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miércoles 18 de diciembre de 2024

Sangre nueva para Fatah y Hamás

GRANT RUMLEY

Lo que significa el ascenso de Aloul y Sinwar para la política palestina.

Los políticos palestinos tienden a ver los límites de mandato como sugerencias casuales. Esto es especialmente así en el caso de los dos partidos palestinos más grandes: el nominalmente laico Fatah, que administra las áreas de la Margen Occidental controladas por palestinos, y el grupo terrorista islámico Hamás, que controla la Franja de Gaza. Pero el desdén usual de esos dos partidos por las transiciones políticas suaves pareció desvanecerse en febrero, cuando Hamas eligió a un comandante militar, Yehya Sinwar, para desempeñarse como el próximo líder en Gaza, y el miembro más veterano del aparato, Mahmoud al-Aloul, se volvió el primer vicepresidente en la historia de Fatah. La elevación de ambos hombres puede señalar un cambio de línea dura en la política palestina.

El nuevo contendiente de Fatah

Para Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina (AP) y el jefe de Fatah, el nombramiento de Aloul como vicepresidente del partido fue un golpe táctico. Los aliados y rivales de Abbas lo han acosado durante años acerca de la necesidad de nombrar un sustituto y comenzar a planificar una transición estable, pero Abbas, quien tiene 81 años de edad y teme envalentonar a sus retadores, se ha rehusado a hacerlo durante mucho tiempo. En su lugar, el presidente ha pasado mucho de su tiempo en el cargo consolidando su control del poder y haciendo a un lado a sus rivales, asegurándose de que permanezcan demasiado débiles o impopulares como para amenazarlo. Cuando surgieron rumores de que Fatah se estaba escindiendo antes de una conferencia partidaria en noviembre pasado, por ejemplo, Abbas prohibió que los disidentes asistieran a la reunión y utilizó las elecciones internas del grupo para purgar a sus rivales.

Al nombrar a Aloul, de 66 años, como vicepresidente de Fatah, Abbas ha elevado a un hombre que tiene un pedigree para dirigir finalmente el partido, pero todavía carece de la influencia para desafiar en forma directa su liderazgo. Un miembro de Fatah de largo tiempo y veterano del ala militar del partido, Aloul fue responsable por la captura y petición de rescate en 1983 de seis soldados israelíes en Líbano; en la década de 1990, se desempeñó como gobernador en la Margen Occidental. Aloul es ahora el jefe de movilización de Fatah—un rol en el cual maneja las actividades de las bases del partido—y organiza frecuentemente protestas contra Israel.

La elevación de Aloul significa que no puede ser descartado en la carrera para reemplazar a Abbas. Eso ha alejado a otros dos candidatos importantes para el empleo principal, Marwan Barghouti y Jibril Rajoub. Barghouti está cumpliendo múltiples cadenas perpetuas en una prisión israelí por orquestar ataques terroristas durante la segunda intifada (aunque él ha estado políticamente activo mientras está en prisión), y Rajoub es un veterano de los servicios de seguridad de la AP en la Margen Occidental. Ambos son miembros del organismo más alto de toma de decisiones de Fatah, el Comité Central.

Después del nombramiento de Aloul, la esposa de Barghouti criticó públicamente a los líderes de Fatah por no nombrar a su esposo el número dos de Abbas. Rajoub fue más conciliatorio, organizando rápidamente una foto con Aloul para demostrar su consentimiento. Pero una vez que Abbas abandone el cargo, la competencia entre los tres hombres—y cualquier otro aspirante—podría volverse potencialmente violenta.

Territorio inexplorado

La reciente intriga dentro de Fatah fue emparejada por las elecciones internas secretas de sus rivales en Gaza, cuyos resultados parciales fueron dados a conocer a mediados de febrero. Si hay un líder que podría llevar a Hamas a un lugar aún más radical, es Sinwar. El hombre de 55 años es un veterano del ala militar de Hamás, las Brigadas Qassam, y pasó más de 20 años en prisión por coordinar actividades terroristas. Él fue puesto en libertad en el 2011 como uno de los más de mil prisioneros palestinos a quienes Israel intercambió por Gilad Shalit, un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel que había sido capturado por Hamás. En los meses después de su liberación, Sinwar ascendió rápidamente dentro de la organización, asegurando un lugar en el 2012 como el representante del ala militar del grupo en el politburó. Como buen intransigente, protestó por los términos del intercambio de prisioneros que llevó a su libertad como muy conciliatorios y ha matado según, se informa, a más de una docena de militantes de Hamás por colaborar con Israel.

El reemplazará a Ismail Haniyeh como líder de Hamas en Gaza; Haniyeh probablemente reemplazará a Khaled Meshaal como el jefe general del grupo.

Durante años, Hamas ha estado dividido en múltiples centros de poder. La división entre las alas política y militar del grupo ha sido exacerbada por las brechas entre sus líderes en Gaza y aquellos en el exilio. El ala política de Hamás ha gozado típicamente de primacía, pero en los últimos años las Brigadas Qassam han operado cada vez más sin el consentimiento del ala política. Cuando los miembros del ala militar en la Margen Occidental secuestraron a tres adolescentes israelíes en el 2014, por ejemplo, Meshaal negó primero la participación de Hamás antes de admitir que a él no se le había dicho por adelantado de los secuestros. El ascenso de Sinwar puede señalar que está en marcha el eclipse total del ala política por parte del ala militar.

La elección de Sinwar probablemente aumentará el potencial para otro enfrentamiento entre Hamás e Israel. Los funcionarios militares israelíes estiman que los gazatíes no tienen ningún apetito por una nueva ronda de violencia, pero eso no significa que Hamas no está pensando en otro conflicto. El grupo ha reabastecido su arsenal a los niveles que mantuvo antes de su guerra del 2014 con Israel y ahora controla al menos 15 túneles dentro de Israel. Como el ex representante del ala militar en el politburó—el equivalente al secretario de defensa del grupo—Sinwar fue responsable por esta postura.

El ascenso de Aloul y Sinwar ha llegado en un momento potencialmente combustible. Tanto Fatah como Hamás están en territorio inexplorado, gracias al ascenso de una nueva administración en los Estados Unidos y a las perspectivas oscuras de negociaciones de paz fructíferas. Abbas está en aprietos. Su gobierno pro-diplomacia se ha vuelto aún más susceptible a las críticas del proceso de paz de miembros rencorosos de Fatah y funcionarios de Hamás tales como Mahmoud al-Zahar, quien hace poco llamó “traidor” a Abbas y lo acusó de “desperdiciar nuestro tiempo y ayudar a los israelíes a expandir los asentamientos.” Sin un horizonte diplomático en la Margen Occidental o mejoras humanitarias en Gaza, Fatah y Hamás tienen poco para vender a su pueblo. Los miembros más violentos pueden comenzar por ofrecer sus propias alternativas.


Fuente: Foreign Affairs
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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