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Cuando el Ejército del Tercer Reich disolvió a los Scout, un nuevo grupo surgió entre los jóvenes polacos, debieron pasar 40 años tras el fin de la Segunda Guerra Mundial para que se reconozca su heroísmo.
El primero de agosto de 1944 se registró en Varsovia la mayor rebelión civil que enfrentarían los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La rebelión tenía como objetivo lograr la independencia de Polonia, ocupada por alemanes y la Unión Soviética en 1939, cuando estos eran aliados.
La cadena británica BBC entrevistó a Andrei Slawinski, uno de los protagonistas de ese episodio clave en la historia polaca, cuando está por conmemorarse el 71 aniversario. Cuando los nazis ocuparon Polonia “se comportaron relativamente bien”, comienza Slawinski su relato, aunque a medida que se intensificó la presencia nazi, las cosas fueron empeorando.
Así como persiguieron a la élite intelectual polaca, los nazis expulsaron a miles de personas de sus hogares, forzándolos a trabajar en campos de concentración, incluyendo a los niños. Confiscaron propiedades y clausuraron todas las instituciones culturales del país. Incluso prohibieron a la Organización Scout de Polonia. Así fue cómo los scout pasaron de inmediato a convertirse en militantes activos de la resistencia.
En 1942 uno de esos scout contactó a Andrei. “Un día cuando estaba en la escuela, y tenía 13 o 14 años, uno de los muchachos se me acercó y me preguntó si quería pertenecer a los zawisza, una palabra polaca para describir a un caballero medieval, reconocido por sus altos valores morales y amor por su país. Yo dije que sí”, recuerda.
“Todo lo hacíamos bajo un absoluto secreto. Ni mis padres sabían qué estaba haciendo. Yo tenía reuniones con ochos personas en mi casa. Ellos sabían que estaba pasando, pero no decían nada”, explica Andrei. De acuerdo con la BBC, Andrei y sus amigos no participaron de ninguna acción bélica, sino que pasaban el tiempo discutiendo sobre política y sobre su papel cuando viniera el levantamiento contra los nazis.
No obstante, para finales de 1943 el curso de la guerra había cambiado. Los nazis se encontraban en retirada, rebasados por el poderío del ejército de la entonces Unión Soviética. El ejército soviético había ocupado toda la región oriental de Polonia al inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando ilegalizaron a los scouts. Ahora, a principios de 1944, estaban listos para tomar todo el país.
Mientras tanto, en la ocupada Varsovia, Andrei y los Batallones Escolares comenzaban a entrar en acción. “Eran acciones muy tontas. Les hacíamos llamadas amenazantes a miembros de la comunidad netamente alemana en Varsovia, a quienes los nazis habían declarado una raza superior. Organizábamos visitas de directores de funerarias a sus casas, o rompíamos las ventanas con piedras y luego echábamos a correr como locos”, relata.
Sólo un pequeño grupo de estudiantes se atrevía a participar en estas actividades. En su mejor momento, los Rangos Grises, los mayores de los sawisza, llegaron a tener 17,000 miembros en toda Polonia.
El 1 de agosto
El día que comenzó la revuelta, los alemanes hicieron claras advertencias de lo que ocurriría si sus habitantes ofrecían resistencia. Pero los grupos detractores ya estaban organizados, y una de las principales organizaciones que participaban eran los scouts, quienes rechazaron la presencia alemana desde los primeros días de la ocupación del país.
Slawinski, entonces de 15 años de edad, tomó su puesto en una de las barricadas construidas en el centro de Varsovia y se hizo protagonista de la lucha desde ese primer día de agosto, relata la BBC. “Me dieron la última pistola que tenían, una muy pequeña. Los alemanes se habían fortificado en el otro extremo de la calle y yo debía impedir que avanzaran con mi pequeña pistola”, relató.
Cuando la rebelión comenzó la resistencia polaca se comunicaba con el mundo exterior a través de la radio. Pero a pesar de los pedidos de ayuda, las tropas soviéticas, desplegadas en los alrededores de la ciudad, no respondieron. La pesada artillería alemana fue demoliendo la ciudad, y las tropas nazis fueron tomando represalias contra toda la población civil.
Héroes en el final
Por más de dos meses los habitantes de Varsovia lucharon encarnizadamente contra el ejército alemán, en unos combates en los que unos 250,000 polacos perdieron la vida. La ciudad finalmente se rindió ante los alemanes en octubre de 1944. Andrei escogió rendirse como soldado y pasó a ser prisionero de guerra.
Pasaron 40 años antes que pudiera construirse un monumento en Varsovia para conmemorar la rebelión, y para que Andrei y sus compañeros zawisza de los Rangos Grises fueran reconocidos como héroes en la desesperada lucha por la independencia de Polonia.
Fuente: www.infobae.com
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