En Gaza, el camino hacia la escalada del conflicto es cada vez más corto

AVI ISSACHAROFF

Aunque tanto Israel como Hamas tienen interés en mantener la calma, queda por verse si el grupo terrorista resistirá las presiones internas para hacer una demostración de fuerza.

Los incidentes de la semana pasada demostraron una vez más, por enésima vez, la complejidad de la relación entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza.

Por un lado, es evidente que el potencial de una escalada del conflicto entre las partes sólo ha aumentado en los últimos días: más disparos de cohetes desde Gaza, que provocaron una respuesta aguda de Israel, que suscitó una amenaza de Hamas de que no se quedará de brazos cruzados ante otra represalia de Israel.

Por otro lado, también está claro que Israel y Hamas tienen un interés común en mantener las cosas tranquilas mientras puedan. Los oficiales israelíes se abstuvieron de atacar blancos en Gaza tras el último cohete que cayó en Ashkelon, y Hamas arrestó a miembros de grupos salafistas en Gaza que parecen estar relacionados con los ataques contra Israel.

Aunque Iyad al-Bazam – un portavoz del Ministerio del Interior de Hamas, responsable de las agencias de seguridad en Gaza – negó un informe de Asharq al-Awsat de que hasta 550 miembros de grupos “radicales” fueron detenidos, advirtió que “todo aquel que ponga en peligro la seguridad y la estabilidad de la Franja de Gaza se enfrentará al tribunal militar”.

En otras palabras, el mensaje de Hamas a estos grupos – y tal vez principalmente a Israel – es que no tiene intención de permitir que los grupos salafistas que apoyan al Estado Islámico y sus filas lleven a Gaza a la guerra.

El problema es que las declaraciones de al-Bazam pueden no tener mucho respaldo. Sólo podemos imaginar lo que sucederá si otro cohete disparado por uno de los grupos salafistas hace impacto en una zona poblada de Israel, provocando una sólida respuesta de Israel. ¿Qué hará Hamas en ese caso? Sus funcionarios han emitido varias amenazas veladas y no tan veladas en los últimos días, cuyo significado es claro: Hamas no tiene intención de abstenerse si Israel lo ataca tras los cohetes disparados por los salafistas. Como dijo un sitio web afiliado a Hamas: “cohete por cohete, puesto por puesto, blanco por blanco”.

Por supuesto que tales amenazas tienen como objetivo disuadir a Israel. El problema es que al hacerlo aumenta el riesgo en el que Hamas se involucra. Y requiere que demuestre, al menos para el público palestino, que puede refrendar con acciones sus amenazas, aunque no tenga interés en un enfrentamiento con Israel. De aquí la conclusión de que el camino hacia la escalada del conflicto es cada vez más corto.

En un escenario optimista, Hamas se elevará por encima de sus intereses políticos internos y considerará sus movimientos con mucho cuidado. Pero esto no es lo que ha ocurrido en el pasado; cuando Hamas enfrentó dificultades internas en los últimos años, optó por liberarse de ellas entrando en conflicto con Israel.

Sin embargo, es posible que la influencia de Yahya Sinwar, el nuevo líder de Hamas en Gaza, permita al grupo retractarse de sus amenazas sin ser arrastrado a un conflicto armado.

En la prisión israelí, Sinwar, un asesino convicto que muchos en Israel ven como extraordinariamente radical, fue capaz de ceder cuando se requería. Las personas que lo conocieron durante ese período de 22 años recuerdan que “Abu Ibrahim” – como era conocido – eligió en más de una ocasión llegar a acuerdos con las autoridades penitenciarias para evitar conflictos que sabía que no podía ganar.

Sinwar y sus socios pueden entender ahora, también, que hay poco que ganar con la guerra, o no.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico