“Me da más miedo vivir en la ciudad de México que estar aquí”
Enlace Judío México.- De 2001 a la fecha, el grupo terrorista Hamás en Gaza ha lanzado constantemente misiles hacia los pueblos fronterizos de Israel, que a su vez también ha respondido con ataques de represalia. La franja es, desde hace décadas, un sitio de continuas crisis y conflictos militares.
En medio de este ambiente hostil en el que en cualquier momento se puede desatar una nueva guerra, familias enteras que viven de ambos lados de la frontera, tratan de llevar sus vidas lo más normal posible.
Laura Lotem vive las 24 horas al filo de la navaja en un kibutz, una granja comunal a dos kilómetros y medio de la Franja de Gaza, una zona considerada una bomba de tiempo por el conflicto entre Israel y el territorio palestino.
Alrededor de su casa han caído varios cohetes cuyos restos se han quedado ahí como un amargo recuerdo de las hostilidades entre ambos países.
“Esto es el pan de todos los días. Ve allá arriba. Allí está la alarma. Cuando suena, tenemos 15 segundos para correr y meternos al cuarto blindado. Por fortuna el ejército de Israel intercepta algunos de los misiles y los destruye antes de que causen daño ”, dice esta inmigrante mexicana de 57 años.
El cuarto de seguridad es una habitación como la de cualquier casa, con la diferencia de que tiene paredes de hormigón reforzado, túneles de oxígeno y en las ventanas varias capas de protección a prueba de bombas y gases.
Es como una recámara en la que también hay alimentos y agua almacenados, trastes de cocina, un botiquín de primeros auxilios, televisión, computadora y otros instrumentos de comunicación pero también estambre para tejer y libros que ayudan a lidiar con el estrés.
¿Vale la pena vivir con la amenaza constante de que un misil pueda caer en tu casa, en tu comunidad y acabar con muchas vidas?
“Me da más miedo vivir en la ciudad de México que estar aquí. A nivel personal, la violencia allá es 200 veces más peligrosa que vivir cerca de la Franja de Gaza a ocho kilómetros de la frontera con Egipto”, considera Lotem.
La mexicana ha tenido que correr muchas veces a refugiarse al cuarto de seguridad cuando las sirenas advierten que viene un misil. “En ese momento, no piensas qué vas a hacer. Buscas protegerte. Durante la guerra, las alertas se escuchaban cinco, seis veces al día. Me ha pasado que suenan cuando voy en la carretera. El consejo es que te salgas del auto, te tires boca arriba sobre la tierra. Uno empieza a rezar”, dice.
Esta mexicana-israelí se ha hecho de una filosofía muy práctica. “No temo por mi vida porque creo en el destino y cuando te toca, te toca aunque te quites. Aquí se pueden meter por los túneles que los del grupo extremista Hamas excavaron a lo largo de la frontera, o te pueden explotar los cohetes como ya ha ocurrido”, afirma.
Cómo llegó a Israel
Laura Lotem es una judía nacida en México. Vino en su juventud a Israel, hace 40 años.
“Yo competí en atletismo en una olimpiada del pueblo judío que se llama Macabiá. Venía representando a México. Me gustó y me quedé”, dice. Le dieron una beca en el Instituto Nacional de Deportes para estudiar educación física.
Admite que tiene sentimientos encontrados:
“Nací y me crié en una comunidad judía en México. Me siento y soy muy mexicana pero también soy de Israel. Toda mi familia vive allá pero pertenezco a Israel”, asegura.
Lotem se casó en Israel, tiene tres hijos varones de 30, 29 y 24 años que fueron al ejército. En Israel, al cumplir los 18 años, los hombres tienen que ir obligatoriamente tres años al ejército y las mujeres, dos años.
Hace más de dos años, ella llegó a vivir con su compañero al kibutz Nir Itzjak, cerca de la frontera con Gaza y Egipto, al noroeste del desierto del Néguev. En este kibutz viven cerca de unas 280 familias. Ahí había nacido su compañero, un israelí de padres argentinos.
“Yo podía elegir vivir en otra parte. Pero aquí me gusta porque es una zona campestre, tranquila, con un silencio absoluto”, sostiene.
Con todos los riesgos que implica vivir cerca de la Franja de Gaza, Lotem dice que se siente feliz. “Disfruto a mi familia cuando voy a México. Y amo mucho Israel. Mi sueño es que algún día tengamos paz con los vecinos, aunque lo veo difícil por el odio sembrado durante tantos años”, expresa.
Fuente:laopinion.com
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