Enlace Judío México.- Eliezer Papo, más conocido como “el rabino errante” o “el último sefardí” en la red, nació en 1969, en Sarajevo, Bosnia (ex Yugoslavia), donde también hizo sus estudios de derecho. Luego se radicó en Israel, donde se convirtió en rabino y escritor en judeoespañol, dedicándose también a enseñar el ladino.
DEBORAH BECHAN
Antes de iniciar la entrevista era importante aclarar desde cuándo data la presencia judía en la península Ibérica y nos contestó que desde la época romana. “El profeta Obadía hablaba sobre los cautivos de Jerusalem que están en Sefarad, de modo que los sefaradíes (sefaradim) tomaban este pasuk (comentario) para explicar que ya desde tiempos bíblicos hubo refugiados en España”, indicó.
Cuando eran acusados de haber matado a Jesucristo recurrían nuevamente a este pasuk para defenderse diciendo que ellos ya no vivían en Israel cuando Cristo fue crucificado. Una respuesta que puede resultar un tanto infantil o incluso divertida, considerando que la acusación era emitida contra el pueblo judío en su conjunto, pero que al menos servía para explicar la antigüedad de los judíos en la península Ibérica.
Para Papo, los sefaradíes, que conservaron el judeoespañol, son unos 300 mil a nivel mundial. De ellos, 200 mil vivirían en Israel y 100 mil estarían dispersos por el mundo. “Solo en Turquía habría cerca de 20 mil, aunque muchos de ellos hoy ya no son judíos, sino descendientes de judíos que se convirtieron al Sabetaismo musulmán. No obstante, como muchos de ellos se siguieron casando entre ellos, algunos ya pudieron comprobar su origen sefaradí y adquirir inclusive la nacionalidad española”, puntualizó.
De este modo, estas cifras sobre sefaradíes serían considerando sólo a los descendientes de los expulsados de España en 1492, y más específicamente a los que conservaron el judaísmo o al menos a los que han podido probar genealógicamente hasta el día de hoy que son descendientes de los expulsados.
De los 100 mil repartidos por el mundo, según indica Papo, 6 mil o 7 mil estarían en Bulgaria, 5 mil en países de la ex Yugoslavia y el resto de los 100 mil estarían repartidos entre Estados Unidos, latinoamérica y el resto de los países del mundo.
El término sefardí también designa a los judíos orientales que aceptaron la Halajá o ley judía tal como fue establecida por las autoridades judías rabínicas ibéricas y sobre todo el Shulján Aruj, es decir la compilación de la ley judía hecha después de la expulsión. Desde el punto de vista litúrgico se refiere a los que han aceptado la liturgia sefaradí desarrollada en España y luego en la tierra de Israel.
Todos los judíos orientales aceptaron la Halajá sefaradí y el Shulján Aruj. “En Yemen, sin embargo, hubo un grupo que no lo aceptó y los judíos de Etiopía son también algo totalmente diferente, pero en general todo el resto de los judíos del oriente aceptaron la Halajá y la liturgia sefaradí, de modo que desde el punto de vista halájico son judíos sefaradíes, pero desde el punto de vista étnico no lo son”, especificó.
Según otras fuentes, tanto los ladinoparlantes provenientes de España como el resto de los judíos orientales, también considerados sefardíes, sumarían a nivel mundial unos 3 millones.
¿Por qué los ashkenazíes discriminaban a los sefaradíes?
“Los ashkenazíes nunca discriminaron a los sefaradíes ladinoparlantes. La discriminación provenía de una supuesta supremacía de la cultura europea, pero los sefaradíes ladinoparlantes eran de origen europeo. La discriminación de los ashkenazím estaba más dirigida a los judíos orientales, ya que los sefaradím ladinoparlantes eran el grupo judío normativo y formativo del judaísmo, por sobre los ashkenazim”, especificó Papo.
Según siguió detallando, en Israel los ashkenazim discriminaron a los sefaradim antes del movimiento sionista y el gran retorno de los judíos de todos los rincones del mundo. Las comunidades tradicionales de las cuatro ciudades santas: de Hebrón, de Jerusalem, de Tiberias y de Safed eran sefaradím. También eran sefaradím las yeshivot, los rabinos y todas las instituciones religiosas como comunidades, cementerios, sinagogas, entre otras. Era el grupo establecido en Israel y los ashkenazim llegaron a Israel en condición de refugiados.
Los sefaradím ladinoparlantes establecidos en Israel a nivel mundial eran un 5% del mundo judío, pero su rol en el establecimiento del movimiento sionista fue proporcionalmente más activo que el de los ashkenazim. Si bien los ashkenazíes se atribuyeron por muchos años el movimiento sionista, los sefaradíes también estuvieron presente, pues ya venían habitado la tierra prometida bastante tiempo antes incluso que los ashkenazíes.
Los ashkenazim quisieron conservar el esplendor del judaísmo ashkenazí del siglo XVIII y XIX, pero la diferencia de los sefaradím con los ashkenazim era que los sefaradim eran sefaradim porque pertenecían a su comunidad sefaradí simplemente, donde las sinagogas separaban a hombres de mujeres por ejemplo, pero en sus casas la observancia de la religión era privada y el liderazgo rabínico no se inmiscuía en ello. Los ashkenazim, en cambio, se diferencian por su nivel de observancia de la religión en movimientos o comunidades religiosas diferentes que se dividen en ortodoxas, masortim o reformistas.
Prevalencia de la tradición oral o escrita en los sefaradim
Eliezer también puntualizó que los sefaradim desde siempre fueron la parte más educada y literaria del pueblo judío. “No podemos olvidar nunca el periodo de esplendor judío de España llamado “Tor Hazahav”, ni de los grandes filósofos y comentaristas sefaradim del Tanaj (Neviim), Ketuvim (escribas), los grandes gramáticos, doctores, abogadores y codificadores. Asimismo, hay muchos ejemplos de cómo los sefaradíes dejaron testimonio escrito y no oral de sus producciones, como muchos creen. Entre ellos se cuentan la guía de los perplejos de Maimónides, los comentarios de Ibn Ezrá, las canciones de Ibn Kirol, los escritos de Yehuda Haleví, entre muchos otros. Todo un gran patrimonio sefaradí que el mundo judío en su totalidad lo disfruta hasta el día de hoy”, ejemplificó.
Después de la expulsión, los sefaradíes continuaron escribiendo su literatura. Incluso las primeras gacetas o periódicos judíos en el mundo son de sefaradíes de Amsterdam. El primer musical, entero judío, son las coplas de Ibn Abraham Toledo escritas en Estambul y el “Meam Lohez”, el Talmud sefaradí, que es un resumen de judaísmo desarrollado como comentarios de las parshot semanales, también constituye una rica cultura oral.
La gente a veces no relaciona proporciones y señala que los ashkenazíes tuvieron mayor producción intelectual que los sefaradíes, pero en los siglos XVIII, XIX y XX hubo unas 20 veces mayor población de ashkenazim que de sefaradim en el mundo, antes del Holocausto nazi, por ende la producción literaria ashkenazí en ese periodo fue mayor, solo por un tema de proporción demográfica.
“En aquel entonces la proporción era de unos 600 mil sefaradim versus unos 12 millones de ashkenazim”, detalla Papo. Sin embargo, la producción sefaradí continuó en el siglo XIX con mucho esplendor, sobre todo en los géneros drama y humor.
El Djudeoespanyol
“El judeoespañol lamentablemente no es recuperable. Para ello habría que recuperar el Imperio Turco Otomano original, donde la población judía podía tener su lengua nacional o étnica, pero hablar de un nuevo Imperio Turco Otomano claramente estaríamos refiriéndonos a algo totalmente distinto hoy en día”, señala Papo. Probablemente también por la dinámica desarrollada entre musulmanes y judíos desde que se creó el Estado de Israel.
Por otra parte, los judíos que se quedaron en los Balcanes son un grupo minoritario que no tiene una base biológica para mantener una lengua étnica separada y separante y la mayor parte de los sefaradíes que viven en Israel, totalmente mezclados con el resto de los judíos -al no tener barrios sefaradíes exclusivos-, no tienen posibilidad de que al menos la lengua hablada se recupere.
El sionismo comprobó que es posible recuperar una lengua (Hebreo) revitalizando un país. Los sefaradim podrían recuperar el ladino dentro de Israel siempre y cuando tuvieran los espacios para hablarlo, a través de barrios de sefardíes o espacios públicos para sefaradíes, pero como esto no sucederá,- también porque los sefaradim no piensan dejar de casarse con judíos orientales y con ashkenazim-, el origen de cada uno de los judíos finalmente se va inexorablemente diluyendo. De este modo, el judeoespañol no existe hoy como lengua única para ningún judío sefaradí, sino como una de sus lenguas maternas, al igual como sucede con el resto de los judíos provenientes de otros lugares. En el caso de los judíos orientales sería el árabe, y el de los ashkenazim el yidish, además de las lenguas nacionales de donde provienen (griego, yugoslavo, turco, español, etc).
“Nosotros queremos que la cultura sefaradí sea parte de la sociedad israelí, traduciendo a todos los idiomas su legado para que se conozca en todo el mundo y pueda llegar también a todos los sefaradíes que quedan esparcidos por todo el planeta. El patrimonio oral y escrito sefaradí debe formar parte de la sociedad israelí, más aún considerando que es uno de los grupos más alegres del judaísmo. Los sefaradím son el único grupo que se siente agradado tanto con Mozart como con cualquier otra manifestación cultural. La cultura israelí debe adoptar la idiosincrasia sefaradí porque es un grupo que siempre supo vivir en armonía con otras culturas, desde un mundo musulmán, cristiano, español y luego en un mundo musulmán, cristiano balcánico. La sociedad israelí tiene mucho que aprender de los sefaradim”, resaltó al finalizar esta entrevista.
Fuente:radiojai.com.ar
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