Enlace Judío México.- Yucatán ha sido hogar de numerosas familias judías desde la época de la Colonia, informan integrantes del Círculo Judío de Mérida, una organización que agrupa a la mayoría de los miembros de esa comunidad en el Estado.
La mayoría de ellos son sefardíes; es decir, descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica en el siglo XVI, que emigraron a otros países de Europa y luego a América.
La mayoría traía apellidos españoles cuando llegaron a Yucatán (otros los castellanizaron aquí), se convirtieron al catolicismo y se casaron con la gente local.
Otros, muy pocos, continuaron practicando su religión y sus costumbres, como ya hemos publicado.
La presencia judía entre nosotros se comprueba si se rastrea el origen de muchos de los apellidos típicamente yucatecos, dicen los entrevistados en la cuarta y última parte del reportaje sobre la comunidad judía local, que publica Diario de Yucatán.
“En este sentido, es clarísima la ascendencia judía de los Guzmán (Gudman), los Esquivel o los Bentata, que son judíos marroquíes”, añaden.
En alguna ocasión hablamos con el rabino principal de la comunidad sefaradí en Ciudad de México y él nos dijo que en Yucatán hay muchos descendientes de judíos por vía materna.
¿Los identifican por su aspecto físico?
No sólo por eso, que en ese sentido hay muchos en Yucatán, sino porque así lo indican los registros históricos. La ascendencia judía por vía materna es muy importante porque la condición de judío se transmite por la madre. Si uno es hijo sólo de padre judío, no es judío. Sólo lo eres cuando naces de madre judía, los demás necesitan pasar por un proceso de conversión.
Y a eso se refiere el rabino cuando habla de la ascendencia judía de muchos yucatecos por vía materna, que aunque ellos no lo sepan o no les interese, aun así conservan algunos rasgos de esa cultura.
¿Cómo qué?
La circuncisión, el matriarcado (en muchas familias quien manda es la mamá o la abuela) o la forma de hacer negocios, que es totalmente judía, parece que lo hacen con el Talmud en la mano. También el modo de ser de los yucatecos.
“Su cerrazón con la gente de fuera es un rasgo totalmente judío”.
Puede ser que existan muchas familias de ascendencia judía en Yucatán, pero algo incontrovertible es la presencia de una numerosa población de origen sirio libanés. ¿Esto no provoca fricciones con los judíos de Mérida?
Absolutamente, responde Humberto Solís Martínez, integrante del Círculo Judío de Mérida. Tengo amigos sirio-libaneses que saben de mi condición de judío y no pasa nada. Es una buena la relación. Incluso, hay cuatro o cinco familias libanesas en Mérida que cuando llegaron no eran cristianas maronitas, como la mayoría, sino judías. Es el caso de los Jáber, los Moisés, los Kassab, los Manzur que, no obstante, decidieron quedarse aquí, casarse con señoritas yucatecas y formar otra familia, alejada de sus tradiciones originales.
En relación con los vínculos de judíos y sirio libaneses en Yucatán, miembros del Círculo Judío recuerdan una amistosa discusión sobre el origen del kibi en esta tierra. Muchos creen que lo trajeron los libaneses, pero lo cierto, dicen, es que cuando éstos llegaron a la Península el kibi ya existía.
“El kibi como lo conocemos aquí es totalmente judío, pero luego se yucatequizó”.
No se pronunciaba kibi, sino kepi y según miembros de las viejas familias yucatecas con ancestros judíos, éstos lo habrían traído a Mérida cuando vinieron en la época del auge henequenero. Algunos de esos judíos procedían de las comunidades judías del Caribe y es posible que allí hayan aprendido la receta de judíos sirios y la trajeran a Yucatán.
Aquí lo preparaban en sus casas. Sus sirvientes lo vieron, aprendieron la receta y la llevaron a sus pueblos donde lo freían o lo horneaban. De allí nace el kibi yucateco.— HERNÁN CASARES CÁMARA
En la vida diaria, ¿qué comen los judíos en Mérida?
Los de ascendencia sefaradí, dicen los entrevistados, comen guisos de origen español, como un tipo de empanaditas de queso con espinaca o solo de carne, bolitas fritas de garbanzo, mucha berenjena y calabaza rellena, arroz con pollo, empanadas de pollo y verduras, que hace años se conocían en Mérida como “empanadas gallegas”, arroz con lentejas, etcétera.
Otro platillo es el jamín, idéntico al puchero yucateco, pero en lugar de puerco lleva res.
En Israel, por ejemplo, el viernes en la tarde, antes del Shabat, se ve a los judíos españoles preparar su puchero con todo y salpicón, como los yucatecos.
¿Y no comen nada de puerco? o ¿cómo le hacen en un Estado donde esa carne (prohibida por la religión judía), es la reina de la cocina?
“Cumplir con las leyes Kosher es cosa de cada persona, principalmente de las muy religiosas”, afirma Solís Martínez.
“Los judíos en Yucatán no solo aprecian la gastronomía yucateca, sino, ¿te soy sincero?, creo que todos le meten a las tortas de cochinita y de lechón”.
Fuente:yucatan.com.mx
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