El Rab Jayim ben Attar, conocido también como el Or HaJayim haQadosh, nació en la ciudad de Salé, en la costa occidental de Marruecos, en el año 1696. Su padre era Moshé ben Attar, un gran estudioso de la Torá.
RAB YOSEF BITTON
Desde los 9 años el Rab ben Attar estudió con su abuelo, que se llamaba igual que él. Según cuenta el mismo Rab, por las noches estudiaban juntos Guemará y luego su abuelito rezaba y lloraba implorando a HaShem para que termine nuestro exilio, regresemos todos a Israel y presenciemos la construcción del Bet haMiqdash.
La familia del Rab Ben Attar gozaba de una muy buena posición económica, lo que le permitió al Rab Jayim dedicarse de lleno al estudio. Con el tiempo el Rab Ben Attar creció en su conocimiento de Torá y transformó su casa en un Bet Midrash, una academia de Torá donde todo el que quisiera podía venir a estudiar, durante cualquier hora del día o de la noche. El Rab Ben Attar también ayudaba a los necesitados, a los pobres, a las viudas y a los huérfanos. Todos los jueves el Rab ben Attar hacia Shejitá a una vaca y repartía la carne entre los alumnos de su Bet Midrash y los pobres, para que todos tuvieran carne para comer durante Shabbat.
El Rab ben Attar vivió en Marruecos durante 40 años, que no fueron nada fáciles. En primer lugar porque el Rey de Marruecos se ensañó contra su familia y confiscó toda su fortuna. Esto hizo que el Rab ben Attar tuviera que irse de Salé hacia la ciudad de Fes, donde vivió durante el año 1738. Ese año, una gran hambruna azotó la ciudad lo que generó una epidemia y el Rab tuvo que refugiarse en el norte en la ciudad de Tetuán. Estando allí tomo una decisión crítica para el resto de su vida: decidió ir a vivir a la tierra de Israel. Su ambicioso plan era fundar una Yeshivá en Yerushalayim, y ya contaba con más de 10 estudiantes que viajarían con él. En esos tiempos la vida para los Yehudim en Yerushalayim era muy difícil. No había pan ni trabajo, y las epidemias azotaban la ciudad frecuentemente. Los Yehudim también sufrían de las perpetuas persecuciones y abusos de los gentiles que dominaban la ciudad.
La única posibilidad para fundar una Yeshivá sostenible en Yerushalayim era contar con la asistencia de los judíos que vivían en Europa. El Rab ben Attar viajó entonces a la ciudad de Livorno, Italia, donde había una comunidad judía prospera, y generosa con todo lo que tuviera que ver con ayudar a Yehudim a emigrar y establecerse en Israel, y particularmente en Yerushalayim.
El Rab Ben Attar estuvo casi 3 años en Italia. Dictaba clases de Torá y atraía multitudes con su conocimiento y carisma. La comunidad de Livorno le imploró que se quedara allí y se estableciera como Rab de ellos en Livorno. Le ofrecieron que hiciera allí su Yeshivá, que no le faltaría nada. Pero el Rab ben Attar renunció a esos privilegios y confirmó que su destino era Eretz Israel. Personalmente, pienso que lo que inspiró al Rab ben Attar para querer vivir en Eretz Israel y renunciar a todo el confort que le ofrecían en Livorno fueron las noches que pasó con su abuelito, viéndolo llorar por la reconstrucción de Yerushalayim y el Bet haMiqdash. Las melodías y los llantos de su abuelo, deben haber hecho florecer en el pequeño Rab Jayim un gran amor y añoranza por Eretz Israel…
En 1741 el Rab ben Attar partió hacia Israel con 30 alumnos y sus familias. La mayoría de sus alumnos eran de Marruecos, otros de Algeria y algunos de Italia. Entre esto últimos estaba el Rab Abraham Ishmael Jay Sanguinetti, que escribió el diario de la travesía desde Italia hacia Israel, y todo lo que pasó hasta que llegaron a Yerushalayim. Al principio el contingente llegó y se estableció en la ciudad de Acco (Acre), cerca de Haifa. Yerushalayim estaba pasando por momentos muy malos en cuanto a las condiciones sanitarias de la ciudad y muchos morían víctimas de plagas y epidemias.
En 1742 las condiciones en Yerushalayim mejoraron un poco, y en el mes de Tamuz el rab Ben Attar y sus discípulos llegaron y se establecieron el Jerusalem. Allí el Rab ben Attar concretó su sueño y fundó su Yeshivá, a la cual llamó “Keneset Israel”, el mismo nombre de la comunidad de Livorno que los ayudaba económicamente. El Rab ben Attar se convirtió en el líder rabínico más importante de la ciudad, y aparte de enseñar Torá, también se dedicó a asistir a los necesitados. En muy poco tiempo y con la ayuda de sus seguidores de Italia, logró que la comunidad judía de Yerushalayim creciera en tamaño y prosperidad. Algunas fuentes indican que muchos Jasidim que llegaban de Europa a Yerushalayim, alumnos del Ba’al Shem Tob, fueron muy cercanos al Rab ben Attar, y fueron ellos que lo llamaron “HaOr haJayim haQadosh” (el santo).
El Rab ben Attar escribió 3 libros principales:
1. Or HaJayim, un comentario sobre la Torá que tiene una particularidad. Este libro es leído y muy valorado por Sefaradim y Ashkenazim por igual, algo que no fue muy común, especialmente en esos tiempos.
2. Un libro sobre el Talmud: Jefets HaShem.
3. Un libro sobre Yoré De’á, Perí To-ar.
Tuvo alumnos brillantes. Entre ellos, y aunque por breve tiempo, el famoso Rab Jayim Yosef David Azulay, החיד”א.
Lamentablemente, el Rab ben Attar sólo llegó a vivir a Yerushalayim por poco más de 11 meses. Falleció el 15 de Tamuz (6 de Julio) de 1743, cuando el Rab solo tenía 47 años. Su alma seguramente se elevó hacia la Yerushalayim celestial, y su restos fueron enterrados en el Monte de los Olivos (Har haZetim), Jerusalem. Su tumba permanece allí hasta el día de hoy.
Fuente:halaja.org
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