Egipto: Configurando un nuevo tono islámico

Un cartel del presidente egipcio Abdel Fatah al-Sisi cuelga fuera de la Universidad Al-Azhar en El Cairo, el centro de aprendizaje islámico más presagioso del mundo musulmán sunita. (Crédito de la foto: SETH J. FRANTZMAN)

BYSETH J. FRANTZMAN / El presidente Sisi y la Universidad Al-Azhar quieren reformar el Islam en Egipto y en el mundo suní más amplio, pero el ritmo y la profundidad de esa reforma son objeto de una gran lucha

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En enero de 2015, el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi sorprendió a todo el mundo cuando pronunció un discurso exigiendo una “revolución religiosa” y afirmando que los imanes egipcios debían liderarla.

“El mundo entero los está esperando. El mundo entero está esperando su palabra, porque el mundo islámico se está desgarrando, se está destruyendo, se está perdiendo – y se está perdiendo por nuestras propias manos”, dijo Sisi en un discurso celebrando el cumpleaños del Profeta Mahoma.

Fue un comentario autocrítico extraordinario y aparentemente raro desde dentro del corazón del mundo árabe e islámico. Sin embargo, al mismo tiempo, Egipto estaba caminando por una fina línea entre antagonizar la institución religiosa conservadora y sembrar el tipo de caos religioso que se ha desatado en la región que ha conducido al sectarismo y al conflicto en Siria y en otros lugares.

Según el subsecretario de Estado para la diplomacia pública Richard Stengel, cuando el Departamento de Estado pidió consejo a El Cairo para combatir el extremismo islámico, acordó con los jordanos, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita que describir el terrorismo como impulsado por el islamismo radical era contraproducente. “También nos dijeron que no consideraban que el Estado islámico fuera islámico”. Estados Unidos estuvo de acuerdo y describió a ISIS como una “perversión radical del Islam”.

Sin embargo, se está haciendo un verdadero intento en Egipto para establecer un nuevo tono islámico. No ha sido sin controversia. Los titulares cuentan esa parte de la historia. Sisi generó algo de tormenta a finales de enero ayudando a pagar por una nueva iglesia en la capital administrativa que espera construir cerca de El Cairo. A principios de febrero, el Alto Tribunal Constitucional de Egipto dictaminó que los cristianos, que constituyen alrededor del 10% de su población, deberían recibir el mismo permiso pagado para ir en peregrinación como hacen los musulmanes por el hajj.

Sisi incluso habló sobre la reforma de las leyes de divorcio en el Día Nacional de la Policía en enero, sugiriendo que los divorcios se formalicen en el papel y que se acabe con la práctica del divorcio oral, o que los hombres se divorcien de sus esposas sin que sus esposas estén presentes. Las leyes de divorcio están arraigadas en la ley Shari’a para los musulmanes (para los cristianos, el divorcio es adjudicado por la iglesia a la que pertenecen) y cualquier intento por parte de las autoridades seculares de interferir es controversial.

Sin embargo, el diario egipcio Al-Masry al-Youm informó en febrero de 2016 que en la Universidad Al-Azhar, el principal centro de aprendizaje religioso sunita en el mundo musulmán, el Consejo de Estudiosos Mayores -el más alto cuerpo del establishment religioso de la universidad- confirmó la validez del divorcio oral. “El concilio dijo que esto es lo que los musulmanes han asentado desde la época del Profeta Mahoma”.

Para Sisi fue una cuestión de ganar algunos cambios y perder otros. Su aguda comprensión de cómo navegar el sistema egipcio y sus diversos grupos de presión y pilares, como las fuerzas armadas y el establecimiento religioso, le ha servido bien hasta ahora.

Cuando Sisi fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, se destacó su piedad musulmana. El Financial Times lo llamó un “musulmán piadoso y observador, según informes, con conexiones familiares a la Hermandad”. Su esposa lleva una bufanda de cabeza, en contraste con las esposas de Hosni Mubarak, Anwar Sadat y Gamal Abdel Nasser. Parecía la parte de un piadoso general que se mantendría al lado de la Hermandad de Mohamed Morsi, que fue elegido en junio de 2012.

Presidente de Egipto Abdel Fattah el-Sissi

Cuando Sisi derrocó a la Hermandad Musulmana en 2013, fue visto por los medios como otro general autoritario, montado en el tigre del populismo en Egipto. Todo eso cambió en enero de 2015 cuando dio el discurso de Año Nuevo en Al-Azhar llamando a una “revolución religiosa”. En Davos en 2015 dijo que “el Islam es una religión de tolerancia y no debe ser juzgado por los actos de asesinos y criminales “. En enero de 2016, dijo a los musulmanes que” purgaran el discurso religioso del extremismo”. Quiere que Egipto sea un ancla de estabilidad en el mundo árabe e islámico.

Pero, ¿qué está haciendo Sisi? Shahira Amin, en la página web Egyptian Streets, argumenta que se ha alejado de sus comentarios revolucionarios iniciales. Las condenas por blasfemia están en curso en Egipto. El presidente parece estar dando pequeños pasos, impulsando una campaña pública para reducir la mutilación genital femenina, alentando tranquilamente a los parlamentarios a considerar la posibilidad de revocar la ley sobre la blasfemia y reformar las leyes matrimoniales. Ha hecho gestos simbólicos, visitando una iglesia después de un despiadado ataque terrorista.

En un país exteriormente secular y nacionalista desde la época de Nasser en los años cincuenta, la gran mayoría no sólo sigue arraigada en una tradición religiosa profundamente conservadora, sino que se ha vuelto más religiosa con el tiempo. Costumbres como la mutilación genital femenina fueron practicadas por más del 90% de la población hasta hace poco, y la mayoría todavía la apoya.

Sisi entiende que Oriente Medio no se está volviendo más secular; más bien, partidos afines a la Hermandad han llegado al poder en lugares como Turquía, y el Islam político está en ascenso de Indonesia a Marruecos. Debe trazar un rumbo entre Arabia Saudita e Irán, ambos dirigidos por instituciones religiosas. Al hablar de la ley de divorcio, no dijo que la reforma fuera para los derechos de las mujeres, sino para reducir la facilidad del divorcio.

El problema para Sisi es que Al-Azhar es una antigua institución que data del siglo X, y tal institución no puede cambiar rápidamente, ni quiere cambiar. Esta es la razón por la cual los grupos yihadistas de todo el mundo han superado los bastiones sunníes tradicionales en Egipto e incluso el clero wahabí de Arabia Saudita, con cada grupo islamista suní compitiendo por ser más extremo. ISIS es un experto en el manejo de los medios sociales y en línea para reclutar.

Para combatir el problema, Al-Azhar ha tratado de usar nuevos medios. Con cerca de 90.000 estudiantes en su universidad, 400.000 en marcos educativos relacionados, 60.000 imanes en todo Egipto y la emisión de unas 2.000 fatwas al día, la institución tiene una influencia sin precedentes. El Parlamento Europeo anunció en noviembre de 2015 que adoptaría la publicación Dar al-Ifta de Al-Azhar como referencia.

Ibrahim Negm, asesor del gran mufti egipcio, dijo que ofrecería traducciones de fatwas que se enfrentan al extremismo, pero también dijo que “los insultos al Islam” conducían al extremismo.

Negm también predica una reforma tranquila. En 2011 fue pionero en el uso de nuevas tecnologías y medios sociales para “hacer frente a los tiempos cambiantes”. Dijo en 2015: “La verdadera comprensión del Islam que se puede atribuir legítimamente a nuestros predecesores es la que interactúa con el mundo con entendimiento y discernimiento, acomodando nuevas realidades a medida que surgen”, y durante la controversia de Charlie Hebdo instó a los seguidores a “ignorar y mostrar bondad”. El 6 de febrero fue más allá, describiendo a ISIS y su clase como un “cáncer que se extiende en el cuerpo del mundo”.

Toda una generación tuvo que ser salvada de la radicalización en línea.

El gobierno de Egipto ha apoyado en silencio los intentos en Estados Unidos de designar a la Hermandad Musulmana como una organización terrorista (fue designada como tal en Egipto en 2013).

El embajador egipcio en Estados Unidos, Yasser Reda, dijo en una edición de agosto en The Wall Street Journal que Yusuf al-Qaradawi, “la fuerza intelectual detrás de la Hermandad Musulmana”, debería ser considerado responsable, ya que “la lucha global contra el terrorismo seguirá siendo incompleta mientras la comunidad internacional no se movilice para destruir el combustible intelectual que justifica el mal del terrorismo”. Argumentó que las opiniones de Qaradawi son similares a la propaganda nazi.

Pero algunos académicos de Al-Azhar, como Naji Shurrab, se han opuesto a la designación, argumentando que podría conducir a los miembros y afiliados de la Hermandad a manos de grupos más extremos.

Al igual que con la ley de divorcio, los líderes de Egipto deben pisar con cuidado. Demasiada reforma puede ser contraproducente; demasiado poca puede permitir que las malas hierbas salvajes del extremismo vuelvan a crecer.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico

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