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sábado 02 de noviembre de 2024

La verdadera intolerancia de Occidente: el rechazo a los cristianos perseguidos

Por fin, tras años de apatía e inacción, Washington está tendiendo su muy solicitada mano para ayudar a los cristianos de Oriente Medio. El presidente de EE.UU, Donald Trump, anunció hace poco que los cristianos perseguidos tendrán prioridad a la hora de acceder a la condición de refugiado.

UZAY BULUT

Cristianos y yazidíes están expuestos al genocidio a manos del ISIS y otras organizaciones islamistas, incursas en una vasta campaña para esclavizar a las minorías no musulmanas y destruir su patrimonio cultural.

El investigador Hannibal Travis escribió en 2006:

“Por desgracia, Occidente ha decidido no mostrar solidaridad a los cristianos de Oriente Medio y centrado su diplomacia en los intereses petroleros y el conflicto árabe-israelí. Así, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han ignorado en general las persecuciones contra los cristianos de Irak, el Líbano, Egipto y Sudán –mientras han corrido a salvar a los Estados musulmanes ricos en petróleo de Arabia Saudí y Kuwait–, y también contra las minorías kurdas, bosnias y kosovares asediadas. (…) se ha informado de que los soldados estadounidenses en Irak no siempre intervienen para impedir la persecución de los cristianos, tal vez para que no se piense que “se ponen del lado de los cristianos” y den lugar a represalias.”

Después, los sedicentes progresistas de Occidente –incluso algunos cristianos– empezaron a presionar para que no se actuara.

Los cristianos nativos de Irak y Siria no sólo se enfrentan al genocidio a manos del Estado Islámico (ISIS) y otras organizaciones islamistas, también ven cómo sus solicitudes para inmigrar a los países occidentales han sido relegadas –vergonzosa pero no sorprendentemente– por la ONU.

Un ejemplo. Un grupo de armenios de Irak huyó de sus hogares después de que el ISIS llegara a la zona. Se fueron a Yozgat, en Turquía. El periódico Agos publicó un reportaje sobre ellos el 21 de diciembre de 2015:

Sus condiciones de vida son muy duras. La ONU no pudo fijar ninguna cita para tramitar sus solicitudes de inmigración hasta 2022. No saben cómo van a poder vivir en esas condiciones durante siete años. Lo único que quieren es reunirse con sus familiares.

Yozgat, una de las ciudades anatolias donde sufrieron los más terribles asesinatos y el exilio a manos musulmanas durante el genocidio de 1915, es el lugar al que están volviendo los armenios, esta vez luchando por sobrevivir en medio del desempleo, la pobreza, el hostigamiento, la intolerancia y las enfermedades.

Sant Garabedyan, de 23 años, dijo que a los cristianos no se les da trabajo:

“Llevo en Yozgat dos meses. Vivimos ocho personas en la misma casa (…) Nadie me contrata porque soy cristiano. Mi mujer es caldea y no lleva la cruz en el pecho porque tiene miedo.”

Alis Salciyan aseguró haber abandonado Irak por temor al ISIS:

“Llevamos aquí un año. Cuando el ISIS llegó a Irak, en Bagdad teníamos miedo (…). Alguien me vio el colgante por la calle y, mirándome a los ojos, me escupió. Después de aquello, me lo quité y lo dejé en casa (…) Presentamos una solicitud de inmigración en la ONU, pero nos citaron para 2022, aunque a otros les habían dado citas para los próximos cuatro años. Tenemos que esperar aquí durante siete años.”

Gazar Setrakyan declaró que se fue de Bagdad la noche en que el ISIS llegó a la ciudad:

“Cuando llegaron los militantes del ISIS (…), escribieron “casa de cristianos” en nuestra puerta. Era imposible quedarse allí. Dejamos nuestra casa y nuestras tres tiendas y huimos.”

Lusis Sarkisyan dijo que su hijo, que había trabajado para los estadounidenses en Irak, era objetivo del ISIS:

“Un día, los militantes del ISIS amenazaron a mi hijo diciéndole que matarían a su familia si seguía trabajando con los americanos. Tuvimos que escapar.”

Sarkisyan añadió que las autoridades de la ONU le habían citado para tramitar su solicitud de inmigración para 2018. “No sé qué vamos a hacer hasta entonces”.

Incluso cuando los Estados europeos aceptan refugiados cristianos, no los protegen de los ataques de los musulmanes en los centros de acogida.

Según los datos de una encuesta de la organización de defensa de los cristianos Open Doors USA, los refugiados de origen cristiano y yazidí que han huido de la persecución en lugares como Siria e Irak siguen enfrentándose a ataques de motivación religiosa en Alemania.

Cerca de 800 refugiados cristianos y yazidíes habían sido atacados por otros refugiados en los centros y campos de socorro, según un informe titulado La desprotección de las minorías religiosas en Alemania realizado entre el 15 de febrero y el 30 de septiembre de 2016.

A la pregunta sobre la naturaleza de los ataques, la agresión se citaba con más frecuencia, seguida de amenazas de muerte, dirigidas directamente a los refugiados cristianos o a sus familias en Alemania o en sus países de origen.

Cuarenta y cuatro personas dijeron haber sido víctimas de agresiones sexuales. Otras formas de persecución incluyen insultos, amenazas generales y ataques físicos que no se han definido como agresiones. El 11% de los interrogados se sentían intimidados por el alto volumen de la música o las oraciones.

Un refugiado procedente de Irak dijo haber recibido amenazas de muerte después de que unos musulmanes lo vieran leyendo la Biblia:

“Querían que me volviera a convertir al islam. El director del centro dijo que no podía hacer nada y que no podía protegerme. Como yo temía por mi vida, se lo conté a un trabajador social que después escribió un informe. Las amenazas de muerte fueron a más. El intérprete trató de quitar importancia a las amenazas y ocultarlas al departamento de bienestar social. El departamento dio orden a la dirección del centro de que se esforzara más en asegurar mi integridad. Fueron incapaces de hacerlo, y por lo tanto me trasladaron a otro centro.”

“Los musulmanes me decían que el islam ‘nos da permiso para derramar tu sangre’ y ‘tu aliento y tu ropa son impuros'”, reveló un refugiado de Irán.

Una refugiada iraní declaró:

“Al principio todos se portaban bien con nosotros. Después se enteraron de que yo era cristiana. Cogían el agua sucia que habían usado para limpiar y nos la tiraban desde la planta de arriba (…) Ya no sé qué pasó después de aquello. (…) Hasta hoy [diecisiete días después] no han tomado nota de mis quejas.”

Los yazidíes también se están enfrentando a ataques y discriminaciones, según el informe.

De los diez refugiados yazidíes, tres de ellos recibieron amenazas de muerte, dos sufrieron acosos sexuales y cinco padecieron otras formas de persecución; seis dijeron que estos incidentes se produjeron numerosas veces. En tres de los casos, los perpetradores eran también refugiados, y en otros tres casos eran familiares del personal de seguridad. Cinco de las víctimas no denunciaron nada porque les parecía inútil.

Los trabajadores de los centros de refugiados también participan en la discriminación. Casi un tercio de los entrevistados dijeron que la mayoría de la discriminación y la violencia provenía de los guardias de los centros de refugiados de origen musulmán. Dice el informe:

“Cuando surge un conflicto, gran cantidad de trabajadores musulmanes muestran su solidaridad hacia otros musulmanes, u obstruyen o trivializan las denuncias. Los intérpretes influyen ilegalmente en el resultado de los procesos de asilo, y a veces participan activamente de la discriminación en los centros.”

Un cristiano iraní declaró:

“Tuve un problema y lo reporté en el punto de información una y otra vez. Había alguien que siempre insultaba a nuestra madre y a nuestra hermana. Decía que eran neciz [impuras].”

“Los de seguridad son todos árabes, y sólo ayudan a los árabes”, dijo un cristiano eritreo. “Siempre que alguien hace algo malo en el centro, dicen: ‘Han sido los cristianos’, aunque no hayamos hecho nada”.

Sólo en rarísimos casos los afectados (17%, 129 personas) llegaron a presentar una denuncia personal a la Policía, según el informe.

Si se incluyen los informes y las quejas presentadas a la dirección de los centros, sólo el 28% (213) pidieron protección a las autoridades alemanas. El 54% de los entrevistados (399) citaron motivos específicos para no presentar denuncia alguna: el 48% tenía miedo, especialmente a ataques repetidos o de que la situación se agravara (36%). Otros motivos eran que no había vías seguras de contactar o comunicarse con la Policía o las autoridades correspondientes, la barrera del idioma (14%) y la impresión de que la denuncia sería igualmente en vano.

En otros Estados europeos –incluidos Austria, Suiza, Francia, Reino Unido, Suecia, Países Bajos, Italia, España y Grecia–, los refugiados cristianos y yazidíes también están sufriendo ataques a manos de los refugiados de origen musulmán.

Berlín está rechazando solicitudes de asilo de refugiados cristianos y deportando a estos injustamente, según un pastor de Alemania.

El doctor Gottfried Martens, pastor en la Iglesia Luterana de la Trinidad, en Berlín, denunció que el Gobierno alemán está rechazando casi todas las solicitudes de asilo de la mayoría de los refugiados iraníes y afganos que son miembros de su congregación, que llevan años en Alemania esperando que el Gobierno atienda sus casos, según CBN News.

El arzobispo melquita greco-católico de Alepo, Jean-Clément Jeanbart, declaró en una entrevista:

El egoísmo y los intereses serviles defendidos por vuestros Gobiernos acabarán matándoos, también. Abrid los ojos. ¿No visteis lo que pasó hace poco en París?

Al parecer no lo vieron. Siguen viviendo sin aceptarlo. Según las cifras del Gobierno de EE.UU, de los casi 11,000 refugiados sirios admitidos en Estados Unidos en el ejercicio de 2016, sólo 56 eran cristianos.

Cuando planteas el problema de que los Estados occidentales acepten migrantes musulmanes de Siria e Irak sin vetarlos por sus vínculos yihadistas, mientras se deja abandonadas a las víctimas cristianas y yazidíes de los yihadistas, te acusan de ser “intolerante” o “racista”. Pero la verdadera intolerancia es abandonar a los cristianos y los yazidíes de Oriente Medio, las principales víctimas de los genocidios que están teniendo lugar en Siria e Irak.

Es cierto que los musulmanes chiíes, incluso algunos musulmanes suníes –en particular los laicos, los no practicantes y los moderados– están también amenazados por el Estado Islámico. Pero el ISIS y otras organizaciones islamistas no están tratando de acabar con el islam y los musulmanes. Al contrario: su objetivo es institucionalizar aún más el islam e incluso expandir el influjo musulmán a otros territorios e instaurar un califato (imperio islámico) basado en las escrituras islámicas.

Ayudar a las minorías religiosas del mundo musulmán es no sólo un asunto humanitario, también un asunto político de vital importancia para Occidente. Algunas personas podrían pensar que EEUU u Occidente no deberían implicarse en la política de Oriente Medio. Pero si Occidente sigue haciendo la vista gorda a la radicalización islámica de Oriente Medio y el Norte de África, ¿qué puede esperarse que pase?

Mientras los islamistas sigan logrando victorias en diferentes países, y los cristianos y otros no musulmanes sigan siendo exterminados, los islamistas tendrán más poder y agallas para expandirse por Europa y otras partes del mundo.

La ideología islámica radical nunca se detiene cuando se hace con las riendas. Es una ideología genocida, imperialista y colonialista. Su objetivo es matar o someter a todos los no musulmanes bajo su férula. La yihad islámica empezó en el siglo VII, en la Península Arábiga. Después, a base de masacres y presión social, incluido el impuesto de la yizia y la dhimmitud, se extendió por tres continentes –Asia, África y Europa– y persiguió a innumerables pueblos nativos.

Una de las maneras más efectivas de frenar esta pauta es apoyar a los cristianos y otros no musulmanes en Oriente Medio. Occidente no sólo ganaría unos importantes aliados en Oriente Medio; también se debilitaría la influencia política, militar y económica de los islamistas.

Los países occidentales deberían acoger inmediatamente a cristianos y yazidíes –los principales objetivos de los genocidas–, y estudiar formas de empoderarlos en sus países natales, así como crear refugios seguros para ellos. Ya es hora de que, además del de EEUU, otros Gobiernos occidentales vean por fin que ellos mismos son los cristianos de Oriente Medio.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org

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