La Mishna en Bava Kamma 83b, dice: “el que hiere a otro es responsable de pagar, además del daño causado por el dolor causado, por los costos para curarse, por el tiempo perdido para ganarse el sustento y por la humillación”.
MARCOS GOJMAN
En “Los Miserables” de Victor Hugo, el personaje principal, Jean Valjean, es enviado a prisión, inicialmente por cinco años, por haber robado una hogaza de pan. La novela se ubica en Francia, en 1795. Hoy en día, en algunos regímenes fundamentalistas islámicos, el castigo por robar más de un cuarto de Dinar, es cortarle la mano al ladrón. En algunas sociedades, el castigo es o era desproporcionado al daño cometido.
Está escrito en Éxodo 21:23-25: “Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.” El concepto se repite en Levítico 24:18-20 y en Deuteronomio 19:21. A esta máxima se le conoce como la Ley del Talión, del latín “talis” que significa “idéntico” o “semejante”, lo que quiere decir que la pena impuesta debe ser idéntica o equivalente al daño. Esta era una idea revolucionaria, especialmente en el mundo de la época bíblica, cuando era muy común que el castigo no era proporcional al daño causado. Con todo, en la literatura judía, no se conoce de ningún caso en que esta ley se haya aplicado literalmente.
Los rabinos en la época de la Mishnah, (siglo I EC) fueron más lejos. En el capítulo 8 del tratado Bava Kamma del Talmud discuten extensamente el tema y finalmente deciden que la compensación debe ser económica, pues aplicar el mandamiento de forma literal presentaba dificultades legales y éticas. Uno de los muchos argumentos que presentaron fue lo que, R. Simon b. Yohai dijo: “Ojo por ojo significa compensación en dinero y no sacarle el ojo al culpable, ¿Cómo haces entonces en el caso dónde un ciego saca el ojo de otro hombre, o donde un lisiado corta la mano de otro, o donde un cojo rompe la pierna de otro? ¿Cómo se puede cumplir en este caso el principio de ojo por ojo?” Para el ciego que le sacó el ojo al otro, no es castigo que le saquen el suyo.
La Mishna en Bava Kamma 83b, continua con el tema y dice: “el que hiere a otro es responsable de pagar, además del daño causado (quedar manco, por ejemplo), por el dolor causado, por los costos para curarse, por el tiempo perdido para ganarse el sustento y por la humillación”. La cantidad a pagar la determina una corte rabínica.
¿Qué quiere decir todo esto? Los rabinos, en los primeros años de la Era Común, reinterpretaron y modificaron la aplicación del precepto bíblico para hacerlo más humano. Postura que se repite infinidad de veces, en muchos temas, en las páginas del Talmud. El judaísmo rabínico no sólo consideraba el aspecto legal, sino también pensaba en los efectos que tendría en el hombre.
El principio de “ojo por ojo”, que se encuentra en la Biblia, se ha completamente mal entendido. Se piensa generalmente que es una prescripción bárbara enfocada en la venganza personal y se contrasta a menudo con el principio del Nuevo Testamento de poner la otra mejilla. Ghandi decía que el ojo por ojo iba a dejar ciego a todo el mundo. “Ojo por ojo, diente por diente, vida por vida” se encuentra en las secciones de la Biblia que instruyen a los jueces cómo castigar a los criminales. Es estrictamente una instrucción para la justicia, no para la venganza personal.
Bibliografía: Adam Kirsch: “Is an eye for an eye really an eye for an eye?” y otras fuentes.
Fuente:alreguelajat.com
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