TOBY AXELROD / En un festival culinario sin precedentes, las noches de la ciudad se aderezan con degustaciones, exposiciones y conferencias
Una mera sala para estar de pie en Fine Bagels, una panadería escondida dentro de la librería Shakespeare and Sons en el antiguo Berlín Oriental. Estantes de libros alineados en las paredes, mesas de café de un extremo a otro, y, justo en el medio del espacio, un gran plato de patatas ralladas.
Esta noche trataría de comida polaco-judía, y la multitud estaba lista.
El evento atrajo a unos 70 participantes y fue uno de los varios en una historia de sorprendente éxito de la Semana de Comida Judía de Nosh Berlin, considerada la “primera semana de comida judía” en la capital alemana. Comenzó el 17 de marzo y continúa hasta el día 25.
Nosh Berlin fue improvisado con un presupuesto reducido por la periodista alemana Liv Fleischhacker y la empresaria judía estadounidense Laurel Kratochvil, co-propietaria de Fine Bagels.
“Mi nana me dio 1.000 dólares para organizar esto”, dijo Kratochvil, quien llegó a Berlín hace seis años desde Praga, donde vivía desde 2007.
Su nana, o abuela, es Helen Fine de Nueva Inglaterra, cuyas recetas (muchas heredadas de su propia madre) forman la columna vertebral del menú de bageles.
Kratochvil dijo a JTA que pensaba organizar un par de talleres y una cena de Shabat. “Pero se ha convertido en algo mucho más grande”, dijo.
Nosh Berlin se convirtió en una aventura multifacética, de una semana de duración, sobre cocina judía o al estilo judío, que tiene lugar en los restaurantes de la ciudad. Ha habido proyecciones de películas relacionadas con los alimentos, conferencias, cenas de Shabat y más.
Mientras que Nosh Berlin es probablemente el primer festival de comida judía de una semana, Berlín tiene otros eventos judíos populares centrados en la comida, como el mercado “Kosher-Fest” anual, una extravagancia de cocina kosher organizada por Yehuda Teichtal, rabino en la Comunidad judía de Berlín y jefe del Centro Educativo Judío Chabad de Berlín.
Actualmente, Berlín tiene un puñado de restaurantes kosher, entre ellos uno dentro del centro de Chabad, así como Bleiberg’s, un restaurante de productos lácteos en Nürnberger Strasse.
Además, hay varios restaurantes de estilo israelí y ruso repartidos por toda la ciudad, y cafés de bagel estilo neoyorquino, como Barcomi’s, Salomon’s y Fine Bagels. En una ciudad de 4 millones – con una población judía no oficial de unos 30.000 – estos restaurantes cuentan con turistas y con la popularidad general de la comida judía o israelí.
Nosh Berlín es otro testimonio de la popularidad de tal cocina. Entre los puntos destacados de la semana: Comida de Irán, Marruecos, Italia y – sí – Polonia.
El lunes por la noche, Anna Gulinska del Centro Comunitario Judío de Cracovia -que no es judía pero podría serlo, a juzgar por todo el yidish que desprende a su alrededor- dio una animada charla sobre las similitudes entre los alimentos tradicionales polacos y judíos.
“Se puede discutir qué fue primero, si la cocina judía o la polaca, y en este momento nunca lo sabrás”, bromeó, señalando las similitudes entre ushka y kreplach [dumplings], malishniki y blintzes, hauka y jalá.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico
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