¿Por qué la gente acude en tropel a El Violinista sobre el Tejado?

NEIL ARMSTRONG

Mientras se estrena una nueva producción en Liverpool Everyman, Neil Armstrong investiga el atractivo global de su historia del shtetl.

Es una “salida nocturna fantástica” insiste la directora artística del teatro. Gemma Bodinetz tiene razón, por supuesto, pero es fácil ver cómo los no familiarizados con El Violinista Sobre el Tejado podrían tener algo convincente. El primer acto termina con un pogrom, el segundo con los judíos de la aldea siendo expulsados del país. Esto no sugiere inmediatamente una velada de entretenimiento alegre y de afirmación de la vida.

“Es la historia de gente siendo obligada a abandonar sus casas por los poderes fácticos, y ese escenario, tristemente, está desarrollándose todavía por todo el mundo hoy. Pero trata también sobre la familia, la alegría, el amor y tiene canciones fantásticas”, dice Bodinetz. Este mes Inicia la primera temporada del nuevo repertorio de la compañía de Liverpool Everyman.

Basada libremente en historias cortas en idish del autor Sholem Aleichem, El Violinista sobre el Tejado — el título viene de una imagen recurrente en las pinturas de Marc Chagall — está situada en un shtetl en la Rusia zarista en 1905. Tevie, un lechero judío empobrecido, está luchando para llegar a comprender el hecho que una forma de vida inalterada durante siglos está terminando en medio de una creciente intimidación por parte de las autoridades rusas. Cada una de sus tres hijas adultas, Tzeitel, Hodel y Java, se alejan progresivamente de las tradiciones culturales y religiosas que son la base de Tevie. La transgresión de Java es, en su visión, una traición.

El elenco de la producción original de Broadway pensaba que tendría atractivo limitado. “Todos nosotros pensábamos que iba a cancelarse después que los judíos la hubieran visto. Pensábamos que era un espectáculo para judíos,” recuerda Joanna Merlin, quien representó a Tzeitel.

Sin embargo, incluso antes del final del número de apertura en la primera noche de septiembre de 1964, los actores supieron que tenían un éxito tremendo en sus manos. Ellos estaban absolutamente en lo cierto. El violinista sobre el tejado se presentó por más de 3,200 actuaciones, convirtiéndolo en el musical de Broadway de carrera más larga en ese momento, y retribuyó más de u$s1,500 por cada dólar invertido en lo que inicialmente se pensaba era una aventura arriesgada. Ganó nueve premios Tony en 1965 y ha sido repuesto cinco veces en Broadway.

El crítico de teatro Clive Barnes del New York Times escribió de la primera reposición: “El libro, la música, las letras son absolutamente perfectas. No hay una sola canción — y en esto es como el único otro musical “perfecto”, Mi Bella Dama.

Han habido cuatro producciones en West End, 15 en Finlandia y es enorme en Japón, donde su descripción del conflicto intergeneracional y la erosión de la tradición toca una cuerda particular. Al libretista Joseph Stein le gustaba contar la historia de asistir a un estreno del espectáculo en Tokio en el cual el productor le dijo: “Dígame, ¿en Estados Unidos realmente comprenden este espectáculo? Es tan japonés.”

Todavía se estaba presentando la versión original de Broadway cuando se estrenó la película en 1971. Dirigida por Norman Jewison — él cree que el estudio le ofreció el empleo asumiendo, incorrectamente, que él era judío — fue la segunda película más recaudadora de ese año, llevándose tres Oscars. Hizo una estrella de su Tevie, el actor israelí Jaim Topol, quien había desempeñado el rol en el West End y quien, después de la película, lo desempeñaría en incontables producciones más, dando su última actuación en el año 2009.

“Parte de la genialidad del espectáculo es que este material poco prometedor tiene un cierto sentimiento edificante para él y que llega en parte de las historias originales, lo cual logra un equilibrio asombroso entre estar absolutamente desesperado y tener un tipo de humor agridulce,” explica Alisa Solomon, autora de Maravilla de Maravillas: Una Historia Cultural de El Violinista sobre el Tejado.

El Violinista se estrenó en una época propicia, con muchos de sus temas repicando con las preocupaciones políticas del momento. Apenas dos meses antes de la primera noche, la Ley de Derechos Civiles había proscripto la discriminación racial y religiosa. “Todos los creadores del espectáculo eran liberales y estaban muy atentos al movimiento de derechos civiles”, dice Solomon.

Como ejercicios de ensayo, el director Jerome Robbins hacía que los miembros del elenco improvisaran escenas de discriminación racial en el Sur estadounidense. Y aferrándolo al patriarcado, las hijas de Tevie estaban en el mismo paso que la segunda ola de feminismo que estaba apenas comenzando a emprender su camino.

Luego estaban las canciones creadas por el compositor Jerry Bock y el letrista Sheldon Harnick, genuinas canciones pegadizas bañadas con ecos de música klezmer y litúrgica judía: la conmovedora ‘Tradición’, ‘Casamentera’, ‘Si yo fuera rico’ y ‘Amanecer, Ocaso’ entre ellas.

El atractivo del espectáculo fue universal — o casi. No todos sucumbieron. El novelista Philip Roth, por ejemplo, lo descartó por “mal gusto de shtetl”.

“Hubo plenitud de ese tipo de reacción de académicos, idishistas y gente que rechazaba el teatro musical como mediocre sólo en principio,” dice Solomon.

“Esta idea del “mal gusto de shtetl” — no puedes refutarla realmente. Una versión musical de Broadway de las historias de Tevie no tiene las irónicas complejidades de la obra maestra literaria que escribió Sholem Aleichem, y sí es una visión del shtetl que es más simple y un poco más jovial que la que existía en verdad, pero ¿y qué? No está haciendo una afirmación de ser un documental. Tú no buscas en Ellos y Ellas una descripción antropológica de la Ciudad de New York. El Violinista es un gran espectáculo con canciones impresionantes y una historia irresistible.’

En el musical, el violinista simboliza las incertidumbres y peligros de la vida, pero en los 53 años desde que se aventuró por primera vez sobre su altura él no ha dado un paso en falso.

“El Violinista sobre el Tejado” está en el teatro Liverpool Everyman desde el 17 de febrero al 11 de marzo.

 

 

Fuente: Spectator
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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