Los tres manuscritos de Luis de Carvajal, con los que inicia propiamente la literatura judía en la América española durante el siglo XVI y que habían permanecido fuera de México por más de ocho décadas, fueron recuperados por el gobierno mexicano y estarán bajo el resguardo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Dichos manuscritos regresan al país después de las gestiones realizadas por la Secretaría de Cultura, al ser notificada por el Consulado General de México en Nueva York de su puesta en venta en una casa de subastas, y tras ser confirmada su autenticidad por parte de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El filántropo Leonard L Milberg fue quien avisó de la existencia de dichos documentos, sustraídos ilegalmente del país en 1932 por Jacob Nacbin de ascendencia judía, polaca brasileña y estadounidense. El también coleccionista decidió adquirir los documentos y donarlos al gobierno mexicano, con la única petición de poder mostrarlos previamente en una exposición en el Museo de la Sociedad Histórica de Nueva York.
Milberg, quien no reveló cuánto pagó por los documentos, decidió entregarlos a México como un homenaje a Rafael Kalach, integrante de la comunidad judía capitalina.
El histórico documento fue entregado de manera formal el pasado 21 de marzo en la Cancillería de la Ciudad de México, mediante un acta de entrega recepción signada por el consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores Alejandro Alday Gonzalez y el director de la BNAH , Baltazar Brito.
Durante el acto protocolario Baltazar Brito sostuvo que los manuscritos pertenecieron a un personaje de ascendencia judía llamado Luis de Carvajal, el Mozo, quien fue acusado en dos ocasiones de ser judaizaste de la Santa Inquisición . Al seguirle un proceso judicial, los escritos fueron utilizados en su contra como prueba fehaciente de su herejía.
Desde el punto de vista literario, destacó los documentos son considerados como los primeros textos judíos en América, escritos por Luis de Carvajal, quien también fue un gran poeta.
Los tres manuscritos son de gran valor, en especial en denominado Las memorias de Luis de Carvajal un pequeño cuadernillo elaborado en papel de trapo (nueve cm de ancho por 11.5 de largo) con 46 páginas en el que el judío escribe su historia desde que sale de Europa hasta su llegada a la Nueva España, la vida de su familia en Veracruz y los momentos antes de ser apresado por la Inquisición y sentenciado a morir en la hoguera.
José Guadalupe Martinez, subdirector de archivos de la BNAH añadió que no es una autobiografía, sino un texto en el cual habla de su fe y de la necesidad de vivir ocultando ese fervor. Es una especie de relato novelado, que representa el inició de la literatura judía en América, lo que lo convierte en un documento valioso. Luis de Carvajal no es un literato como tal pero tiene una memoria prodigiosa y cita sin error los rezos del Antiguo Testamento, pues era un hombre muy ilustrado.
Los otros dos textos son de orden religioso Lex Adonai o La ley de Dios compuesto por cuatro hojas en latín remarcadas en letras de oro, que abordan los aspectos religiosos que profesaba. Se consideraba asi mismo un rabino, un iluminado que debía de llevar la palabra de Dios a todo el mundo. En tanto, El modo de adorar a Dios y ejercicio devotísimo de oración, lo utilizaba para orar en la celebración de Yom Kippur. Consta de 24 páginas y es un preámbulo de la oración que incluye algunos rezos del Antiguo Testamento. Todos los textos fueron firmados con el seudónimo de Joseph Lombroso, pera al analizarlos se comprobó que eran de la autoría de Luis de Carvajal, el Mozo.
Los Carvajal eran una familia portuguesa que se volvió al cristianismo, durante un tiempo vivieron en Portugal y España Posteriormente emigraron a América. Luis de Carvajal el viejo, fue gobernador del Nuevo Reino de León, territorio por el que entró en conflicto con el virrey de la Nueva España, Lorenzo Suarez de Mendoza, quien buscaba despojarlo de sus tierras.
El virrey, al enterarse de que la familia seguía practicando el judaísmo, la denunció ante la Santa Inquisición, la cual emprendió un proceso en su contra que duró cuatro años. Su sobrino Luis de Carvajal el Mozo, así como su madre, dos de sus hermanas y su mejor amigo Miguel de Lucena, murieron en la hoguera, además de otros 120 miembros de la sociedad novohispana fueron acusados de judaizantes.
Martinez García sostuvo que los documentos que Luis de Carvajal guardaba dentro de su sombrero para no ser descubierto, fueron robados en 1932 del Archivo General de la Nación, donde se encuentra un vasto acervo sobre su proceso inquisitorial.
El doctor Baltazar Brito trabaja en la transcripción paleográfica de los documentos, que fueron escritos en español antiguo y latín. Su letra es un tanto divicil porque maneja dos tipos de letra, una más cuidad que la otra, porque al parecer no tenía las condiciones adecuadas para escribir.
Añadió que al ser los primeros tetes judíos escritos en América española, han sido estudiados por otros historiadores como Vicente Riva Palacio y Manuel Payno.
El público podrá admirar este documento histórico en la muestra El retorno a México que será inaugurada el próximo 4 de abril en el Museo Memoria y Tolerancia.
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