Nuestra sagrada madre judía

Enlace Judío México.- Las madres judías son auténticas antigüedades en el campo de la maternidad. Tienen más de 5,700 años.

Son mujeres con mucho desierto caminado, mucha tierra prometida, mucho maná del cielo, mucha tabla de la ley y mucha diáspora.
Son las madres elegidas por Dios, no sabemos para qué.

La Mater Judea es sagrada como la Torá, los rollos del Mar Muerto o El Muro de los Lamentos. Es una reliquia que pasa de generación en generación, de familia en familia, de mano en mano. O sea, no se pierde, no se transforma y no desaparece. Es un objeto de colección.

Modelos

Las madres judías revolucionarias tienen como paradigma a Eva, la primera mujer transgresora.

Las contemporáneas prefieren como jefa espiritual a Golda Meir.

Las menopáusicas veneran a Sara, que fue ortodoxamente inseminada in vivo por Dios a los 120 años y parió a Isaac.

Las progresistas reconocen a Agar (madre de Ismael y sierva de Abraham) como el primer vientre alquilado y mujer precursora de las nuevas tecnologías reproductivas.

Por último, las suegras judías adoran a Rut, la mejor nuera de la humanidad. Ninguna traga al becerro de oro.

Askenazí y sefaradí

La madre judía askenazí es una cosa y la sefaradí es otra cosa. No confundir.

La askenazí tiene piel blanca, ojos claros, usa anteojos y se pone roja al sol.

La sefaradí tiene piel aceituna, usa lentes de contacto y en verano se pone marrón.

O sea, que conviene ponerlas al sol para identificarlas. Las dos tienen manos esponjosas para absorber.

La madre askenazí manda a sus hijos al shule, baila rikudim y habla un poco en idish y en hebreo. Tiene pelo lacio y va todas las semanas a la peluquería.

La madre sefaradí no manda a sus hijos al shule, habla en ladino o árabe, se viste con mucho dorado y baila la danza del vientre. Tiene rulos debajo de la peluca y si no usa peluca, se plancha.

La madre askenazí, cuando sus hijos van al colegio, les llena los bolsillos con kreplaj y leikaj y les da un termo con borscht. Cuando se resfrían, los curan con una cucharada de jrein fuerte.

La madre sefaradí, cuando sus hijos se van al colegio les llena los bolsillos con mamules, baklavá y kadaif. Y a la vuelta, si no comieron todo, les tira lo sobrante a la cabeza.

Instrucciones para la comprensión y respeto de una madre judía

– Cuando una madre judía tiene frío, todos deben abrigarse.
– Si ella tiene hambre, todos deben comer.
– Si ella tiene miedo, todos deben temblar.
– Si ella se angustia es porque lo que está pasando es terrible.
– Si ella se despierta temprano, es hora de levantarse.
– Si ella está cansada y quiere dormir, todos deben acostarse.
– Si un hijo se resfría, ella estornuda.
– Si un hijo tiene fiebre, ella se pone el termómetro y transpira.
– Si una hija está pariendo, ella puja.
– Si va en un auto al lado del conductor, frena en todas las esquinas y grita en los semáforos.

La sacra mater judía es doble y se disocia así:

Dentro de la casa: se golpea el pecho porque está descontenta con sus hijos y se los dice.

Fuera de la casa: saca pecho porque está muy orgullosa de esos mismos hijos y se lo dice a todo el mundo.

Plegaria matutina

Cada día, la mater judea repite al amanecer:

“Gracias Dios mío por haberme convertido en madre.
Sufro, sufro, sufro. Luego, si tengo tiempo, veré si existo.
Amén“.

Con las madres judías, no se juega. Se sufre.

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