Enlace Judío México.- Ya es hora que EE.UU. deje de tolerar el penetrante sesgo anti-Israel de Bahía Tortuga.
CHRIS COONS Y MARCO RUBIO
Es raro, en especial en estos días, que todos los 100 senadores estadounidenses—desde Bernie Sanders a Ted Cruz, desde Elizabeth Warren a Mitch McConnell —concuerden en algo. Pero el flagelo del sesgo anti-Israel en las Naciones Unidas es tal cuestión. La semana pasada, todo senador firmó nuestra carta al Secretario-General António Guterres, instándolo a mejorar el tratamiento de la O.N.U. a Israel y a eliminar el antisemitismo en todas sus formas.
Si bien la O.N.U. ha logrado algunos éxitos importantes desde su fundación hace 70 años, demasiados de sus estados y agencias miembros usan al organismo mundial como un vehículo para atacar a Israel más que como un foro comprometido con promover la paz y los derechos humanos. Esto alienta y apoya al flagelo más amplio del antisemitismo, y distrae a las entidades clave de la O.N.U. de sus misiones originales.
A la vez como el principal miembro fundador de la O.N.U. y su mayor contribuyente financiero, Estados Unidos debe insistir en reformas reales.
Nosotros en el Congreso tenemos una responsabilidad de conducir una rigurosa supervisión del involucramiento de EE.UU. en la O.N.U. y su uso de los dólares de impuestos de nuestros ciudadanos.
Elogiamos a la Embajadora Nikki Haley por declarar que “el sesgo anti-Israel de la O.N.U. necesita un cambio hace mucho tiempo.” En otra señal esperanzadora, el Sr. Guterres desautorizó hace poco un informe anti-Israel de la Comisión Económica y Social de la O.N.U. para Asia Occidental y exigió que sea retirado.
Sin embargo, la O.N.U. continúa financiando y manteniendo a muchos comités permanentes que no sirven a ningún otro propósito más que a atacar a Israel e inspirar el movimiento anti-Israel de boicot, sanciones y desinversión. Estos comités deben ser eliminados o reformados.
Aunque la Organización Educativa, Científica y Cultural de O.N.U. hace un importante trabajo en educación sobre el Holocausto y preservar sitios de patrimonio mundial, algunos estados miembros persisten en impulsar medidas para atacar a Israel y negar los vínculos judíos y cristianos con Jerusalem. Los estados miembros de la Unesco deben entender que estas acciones sólo socavan la credibilidad de su organización.
La Agencia de la O.N.U. de Ayuda y Obras para Refugiados Palestinos en el Cercano Oriente ha enfrentado acusaciones problemáticas de incitar violencia contra israelíes y ayudar a Hamás. Si no cesan estas actividades, se arriesga a perder el apoyo de los legisladores estadounidenses.
Tal vez más preocupante sea el Consejo de Derechos Humanos. Encargado de atraer la atención del mundo hacia las violaciones groseras a los derechos humanos, sus miembros incluyen a algunos de los peores violadores de derechos humanos del mundo, quienes dedican demasiado tiempo a ataques infundados contra el estado judío. El Consejo de Derechos Humanos incluso mantiene un ítem permanente en su agenda apuntando a Israel—Ítem 7 de la agenda. Ningún violador real de derechos humanos es atacado en esta forma.
Al hablar ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Erin Barclay, el subsecretario de estado adjunto para asuntos de organización internacional, criticó el foco anti-Israel del consejo como “injusto y desequilibrado,” notando que su “obsesión con Israel . . . es la amenaza más grande para la credibilidad del consejo” y “limita el bien que podemos conseguir haciendo una burla de este consejo.”
El Consejo de Derechos Humanos debe ser el principal organismo internacional que aborda los muchos retos urgentes de derechos humanos de nuestro tiempo en países tales como China, Cuba, Corea del Norte, Siria, Rusia, Sudán del Sur y Venezuela. Nosotros, por lo tanto, instamos a reformas específicas para terminar el foco desequilibrado del Consejo de Derechos Humanos sobre Israel, incluyendo la eliminación del Ítem 7 de la Agenda y un proceso de admisión competitivo a fin de ampliar y mejorar el equilibrio de la membresía en el consejo.
En su discurso del 25 de abril de 1945 ante las Naciones Unidas, el Presidente Harry S. Truman desafió a los autores del Estatuto de la O.N.U. a crear una organización arraigada en principios humanitarios sublimes, dedicada al beneficio de toda la humanidad, y capaz de conseguir “una paz justa y duradera.”
Durante demasiado tiempo el organismo mundial ha quedado muy lejos de esos ideales. A fin que sea más eficaz en promover la paz y los derechos humanos en todo el mundo, Estados Unidos debe permanecer vigilante. Nos encontramos preparados para liderar campañas bipartidistas sostenidas en el Congreso y con nuestros socios internacionales para eliminar el sesgo anti-Israel de la O.N.U. y para combatir el antisemitismo en todas sus formas.
*Chris Coons, un demócrata de Delaware, y Marco Rubio, un republicano de Florida, son senadores de Estados Unidos.
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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