Doña Gracia Mendes y un estado judío en Tiberias (1558-1564)

Luego de haber salvado y ayudado a miles de sus hermanos judíos, Doña Gracia Mendes Nasí (1510-1569) se dedicó a cumplir con un sueño que podría considerarse mesiánico: establecer un “estado judío independiente” en la tierra de Israel.

RABBI YOSEF BITTON

Recordemos que estamos ahora en Constantinopla, donde Doña Gracia y su sobrino Don Yosef Nasí (1524-1579) que seguía los pasos de Doña Gracia, eran, después del Sultán, la familia más influyente en el Imperio Otomano. Este Imperio se extendía por todo el Medio Oriente, incluyendo la tierra de Israel. Como todos sabemos, siempre vivieron Yehudim en Israel. Y en esos años (1530-1550) se estaba desarrollando un importante centro Rabínico en Tsefat (Safed, en el norte de Israel) liderado por el Rab Yosef Caro, que luego se transformaría también en un centro de estudio de Cabalá.

En 1560 la población judía de Tsefat contaba con 1,000 familias. Los habitantes de Tsefat eran en su mayoría refugiados Sefaradim que luego de muy peligrosas travesías habían logrado llegar a Israel (esto lo cuento con más detalle en mi libro “Forgotten Giants”, en inglés). En Yerushalayim también había judíos, pero estaban en una situación muy miserable. Jerusalem era una ciudad por la cual se peleaban constantemente Cristianos y Musulmanes. Los Yehudim eran odiados por ambos.

Voy a copiar literalmente (y sin eufemismos) un documento que nos dará una idea de la situación de los Yehudim de Yerushalayim en esa época. Este texto es de un cura franciscano llamado Francesco Suriano: “Estos perros, los judíos, son pisoteados, golpeados y torturados, como lo merecen. Viven en esta tierra en condiciones de tal humillación que las palabras no pueden describir. Y particularmente en Jerusalem… donde hasta los musulmanes los tratan peor que a los perros”.

La ciudad de Tsefat estaba en el municipio de la ciudad de Tiberias, pero la ciudad en sí estaba prácticamente en ruinas. Los cristianos no la pretendían y los musulmanes no tenían ninguna pretensión por ella. Tiberias era una ciudad fantasma, donde reinaba el caos, y en total estado de abandono.

Doña Gracia tuvo entonces una maravillosa idea: le ofreció al Sultán desarrollar la ciudad de Tiberias y producir impuestos para el tesoro del real. En 1558 el Sultán le concedió a Doña Gracia la concesión de la ciudad de Tiberias. Doña Gracia podría reconstruir la ciudad y desarrollarla comercialmente, pero debía garantizar un ingreso anual de 1,000 lingotes de oro para el Sultán. Doña Gracia aceptó. El cargo que ella tendría era el equivalente a ser la gobernadora de la ciudad y gozaría de total independencia (mientras la recaudación de impuestos se mantuviera).

El proyecto de Doña Gracia, que contaba con el beneplácito del Sultán, era que una vez construida la ciudad, todos los judíos del mundo tendrían un lugar donde podrían establecerse y vivir en paz y seguridad. En especial quienes más urgente lo necesitaban: los anusim, los refugiados Sefaradim de España y Portugal, que vivían escapando de lugar a lugar por Europa, practicando una religión que les había sido impuesta por la fuerza. Esto sería la realización del gran sueño de Doña Gracia: ¡luego de haber salvado a miles de Yehudim del cautiverio, cerrar el y círculo y brindarle ahora a su pueblo la oportunidad de vivir libres y seguros nada menos que en la Tierra de Israel!

En 1561, Don Yosef Nasí (que luego sería asignado como “el Señor de Tiberias”) y el Rab Yosef Ben Aderet comenzaron la construcción de las murallas de la ciudad, algo esencial para que Tiberias pudiera sostenerse.

También, entre los dos comenzaron a embellecer la ciudad y desarrollarla comercialmente. Tal como 500 años más tarde lo hiciera el Keren Kayemet le Israel, lo primero que hicieron fue plantar árboles: naranjos, pinos y especialmente árboles de moras. Estos últimos árboles son esenciales para la cría del gusano de seda, una industria muy rentable que se desarrollaría en Tiberias. También introdujeron la apicultura (cría de abejas para producir miel).

En Diciembre de 1564 las murallas de protección de la ciudad, que existen hasta el día de hoy, fueron finalmente terminadas.

Don Yosef Nasí invitó a los más importantes comerciantes judíos de Europa, especialmente de Venecia, a transferir sus fábricas a Tiberias. Don Yosef también mandó barcos a varias ciudades europeas donde habían Yehudim anusim para trasladarlos gratuitamente a Tiberias. Cuentan que muchos Yehudim, los de Ancona, por ejemplo, eran tan pobres que no tenían dinero para llegar hasta el puerto. Don Yosef Nasí envió emisarios de su parte para ubicar a estos Yehudim y ayudarlos a llegar al puerto y hacer Aliyá.

Los judíos comenzaron a llegar de España y de Portugal a la tierra prometida, que ahora era un paraíso terrenal, donde el viento del atardecer perfumaba la ciudad con aroma de pinos y naranjos.

Doña Gracia fundó también una Sinagoga y un Bet haMidrash, una casa de estudios de Torá liderada por el Rab Elazar ben Yojai, de la ciudad de Tsefat.

Y lo más impactante era una gran casa que se estaba construyendo en la ciudad: una hermosa mansión que sería la nueva y definitiva residencia donde viviría Doña Gracia Mendes.

 

 

Fuente:halaja.org

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