Cómo Donald Trump, el favorito de la derecha israelí, fortaleció a Mahmoud Abbas

AVI ISSACHAROFF

La coalición israelí soñó con acuerdos regionales, una rápida expansión de asentamientos y que la Casa Blanca diera la espalda a la Autoridad Palestina. En cambio, el presidente de Estados Unidos está en camino a Belén para reunirse por segunda vez con su nuevo amigo palestino.

Si se puede sacar una conclusión de la visita del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, a la Casa Blanca y el encuentro planeado por el presidente estadounidense Donald Trump en Israel y a AP a finales de este mes, es que la amada fantasía de algunos líderes israelíes de que la cuestión palestina desaparecerá de la agenda mundial se está desvaneciendo rápidamente.

La coalición del primer ministro Benjamín Netanyahu ha estado discutiendo durante meses la posibilidad de un acuerdo regional, destacando el aparente odio de los líderes árabes hacia los palestinos y Abbas. Él y algunos de sus ministros han expresado que Israel podría incluso concertar acuerdos con los saudíes sin mencionar el conflicto israelí-palestino.

Pero Trump, el favorito del gobierno israelí y del Consejo de Asentamintos (Yesha), ha superado al ex presidente Barack Obama, colocando a Abbas en el centro del proceso diplomático. La administración estadounidense ha dejado claro que lejos de ignorar a Abbas y los palestinos, como algunos funcionarios israelíes esperaban de Trump, los tratará con guantes de seda.

Trump invitó a Abbas a la Casa Blanca, escuchó las demandas de la delegación palestina, se sorprendió de la coordinación de seguridad de las FDI con la AP, y al parecer concluyó que los palestinos podrían no haber sido los únicos culpables del fracaso de las negociaciones de paz. Escuchó detenidamente mientras que en la conferencia de prensa conjunta, Abbas afirmó que la Autoridad Palestina “está educando a su juventud … en base a una cultura de paz”. Elogió a Abbas por hablar en contra de los grupos terroristas. Alabó las alianzas de Estados Unidos con los palestinos en materia de seguridad regional.

Asignó a su yerno, Jared Kushner, para reunirse con el equipo palestino. Envió a Jason Greenblatt, un judío observante que estudió en una yeshiva en Gush Etzion, a visitar un campo de refugiados palestinos. Y ahora Trump está planeando una visita a Belén – y se reunirá nuevamente con Abbas, por segunda vez en un mes.

Irónicamente, Trump y no Barack (Hussein) Obama, está fortaleciendo a Abbas en el ámbito diplomático. Ahora Trump quiere reanudar las negociaciones y tal vez incluso celebrar una cumbre tripartita. Abbas se ha convertido enuna importante figura política en Oriente Medio, que se reúne cada dos semanas con líderes de países árabes para coordinar posiciones. El diálogo en torno a un acuerdo regional ha sido olvidado, junto con los sueños de anexión de partes o de todos los territorios.

¿Qué ha sucedido con el programa de anexión de Ma’ale Adumim, que el ministro de Educación Naftali Bennett prometió que sería la política del gobierno israelí desde el momento en que Trump tomara posesión? Es cada vez más evidente que Netanyahu también está cuidándose de mostrar respeto a Trump, y no quiere molestar demasiado a la Casa Blanca, cancelando según los informes una reunión de esta semana con colonos. Después de todo, no le gustaría recibir una de esas cartas de despedida de Washington.

Cabe dedicar algunas palabras en defensa de los ministros del gobierno israelí. Su evaluación de que los países árabes no están enamorados de Abbas y de los palestinos es correcta. Si bien Cairo es el ejemplo más obvio de esto, también hay algunos Estados del Golfo, en particular los Emiratos Árabes Unidos, que preferirían a otro liderazgo palestino. Sin embargo, los árabes están muy lejos de abandonar la causa palestina.

Los líderes de Egipto, Jordania y Arabia Saudita quieren ver tranquilidad en el frente palestino, y en lo que a ellos respecta la manera más rápida de conseguirlo es a través de un proceso de paz. Actos tales como trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalem o anexar territorio crearían disturbios en Cisjordania que podrían provocar manifestaciones de apoyo e inquietudes en el mundo árabe. Si el gobierno israelí quiere forjar relaciones con ellos, no necesariamente en materia de seguridad, debe pagar la dote avanzando en las conversaciones con los palestinos.

Aquí es donde entra el nuevo Abbas. El Mahmoud Abbas de 2017 suena, actúa y se ve diferente al Abbas de 2008 a 2016. Obama ya no está allí para restringirlo haciendo un alboroto público sobre los asentamientos, y su mensaje a Trump fue claro: Abbas está dispuesto a reunirse con Netanyahu y hablar con los israelíes sin condiciones previas.

El líder palestino se da cuenta de que necesita utilizar diferentes herramientas y comportamientos en la era de Trump – no actuar como un padre que regaña a un niño rebelde (la superpotencia), sino como un líder que, en sus conversaciones con Trump y sus representantes, habla sólo de que está listo y dispuesto a hacer todo para ayudar al proceso de paz. Esta charla también está acompañada de acciones, desde la coordinación de seguridad y su endurecimiento con Hamas en Gaza, hasta una cierta disminución en la incitación. Nada de esto le ayuda a aumentar su popularidad en casa, pero sin duda ha mejorado su posición en Washington.

Sí, ha habido una disminución en la incitación, el tema que funcionarios israelíes plantean una y otra vez. Aún se escuchan discursos inflamatorios y declaraciones llenas de odio hacia los judíos y los israelíes pero hay menos de ellas en los medios de comunicación e incluso en los libros de texto palestinos.

¿Qué pasa con la coordinación de seguridad? La “increíble” cooperación que Trump destacó en su conferencia de prensa con Abbas que ha prevalecido desde hace algún tiempo. La Autoridad Palestina está intentando frustrar cualquier célula que planea ataques terroristas, ya sea de Hamas, el Estado Islámico, o cualquier otro grupo. Sus policías han detenido a terroristas y evitado ataques. En las últimas semanas han confiscado cientos de armas ilegales, la mayoría fabricadas en los territorios.

Las comunidades de inteligencia israelí y estadounidense están muy conscientes de este trabajo, al igual que Trump. Netanyahu y sus ministros prefieren no mencionar estas actividades por parte de la Autoridad Palestina, no porque las subestimen, sino porque cualquier expresión de gratitud hacia la Autoridad Palestina limitará el apoyo que reciben de la derecha. También podría perjudicar a los servicios de seguridad palestinos, que se les reclama de colaborar cuanto más Israel alaba este trabajo (aunque gran parte del público palestino ha mantenido este punto de vista durante algún tiempo).

Una de las figuras más significativas que ha realizado estos cambios es el primer ministro de la AP, Rami Hamdallah. Al principio parecía bastante débil, y sin pretensiones políticas – una persona que Fatah podía manejar a su antojo. Pero Hamdallah ha ido ganando un estatus en las instituciones políticas y de seguridad de la AP, así como el apoyo del público palestino. Él da instrucciones a los jefes de seguridad de la AP, con quienes se reúne regularmente, y se le actualiza sobre las actividades de los servicios de seguridad, desde detenciones de activistas de Hamas hasta confiscación de armas y dispersión de manifestaciones.

Hamdallah no es visto como corrupto. Algunos lo comparan con el ex primer ministro Salam Fayyad, y éste es quizás el mayor peligro que enfrenta – si es demasiado exitoso, como lo fue Fayyad, los altos funcionarios de Fatah tratarán de derribarlo. Hamdallah también se considera más cauteloso con respecto a las medidas que la Autoridad Palestina ha estado tomando contra Hamas en las últimas semanas, en lo que parece una separación gradual entre Cisjordania y la Autoridad Palestina de Gaza.

El Mahmoud Abbas de 2017 también está menos renuente a entrar en conflictos internos palestinos, a pesar de que su popularidad sigue cayendo. La derrota de Fatah esta semana en las elecciones estudiantiles en la Universidad Bir Zeit es sólo un ejemplo de ello. Sin embargo, Abbas persiste en sus planes de desvincularse de Gaza. Funcionarios de la Autoridad Palestina anunciaron esta semana que dejarán de cobrar impuestos a los residentes de la Franja de Gaza. En otras palabras, sólo Hamas recaudará impuestos de los habitantes de Gaza, y podemos adivinar que el apoyo a Hamas disminuirá como resultado.

Abbas también anunció el cese de los pagos a Israel por la electricidad de Gaza, causando problemas tanto para Israel como para Hamas. Israel dice que no tiene ninguna intención de subsidiar la electricidad de Gaza, y no está claro en este momento quién pagará a fin de mes. La Autoridad Palestina puede finalmente aceptar una parte del proyecto de ley para asegurar el suministro de electricidad a instalaciones críticas como hospitales, pero una cosa está clara: el sufrimiento en Gaza continuará.

Abbas está planeando otras medidas, como suspender el pago mensual de salarios a los miembros del parlamento de Hamas (sorprendentemente, siguen recibiendo salarios) y detener los pagos a los prisioneros en Gaza que fueron puestos en libertad como parte del intercambio de presos para la liberación de Guilad Shalit en 2011.

Hamas está nervioso. No tiene un segundo plan en este momento. Qatar ha dicho que no tiene intención de pagar por la electricidad de la Franja de Gaza mientras no haya un proceso de reconciliación entre la Autoridad Palestina y Hamas. La Franja de Gaza está al borde de una explosión a pesar de que Hamas no la desea.

También hay un poco de confusión dentro de Hamas por razones políticas. Ismail Haniyeh fue elegido jefe de su ala política, pero opta por evitar tomar decisiones sobre la Franja de Gaza, de la cual Yahya Sinwar está a cargo. Aunque Haniyeh, como jefe de la oficina política de Hamas, supuestamente supera a Sinwar en la actualidad, no está en absoluto seguro de que será el que da intrucciones al jefe de la oficina política de Hamas en Gaza.

Una mayor fricción entre la Autoridad Palestina y Hamas parece inevitable, lo que podría anticipar problemas en el terreno. Sin embargo, también reforzaría la credibilidad de Abbas a los ojos de la administración de Trump.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico

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Esti Peled: Esti Peled es corresponsal de Enlace Judío en Israel. Desde Haifa, donde radica, está siempre atenta a lo que sucede en el Estado judío. Aprovechando las 8 horas de diferencia horaria entre Israel y México, nos brinda las últimas noticias desde el lugar más "cubierto" del planeta.