La Corte Suprema debe escuchar hasta el fin a Monifa Sterling, una marine castigada por una oración de Isaías.
S. SIMCHA GOLDMAN
¿Debe prohibirse a los estadounidenses que practiquen su fe mientras se desempeñan en el ejército? La Corte Suprema debe asumir Sterling c. EE.UU., el cual presenta exactamente esa pregunta. Por el año 2013, la demandante, Cabo de Lanzas Monifa Sterling, había exhibido un versículo de la Biblia sobre su escritorio. Era un mensaje de Isaías: “Ningún arma formada en mi contra prosperará.” Ese pequeño acto de devoción religiosa importaba para ella, pero el ejército lo consideró inapropiado. Sus superiores le ordenaron retirarlo. Cuando ella se negó, la cita fue quitada por un superior.
La Cabo de Lanzas Sterling fue juzgada en una corte marcial y dada de baja de los marines, en parte por su rechazo a quitar el mensaje bíblico.
Su historia carga un asombroso parecido con una demanda legal que yo llevé a la Corte Suprema en 1986. Muchos años antes me había unido a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, con la intención de servir a mi país mientras continuaba practicando mi fe judía ortodoxa. Como parte de esa fe, siempre cubrí mi cabeza con un Yarmulke. Lo hice durante muchos años mientras estaba de uniforme, y sin quejas.
Eso es, hasta que encontré un abogado militar vengativo en 1981 a quien disgustó un elemento de mi testimonio experto en una audiencia militar. Él presentó una queja formal porque yo llevaba un Yarmulke mientras estaba de uniforme. Mi comandante posteriormente me ordenó quitarlo. Cuando me negué, fui amenazado con una corte marcial. No puedo decir si mi comandante estuvo o no motivado por animosidad personal, intolerancia o simple estrechez de pensamiento. Él me superaba en rango y no toleraría ya más mi práctica religiosa minoritaria.
Yo presenté una demanda legal, Goldman c. Weinberger, y la llevé hasta el más alto tribunal en la tierra. Pero la Corte Suprema falló en mi contra, 5 a 4, y la difirió al interés declarado del ejército en la uniformidad. Cuatro jueces disintieron, argumentando que el ejército no tenía ninguna buena razón para sofocar la libertad religiosa de un soldado que quería seguir tanto a su Dios como a su país. A partir de allí decidí abandonar el ejército.
En 1993 el Congreso promulgó la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa, o RFRA, para proteger a creyentes como yo. La ley garantiza que hombres y mujeres en uniforme puedan ejercer su fe libremente excepto en los casos más raros: cuando el ejército puede probar que se está buscando un interés de peso en la forma más estrecha posible.
Aplicada en forma apropiada, la RFRA protege el derecho de la Cabo de Lanzas Sterling a su pequeña exhibición bíblica. Como cristiana, ella tomó inspiración y fuerza del versículo durante épocas difíciles. Cuando su caso aterrizó en la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para las Fuerzas Armadas en agosto pasado, los jueces debieron haber aplicado la RFRA. En su lugar, ellos se pusieron del lado del ejército, no encontrando ninguna carga real en su ejercicio de la fe. Esa decisión distorsiona fundamentalmente la ley y amenaza a todos los creyentes religiosos que sirven a la nación.
La decisión es especialmente problemática porque la corte de apelaciones del ejército tiene jurisdicción exclusiva sobre los procedimientos de la corte marcial. Cualquiera en el ejército que sea sometido a una corte marcial en conexión con el ejercicio religioso será sometido a este precedente. La Cabo de Lanzas Sterling ahora ha pedido que la Corte Suprema escuche su apelación. A menos que ésta lo haga, el resultado será injusticia para la próxima minoría religiosa—y la que venga después de esa—cuya práctica desconocida podría ofender a un oficial superior.
Afortunadamente, uno de los jueces ya ha argumentado enérgicamente por los hombres y mujeres de fe en nuestras fuerzas armadas. Como yo no llegué a la corte marcial, mi caso pasó por la justicia civil, incluyendo la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito del Circuito de Columbia. En una etapa en el caso, la Juez Ruth Bader Ginsburg se puso de mi lado. Ella excorió al ejército por “indiferencia cruel” hacia mi fe e imploró que las fuerzas armadas “acomoden el servicio público a las necesidades espirituales” de los adherentes religiosos.
Esa visión no prevaleció en mi caso, pero la Cabo de Lanzas Sterling ha dado a la Corte Suprema una oportunidad de corregir las cosas. La libertad religiosa de los miembros del ejército estadounidense penden de la balanza.
Simcha Goldman es un psicólogo clínico y rabino.
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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