Hay muy poco en la Perashá de la semana pasada que nos enseña acerca de lo que Rab Isaac Cardoso llamó “Las excelencias de los hebreos”, el carácter positivo del pueblo y lo que les dio el mérito de transformarse en el pueblo elegido. Luego de liberarse de los egipcios, el pueblo de Israel tuvo que enfrentarse a varios desafíos: falta de agua, escasez de comida y guerra: el ataque de Amaleq. Por supuesto que HaShem estuvo con Israel, les concedió agua y comida y los ayudó a derrotar a Amaleq. Pero el pueblo igual se queja, protesta y hasta expresa su deseo de regresar a Egipto…. ¿Dónde están las virtudes de Israel que lo hicieron merecedor de recibir la Torá?
RAB YOSEF BITTON
Hay un Pasuq extraordinario en la Perashá de esta semana que si lo leemos con atención nos ayudará a descubrir una de las maravillosas cualidades de nuestro pueblo, que contribuyó al mérito de recibir la Torá.
וישב משה לשפט את העם ויעמד העם על משה מן הבקר עד הערב
“Y Moshé se sentaba para juzgar al pueblo; y el pueblo esperaba [para ver] a Moshé desde la mañana hasta la noche” (Shemot 18:13)
Este pasuq, aparentemente, sólo se refiere a Moshé y a su increíble humildad. Moshé juzga al pueblo, como árbitro o mediador, desde la mañana hasta la noche. Luego llega Yitró y le dice a Moshé que no está actuando bien, y que debe delegar y asignar otros jueces y cortes menores. Moshé acepta el consejo de su suegro y así procede. Lo extraordinario de este gesto es que Moshé podría haberle dicho a su suegro: “Sr. Yitró, yo no preciso su consejo. ¿No sabe Usted que yo hablo directamente con dios?” o algo así. Este pasuq nos demuestra por qué Moshé fue llamado por la Torá “el hombre más humilde que había sobre la faz de la tierra”, lo cual sólo se puede decir de alguien que actúa con la máxima humildad, teniendo todas las razones para sentirse “superior” a los demás…
Pero si bien este pasuq se refiere explícitamente a Moshé, si nos detenemos a examinarlo un poco más detenidamente descubriremos algo maravilloso.
En la historia de la humanidad hubo muchos motines de esclavos que se rebelaron contra sus dueños y escaparon hacia la libertad. En los tiempos del imperio romano (70 a.e.c), por ejemplo, el gran gladiador Espartaco encabezó la rebelión que permitió a unos 70,000 esclavos liberarse de Roma. Pero una vez que fueron libres, los esclavos –entre ellos mismos– se comportaron con anarquía. La rebelión de Espartaco fracasó porque no había una disciplina interna. Todo era caos e imperaba la ley de la selva. Sin disciplina y orden, la rebelión fracasó.
Veamos ahora nuevamente qué dice nuestro pasuq. Hace sólo unos pocos días atrás los esclavos hebreos obtuvieron a su libertad. No estamos hablando de 100, 1,000 ó 70,000 personas. Contando a las mujeres, los ancianos y niños, se calcula que eran por lo menos 3 millones de individuos. “Caos” y “anarquía” era lo previsible. Sin embargo, los individuos del pueblo de Israel deciden resolver sus pleitos y problemas entre sí de una manera increíblemente avanzada y civilizada: ¡Acuden a Moshé Rabbenu para su mediación! Imaginemos a dos vecinos, dos esclavos físicamente fuertes, acostumbrados a la violencia de la esclavitud y a recibir golpes. Los vecinos ahora tienen un problema: “¡Esta gallina es mía!”, dice uno. “¡No; es mía!”, dice el otro. Normalmente en una sociedad sin ley y orden, este conflicto se resuelve con violencia, ¡y la gallina va a quedar en las manos del más fuerte! Increíblemente, espontáneamente y sin instrucción Divina (¡no hay ningún reporte de una orden de HaShem respecto a cómo debía resolver el pueblo sus conflictos internos!), estos esclavos deciden solucionar sus disputas de otra manera: esperando desde temprano a la mañana pacientemente en una larga fila para que Moshé medie en sus conflictos.
¡Este puede ser el Pasuq más relevante de la Torá en cuanto a las excepcionales virtudes del pueblo de Israel!
Y a mí me deja pensando: Hasta el momento, la Torá mencionó que HaShem iba liberar a Israel de Egipto, tomarlo como su pueblo y que los iba a llevar a la tierra de sus antepasados. ¡Pero la Torá no mencionó nada acerca de que HaShem les iba a dar una Ley! ¿Estará insinuando este pasuq que fue Israel quien dio el primer paso para merecer el más extraordinario código de leyes: La Torá, la ley que viene directamente de HaShem?
Para pensarlo durante este Shabbat tan especial.
Fuente:halaja.org
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