Cúranos, HaShem, y nos curaremos, sálvanos y nos salvaremos, porque Tú eres nuestra alabanza.
Y concede salud y alivio para todas nuestras enfermedades, todos nuestros dolores y todas nuestras heridas,
Porque confiamos que Tú eres quien nos cura con compasión,
Bendito eres Tú, HaShem que sanas a los enfermos de tu pueblo Israel.
RAB YOSEF BITTON
Esta berajá se refiere a un tema muy específico: nuestra salud. Aquí, le pedimos a HaShem que nos cure de nuestras aflicciones y enfermedades, físicas o mentales, y reconocemos que en última instancia nuestro bienestar físico depende de Él.
“Cúranos, HaShem, y nos curaremos, sálvanos y nos salvaremos, porque Tú eres nuestra alabanza.”
En el texto de esta bendición decimos: “Cúranos haShem y seremos curados”. ¿Esto quiere decir que cuando estamos enfermos sólo debemos rezarle a HaShem y no debemos ir al médico?
Esta Berajá, y en general el tema de estar enfermo y curarnos es un gran ejemplo de la compleja dinámica entre la libertad de elección del hombre y la intervención de Dios en nuestras vidas.
En primer lugar, la forma en que uno se enferma. En muchos casos la enfermedad puede ser consecuencia de nuestras elecciones equivocadas, en cuanto a hábitos no saludables en el área de la comida, la inacción física o el descuido. Los Rabinos expresaron este aspecto de nuestra responsabilidad por nuestra propia salud en la Guemará Ketubot 30a: הכל בידי שמים חוץ מצינים פחים “Todo está en manos de Dios, excepto los resfriados y la insolación”. En otras palabras, si deliberadamente me expongo al frío extremo sin abrigarme o si paso horas bajo el sol, no puedo pretender que HaShem milagrosamente me proteja del frío o del calor. Cuidar mi salud es mi responsabilidad. Por otro lado, ciertas enfermedades (quizás la mayoría o las más serias) no son consecuencia de nuestro comportamiento o malos hábitos, sino una adversidad fuera de nuestro control. En cualquier caso, rogamos a HaShem que nos ayude y nos cure de toda enfermedad, sin importar su origen.
En segundo lugar debemos saber que la Torá prohíbe a una persona encomendarse a HaShem para curarse. Estamos obligados a buscar la intervención de un médico (verapó yerapé). No podemos esperar que la enfermedad desaparezca sólo por rezar. Sin embargo, lo que esta Berajá deja en claro es que cuando visitamos al médico, sabemos que en última instancia es HaShem quien nos cura. Creemos que es HaShem quien inspira la recomendación del médico para nuestra cura; que es HaShem quien guía o sostiene las manos del cirujano en la sala de operaciones. Sabemos que en última instancia, y a través de una miríada de agentes humanos -doctores, investigadores, enfermeras- es HaShem quien concede la curación y alivia a los enfermos. Los médicos son los agentes privilegiados de HaShem en el arte de la curación (“Porque confiamos que Tú eres quien nos cura con compasión”).
En resumen, debemos hacer todo lo posible para evitar estar enfermos, y debemos hacer todo lo humanamente posible para curarnos. Incluyendo rezar y suplicar a HaShem para que nos proteja de toda enfermedad, que nos alivie de nuestro dolor y prolongue nuestras vidas. Es por eso que también decimos “porque Tú eres nuestra alabanza “, porque reconocemos que en última instancia, es Él quien tiene la última palabra.
Cúranos, HaShem, y… sálvanos
¿Qué diferencia hay entre cúranos (רפאנו) y sálvanos (הושיענו)? Creo que la palabra “sálvanos”, indica una situación apremiante. Cuando alguien sufre una enfermedad que le puede causar la muerte. “Cúranos”, es más general y como mencionamos en la próxima oración de esta Berajá, incluye nuestro pedido para que HaShem nos proteja de enfermedades, dolores, heridas, etc.
“Y concede salud y alivio para todas nuestras enfermedades, todos nuestros dolores y todas nuestras heridas…”
En este punto quiero recordar algo que aprendí hace unos pocos años atrás del Jajam Nessim Bassalian (¡que hoy BH es el bisabuelo de dos de mis nietos!). Surgió un pequeño debate sobre el caso de una persona con una enfermedad terminal. Ya en los últimos momentos de su vida, un Rab indicó que no se rezara más por esta persona, porque esa Tefilá podría ser considerada una Tefilá en vano, ya que el final de este individuo era (y fue…) inevitable e inminente. Consulté con el Jajam Bassalian y él me dijo algo muy interesante, que creo está implícito en esta Berajá: “Cuando rezamos y pedimos Refuá (salud), no sólo estamos pidiendo a HaShem que nos cure, también estamos pidiendo a Hashem que nos alivie, que nos evite el dolor, que no nos permita sufrir”. Y fue así como decidimos seguir diciendo Tefilá por esta persona, por su alivio, para que no sufra en las horas finales de su vida.
Quiera HaShem bendecirnos con buena salud y curar a todos los que lo necesitan. ¡Amen!
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