Enlace Judío México.-Hablan las soldados encargadas de la observación y vigilancia de fronteras israelíes con Siria, Líbano, Egipto, Gaza y Jordania.
SAL EMERGUI
Los ojos de centenares de mujeres vigilan las blindadas fronteras de Israel con Egipto, Siria, Jordania, Franja de Gaza y Líbano. Son jóvenes soldados, que al mando de cámaras, radares y sensores situados a lo largo y ancho de las verjas fronterizas, captan el lanzamiento de un proyectil del grupo islamista Hamas en el norte de Gaza, una patrulla del grupo proiraní Hizbulá en una aldea chií del sur del Líbano o combates entre rebeldes y leales al presidente sirio Bashar Asad en una guerra que en marzo cumplió su sexto aniversario.
“Sabemos quién es quién entre los rebeldes en función de sus uniformes, la zona de actuación, las armas, etc”, dice a EL MUNDO Yuval Fefer (24) que desde una base israelí situada a diez kilómetros de la frontera con Siria tiene la responsabilidad de identificar infiltraciones o ataques.
Desde hace un año, es la comandante de la compañía de observaciones en esta sensible frontera. “Tengo un sistema que identifica movimientos en el terreno y mi misión es analizarlas y juzgar su carácter”, indica midiendo cada palabra por temor a revelar aspectos tecnológicos que puedan ser valiosos al otro lado de las colinas en la estratégica meseta del Golán, ocupada por Israel en la guerra del 67.
Fefer sirvió antes en la zona del Sinaí. “Las diferencias entre la fronteras son muy claras. El enemigo y la amenaza son diferentes. Aquí, hay muchos grupos de rebeldes, el ejército sirio y sus aliados. La topografía no es la misma por lo que el sistema debe adaptarse”, afirma la capitán sobre una verja fronteriza desplegada en unos 100 kilómetros.
Los disparos lejanos oídos durante el recorrido por la frontera y aldeas drusas recuerdan que la guerra en Siria continúa sin un claro vencedor a la vuelta de la esquina. O de la colina. Según la oficial israelí, “el riesgo a una infiltración se ha reducido estos años debido a los enfrentamientos internos”.
Más allá de vigilar la frontera y tratar heridos sirios en hospitales, el papel de Israel en Siria se centra contra lo que llama “dos ejes del terror”: el suní encarnado por el Estado Islámico (IS) y el chií formado por Hizbulá e Irán que apoya a Asad. En los últimos años, Israel ha bombardeado depósitos y convoys de sofisticadas armas en Siria destinados al grupo libanés.
Desde sus prismáticos, Israel divisa el reparto territorial en el Golán sirio: los efectivos de Asad y de grupos rebeldes en el centro y norte mientras en el sur la bandera negra de IS amenaza al régimen y aliados, los rebeldes, los habitantes sirios, Israel….
El primer choque armado entre IS y el Tsáhal se registró a finales de noviembre cuando varios yihadistas dispararon contra una patrulla israelí en la frontera siria. “Nosotras identificamos el peligro y enseguida la fuerza llegó al lugar”, recuerda Fefer sobre un incidente que supervisó y acabó con la muerte de los cuatro miembros del comando.
En la base de Shomera, a cinco kilómetros del Líbano, se encuentra la teniente Liron Ravia. Aquí no hay duda de quién es el enemigo. “Vemos todo el tiempo lo que hace Hizbulá como por ejemplo sus patrullas. Ellos a su vez también nos observan para recabar información”, señala Ravia que añade: “Tenemos en cuenta todo tipo de escenarios como infiltraciones terroristas, disparos o colocación de un artefacto”.
Según ella, el ejército ha aprendido la lección del 12 de julio del 2006 cuando un ataque de Hizbulá sorprendió a sus soldados desembocando en una ofensiva israelí y después en una devastadora guerra.
La frontera de 180 km se ha reforzado considerablemente. Si alguien intenta penetrar, Ravia debe detectarlo y enviar una patrulla al punto sensible y poner en alerta a la Fuerza Aérea. “Nosotras somos los ojos de los soldados en el terreno. Los habitantes saben que les defendemos”, señala.
“Es la época más tranquila en esta frontera pero no olvidamos quién es Hizbulá. Un grupo convertido en ejército que promueve el terror y participa en la guerra en Siria”, comenta un oficial en la zona que añade: “Hizbulá, que controla Líbano, lucha en Siria por su existencia. Es el brazo ejecutor de Irán que necesita estar en Siria para tener dominio regional”. “A nivel humano me duele ver la cruel guerra en la vecina Siria. ¿IS? Tomará su tiempo pero al final será derrotado. Depende de intereses”, concluye.
Las cámaras de Ravia también captan la actividad de los cascos azules, entre ellos españoles, en el sur libanés. Una vez a la semana, el ejército del Líbano y de Israel se reúnen para mantener conversaciones indirectas bajo la mediación de la ONU.
Si en la frontera con Egipto opera una unidad de combate mixta, la distribución defensiva ante Líbano y Siria podría resumirse así: “Las chicas vigilan y los chicos patrullan”.
-¿Por qué es un puesto dedicado casi exclusivamente a las mujeres?
– “Requiere un nivel muy alto de disciplina, concentración, paciencia y capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo. No se trata solo de sentarse ante la pantalla”.
-¿Los hombres no tienen dichas capacidades al nivel exigido?-Para los chicos es más difícil. Lo pueden hacer pero se les puede aprovechar mejor como soldados en combate.
Fuente:.elmundo.es
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