Una de las premisas básicas del judaísmo es que la Torá fue dictada por D-os a Moisés. Eso quiere decir que es perfecta y que cada pasaje, cada palabra es relevante. También se piensa que la Torá nos fue dada para enseñarnos la forma correcta de acercarnos a D-s a través de actuar éticamente. Cada uno de los pasajes tiene numerosas enseñanzas y una sabiduría profunda.
En este artículo el rabino Daniel Travis nos habla del momento en que Jacobo llega a la tierra de Labán y pregunta por él. Tan solo de estos tres renglones podemos aprender sobre cómo tratar al prójimo y no decir lashón hará (lengua mala, chisme o crítica nociva). Hay momentos en los cuales se puede hablar mal de otra persona; sin embargo, criticar a un ser humano de forma injustificada es una falta grave. Travis retoma varios pasajes de rabinos que comentan sobre este vicio.
Lashón Hará. Rabino Daniel Travis.
“Jacobo preguntó: “¿Conocéis a Labán, hijo de Najor?” – “Lo conocemos”- ellos contestaron. “¿HaShalomlo?” [¿Está bien?] volvió a preguntar. “Shalom” [Paz] contestaron ellos, “y aquí viene su hija Rajel con las ovejas” (Bereshit 29:5 – 6)
[Nota: “Shalom” en hebreo es “paz”, sin embargo se usa también para saludar y preguntar por el bienestar de una persona. A continuación veremos los dos usos que cobra la palabra]
Aunque pareciera que estos diálogos son una conversación inocente e irrelevante, muchas cosas suceden en ellos tras bambalinas: Cuando Jacobo preguntó por Labán: “¿Hashalom lo?” no estaba preguntando por el bienestar o el estado de Labán; estaba tratando de averiguar si Labán era un hombre pacífico, que estaba en paz (“shalom”) o un hombre propenso a la discusión y el pleito.
Los otros campesinos no quisieron mentir diciendo que Labán era un hombre tranquilo; sin embargo, tampoco querían decir la verdad porque no era una verdad agradable la que ellos conocían. Por ello respondieron con una sola palabra: “Shalom”, que implica el estado general de paz y la armonía que reina en el mundo; inmediatamente después, cambiaron el tema y señalaron a Raquel que iba llegando. Moshav Zekeinim en Bereshit 29:5-6.
Cuando una persona conoce a alguien que vive cerca de sus amigos o familiares, es común que pregunte sobre el bienestar espiritual de aquellos a quienes conoce. La respuesta que uno debe dar a esas preguntas depende de la intención de quien pregunta: si desea usar la información que recibe para ayudar a la persona sobre la cual se habla, entonces, el interlocutor está obligado a responder con la verdad, incluso si la respuesta es difamatoria.
Sin embargo, si la persona que pregunta lo hace únicamente por curiosidad, el interlocutor tiene prohibido decir cosas negativas sobre el sujeto del cual se habla. Uno debe de encontrar la forma de evitar contestar las preguntas, sin dejar en evidencia los defectos de la persona. Chofetz Chaim 4:11
Ni una de estas reglas aplica si sospechamos que alguien ha robado a otra persona o la ha lastimado de alguna forma. En tal caso, estamos obligados a decir la verdad y revelar los hechos a aquellos que tienen la posibilidad de comprobarlos. Sha’arei Teshuvah 3:221.
Sin embargo, en caso de que una persona se haya rehusado a hacer un favor a alguien más, pero nadie fue dañado, está prohibido decir a otros qué sucedió, porque eso sería considerado lashon hará. Chofetz Chaim 5:1.
Fuente: torah.org
Escrito por rab Daniel Travis / Traducido por Aranza Gleason.
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