איזהו חכם? הלומד מכל אדם
En el cuarto capítulo de Pirqué Abot Shimon Ben Zomá nos dice: “¿A quién se le puede considerar como un sabio? A aquel que aprende de todas las personas.”
RABBI YOSEF BITTON
¿Cómo se le llama en hebreo a un sabio de la Torá? El término más honorable que se le puede atribuir a una persona en el campo del conocimiento de la Torá no es JAJAM (Sabio), sino TALMID JAJAM (discípulo de un sabio), o de acuerdo a una tradición Sefaradí casi olvidada, a un estudioso de la Torá se lo llama “TALMID JAJAMIM” , (discípulo de los sabios), es decir, un individuo que ha absorbido y absorbe el conocimiento de varios instructores.
El gran rabino Sefaradí Maimónides (1135-1204) escribió en una de sus cartas médicas lo siguiente: “Una de las disfuncionalidades sicológicas más comunes, tan común que casi nadie escapa de ella … es considerarse a uno mismo más sabio que todos los demás. Así, la mayoría de los hombres pretende que todos escuchen y acepten sus ideas, a las cuales él considera superior a las ideas de los demás… y esta auto-percepción es característica incluso de personas que no son grandes expertos en esos temas”.
Ben Zomá nos viene a enseñar que uno de los pre- requisitos para adquirir la sabiduría es reconocer que no lo sabemos todo. Cuanto mayor es nuestra conciencia de lo poco que sabemos, más sabiduría tenemos, y viceversa.
Esta idea fue formulada por los Sabios del Talmud ז”ל, que siempre discutían y debatían temas de Sabiduría, MODIM DERRABANAN HAYNU SHIBJAYHU, “La sabiduría de un sabio (de la Torá) se nota cuando le da la razón a otro sabio.”
El verdadero sabio siempre está aprendiendo. Explica el Rab Shemuel Pinjasi en su comentario a Pirqué Abot, que el verdadero sabio es un campeón de la objetividad y la integridad intelectual, ya que valora la Sabiduría, sin importar de quien venga. Siempre se fuerza por instruirse, aún de los que saben menos que él. Y es capaz de aprender no solo de los aciertos sino o (especialmente) de los errores de los demás. “El hombre simple aprende de su propia experiencia; el hombre sabio, de las experiencias de los demás”.
“El objetivo final de la sabiduría, explica el Rab Pinjasi, es la humildad intelectual: saber que no sabemos lo suficiente”. Esto es algo muy característico de la filosofía de Maimónides, cuando habla por ejemplo de nuestras limitaciones para saber cómo fue el acto inicial de Creación, o los detalles del Mundo por Venir, y especialmente cuando habla de nuestras limitaciones en cuanto a lo que podemos comprender de Dios. El individuo ignorante piensa que lo sabe todo acerca de Dios, ya que cuando piensa en Dios, inconscientemente, lo humaniza. El sabio, en cambio, adquiere cada vez más conciencia de la irreducible distancia entre el hombre y Dios. Y en realidad “cuanto menos características humanas le atribuye a Dios, más se incrementa su conocimiento de Dios”. A esto se lo conoce como aprendizaje vía-negativa o conocimiento apofático.
No hay persona más ignorante que aquel que nunca dice “No se” o “Tienes razón”. En este sentido, la arrogancia intelectual es el signo más evidente de la falta de sabiduría.
Fuente: halaja.org
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