Quinta Berajá de la Amidá: ayúdame a volver

השיבנו אבינו לתורתך,
וקרבנו מלכנו לעבודתך,
והחזירנו בתשובה שלמה לפניך.
ברוך אתה ה’, הרוצה בתשובה.

“Tráenos de vuelta, nuestro Padre, a tu Torá; acércanos, nuestro Rey, a Tu servicio;

Y haznos regresar a Ti, en un arrepentimiento completo.

Bendito eres Tú, HaShem, que “deseas” [nuestro] arrepentimiento.”

 

RAB YOSEF BITTON

Estamos en la sección llamada en hebreo, baqashot (pedidos). Aquí pedimos que HaShem nos conceda nuestras solicitudes. En la bendición anterior solicitamos sabiduría. Pero ¿qué estamos pidiendo en esta singular berajá que trata acerca del arrepentimiento? ¿Qué esperamos que HaShem haga aquí por nosotros? Al fin y al cabo, si de arrepentimiento se trata, es algo que tenemos que hacer nosotros mismos.

1. Veamos en primer lugar el orden de esta bendición. ¿Hay alguna conexión entre esta Berajá y la bendición anterior, donde pedimos a Dios que nos conceda sabiduría? Los Rabinos definen el pecado como una insania temporal…אין אדם בא לידי חטא, “una persona no pecaría, a menos que esté poseída por un espíritu [temporal] de demencia”. Pecar, desobedecer a Dios, no es algo lógico, no es una decisión inteligente. Todo lo contrario. Sólo somos capaces de desobedecer a Dios cuando estamos psicológicamente “poseídos” por la ambición, el enojo, la lujuria, la pasión, etc. En estos escenarios nuestra mente se nubla y perdemos el sentido común. La sabiduría y la inteligencia que pedimos en la Berajá anterior es la mejor garantía para evitar el desenfreno. Los animales se dejan llevar por sus instintos, pero los seres humanos debemos dominarlos con nuestra inteligencia. En la bendición anterior hemos solicitado sabiduría. En esta bendición nos damos cuenta que cuanto menos sabiduría tenemos, más expuestos quedamos a la transgresión, y viceversa.

2. “Tráenos de vuelta, nuestro Padre, a tu Torá; acércanos, nuestro Rey, a Tu servicio”.
Ahora bien, una vez que reconocemos nuestras malas acciones y nos arrepentimos, queremos reparar nuestro error. Pero la transgresión que cometimos dejó secuelas. Afectó nada menos que nuestra relación con Dios. Este vínculo se desarrolla en dos planos diferentes: En primer lugar, HaShem es nuestro Creador, nos dio la vida. Es nuestro “Padre”. En segundo lugar, Él nos dio leyes y nosotros somos Sus súbditos. HaShem es también nuestro Rey. Al violar Sus mandamientos hemos fracturado nuestra relación con nuestro Padre y con nuestro Rey. Es por eso que en esta Berajá apelamos a HaShem como Padre y Rey. Algo más: El camino de regreso a HaShem comienza por volver a la observancia de Su Torá. El servir a HaShem consiste en aplicar en nuestras vidas y no desviarnos de lo que aprendimos en la Tora. Es por eso que primero mencionamos volver a estudiar Tora, lo que nos llevará a servir a HaShem.

3. “Y haznos regresar a Ti”
Cuando decimos: “Haznos regresar a Ti” no queremos decir literalmente que esperamos que Dios “nos haga arrepentir” mientras nosotros permanecemos pasivos. A nosotros, los seres humanos, nos fue concedida la libertad de elección, y somos completamente responsables por nuestras acciones morales. Aquí, lo que estamos solicitando a HaShem es Su ayuda y Su inspiración para regresar a Él y a Su Torá. Nos animamos a pedir Su ayuda porque los Sabios nos enseñaron הבא להיטהר מסייעין אותו, cuando un Yehudí quiere purificarse, arrepentirse de sus transgresiones, HaShem lo ayuda, lo asiste para que su camino de regreso sea más fácil y que encuentre la menor cantidad posible de desafíos morales (נסיונות) en él.

4. Baruj Atá HaShem, haRotsé bitshubá. “Bendito eres tú, HaShem, que deseas (nuestro) arrepentimiento.”
Afirmamos ahora que HaShem “quiere” que volvamos a Él, “desea” que reparemos nuestro vínculo. Y dado que esta relación es “personal”, no se puede reparar automáticamente por nuestra decisión unilateral de arrepentirnos. Como en toda otra relación, también aquí es necesario que la otra parte, en este caso HaShem, acepte nuestras disculpas. ¿Cómo sabemos que HaShem aceptará nuestro descargo? Uno de los principios más importantes del judaísmo es saber que HaShem nos quiere como un padre ama a sus hijos. No hay deseo más grande para un padre que sentir que sus hijos están cerca de él. Como un buen padre, HaShem no se complace en castigar a Sus hijos cuando se portan mal כי לא תחפוץ במות המת, כי אם בשובו מדרכו וחיה. Todo lo que Él quiere de nosotros, Sus hijos, es que regresemos al sendero correcto, “por nuestro propio bien”. Por eso, sabiendo que Él también quiere nuestra cercanía, nos atrevemos a pedirle que nos ayude a encontrar nuestro camino de regreso. HaShem “desea” nuestro arrepentimiento porque nos quiere, y porque quiere nuestro bien.

 

 

Fuente:halaja.org

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