nos está rescatando y llevándonos a un lugar seguro, nuestros enemigos nos disparan y el Rey nos escuda sin que pidamos Su ayuda, sin que seamos conscientes de los peligros que nos rodean.
Así, “Maguen” es la forma más alta de protección (y también la forma más habitual) que HaShem concede al pueblo judío, salvándonos constantemente de peligros de los cuales ni siquiera somos conscientes.
Terminamos esta oración bendiciendo (= reconociendo) a HaShem que nos concedió nuestra supervivencia como pueblo judío, protegiéndonos cuando le pedimos ayuda y aun cuando no nos damos cuenta de que debemos pedir Su ayuda, desde los tiempos de Abraham Abinu (Magen Abraham, Bereshit 15: 1 אַל תִּירָא אַבְרָם אָנֹכִי מָגֵן לָךְ) hasta nuestros propios días.
Fuente:halaja.org
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