RAV BENJAMÍN BLECH
Para nosotros, los terrestres, es con certeza una de las preguntas más intrigantes y de mayor trascendencia que podamos imaginar. ¿Estamos solos en el cosmos o hay, en algún lugar del universo, otros como nosotros, quizás iguales a nosotros, o quizás completamente diferentes?
Y, para quienes creemos en el relato de la creación de acuerdo a lo expresado en la Torá, las primeras palabras de la misma: “En el comienzo Dios creó los cielos y la tierra”, ¿son una divulgación completa de la creación de vida de Dios, o es meramente la información que se le brinda a los terrícolas por ser necesaria para nuestra relación con Dios, pero no pretende revelar otras manifestaciones del poder y la creatividad divina?
En resumen, ¿pueden los judíos religiosos creer en la posibilidad de vida extraterrestre? La pregunta, que hasta ahora había sido exclusivamente teórica, puede haber asumido una gran relevancia a la luz de la revolucionaria revelación hecha por la NASA esta semana. Para su gran asombro, los astrónomos de la NASA han encontrado siete planetas del tamaño de la Tierra que parecen aptos para la vida.
Algún tipo de vida, concluyeron ahora, puede haber evolucionado en al menos tres planetas de un sistema solar recientemente descubierto a tan sólo 39 años luz de la Tierra. Los astrónomos detectaron no menos de siete planetas del tamaño de la Tierra orbitando una estrella enana conocida como TRAPPIST-1. Los seis planetas internos orbitan en un área temperada, con temperaturas entre 0 y 100°C. Y en al menos tres de ellos podría haber océanos, lo cual aumenta las probabilidades de encontrar vida. Ningún otro sistema solar conocido contiene una cantidad tan alta de planetas rocosos del tamaño de la Tierra.
El astrónomo británico Dr. Chris Copperwheat, de la Liverpool John Moores University, dijo: “El descubrimiento de múltiples planetas rocosos con temperaturas superficiales que posibilitan la existencia de agua en estado líquido convierten a este asombroso sistema en un excitante objetivo futuro en la búsqueda de vida”.
De acuerdo al judaísmo, ¿es esto posible? ¿Podemos imaginar otros mundos cuyos habitantes también tienen una relación especial con Dios? Y, desde lo sublime a lo ridículo, ¿serán estos extraterrestres “judíos”, observarán las leyes de la Torá, construirán sinagogas y lugares de adoración y recolectarán dinero para causas caritativas?
Desde una perspectiva egocéntrica, si consideramos a la especia humana la única merecedora de la atención especial de Dios, debemos concluir de inmediato que “esto es todo lo que hay”. Y eso es lo que muchos sabios rabínicos creyeron. Sin embargo, lo fascinante es que una importante cantidad de opiniones en las fuentes tradicionales no sólo validan la posibilidad de vida en otros planetas, sino que encontraron confirmación bíblica y también en midrashim para esta opinión, llegando a sugerir que la creencia en un Dios todopoderoso prohíbe poner una limitación en el alcance de sus poderes creativos.
El Dr. David Weintraub, profesor de astronomía en la Vanderbilt University y autor de Religions and Extraterrestrial Life: How Will We Deal With It?, afirma que el judaísmo está espiritualmente preparado para pequeños alienígenas. “El judaísmo acepta la posibilidad de vida extraterrestre. La teología judía puede incluso exigir una creencia en vida extraterrestre, dado que el poder del Creador no tiene límites. Entonces, que los judíos digan que no podría existir vida más allá de la Tierra es inaceptable, ya que tal idea pondría cadenas al poder creativo de Dios… el universo le pertenece a Dios y Él puede hacer lo que desee hacer con el universo”.
Retrocediendo varios siglos, el gran filósofo judío Hasdai Crescas (1340-1411), en su obra clásica Or Hashem, escribió un capítulo entero en el que afirmó que la posibilidad de vida en otros planetas no está en conflicto con la creencia judía. Más aún, fuentes de Torá incluso la apoyan. Citó las palabras de Salmos 19:2: “Los cielos declaran la gloria de Dios”, el rico paisaje cósmico con todas sus maravillas continúa impresionándonos con las posibilidades infinitas de las creaciones de Dios.
Sumando evidencia para la posibilidad de la vida extraterrestre, Crescas menciona la enseñanza talmúdica de “Dios vuela entre 18,000 mundos” (Talmud Bablí, Avodá Zará 3b). Más aún, la declaración de Salmos 145:13, que “Tu reino es un reino que abarca todos los olamim (mundos)” podría implicar la existencia de vida extraterrestre, ya que, si no hubiera vida en estos mundos, ¿qué tipo de reino tendría Dios?
Otra alusión bíblica a la vida extraterrestre son las palabras en la canción de Débora, en el libro de Jueces: “Maldice a Meroz, dice el ángel del Señor, maldice amargamente a sus habitantes” (5:23). En su libro Séfer Habrit (Libro del pacto), Rav Pinjas Eliahu Horowitz (siglo XVIII) cita una clara referencia talmúdica: la declaración que afirma que Meroz es un planeta habitado en algún lugar del espacio exterior. Más aún, afirma enfáticamente que Dios creó una cantidad infinita de mundos con naturaleza física, espiritual e inter dimensional. Esta perspectiva fue apoyada por el Arízal (Rav Itzjak Luria), quien también habló de “una cantidad infinita de mundos espirituales”.
Comentando el versículo de “El cantar de los cantares 6:8, el Zóhar,” la obra maestra clásica de Cábala o ‘misticismo judío’, declara: “Las estrellas ciertamente no tienen cantidad. Pero cada estrella es llamada un mundo separado. Estos son los mundos sin número”.
Lo que no mencionaron los sabios dispuestos a aceptar la posibilidad de vida en otros planetas, fue una descripción más profunda de cómo son esos seres, qué relación tienen con Dios, qué leyes —si las tienen— los gobiernan, a “imagen” de qué fueron creados y, fundamentalmente, si comparten con nosotros el atributo del libre albedrío —la capacidad de realizar elecciones de manera independiente— que tenemos los humanos y que nos hace ser descritos como “creados a imagen de Dios”.
Simplemente no conocemos las respuestas a estas preguntas. Pero, en término de nuestra apertura a las preguntas y a nuestra disposición a investigarlas, podemos muy bien pensar en la respuesta del Rebe de Lubavitch al Dr. Velvl Greene, un prominente microbiólogo que hace años fue reclutado por la NASA en su proyecto para determinar si había vida en Marte. El Dr. Green le preguntó al Rebe, en privado, si debía trabajar en eso. El Rebe le contestó: “Dr. Greene, ¡busque vida en Marte! Y si no la encuentra allí, búsquela en otro lugar del universo. ¡Porque quedarse cruzado de brazos y decir que no hay vida más allá del planeta Tierra es ponerle limitaciones al Creador, y eso no es algo que alguna de sus criaturas pueda hacer!
Los nuevos descubrimientos de las maravillas del universo pueden acercarnos, sin lugar a dudas, un paso más allá hacia un mayor amor y entendimiento de Dios.
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