JUDY MALTZ
El documental “The Field” (“El Campo”) muestra a una organización israelí-palestina durante un período particularmente difícil en Cisjordania.
Años de lucha contra la ocupación israelí han convencido a Ali Abu Awwad, un destacado activista pacifista palestino, que si no puede ganarse su apoyo, es una causa perdida.
Así que hace unos tres años, construyó una pequeña choza en una parcela de su familia en Gush Etzion, uno de los grandes bloques de asentamientos de Cisjordania, e invitó a algunos residentes a unirse a él en una nueva iniciativa popular. Era la primera vez que se miraban a los ojos, que hablan de sus temores y sueños, rezaban y plantaban cultivos juntos. La primera vez que compartían comidas, caminan juntos, y empezaban a pensar fuera de la caja sobre cómo vivir juntos. Este espacio fue llamado “The Field (“El Campo”).
“Sé que mientras no hablemos con gente de derecha, la izquierda no hará la paz con nosotros,” explica Abu Awwad en un nuevo documental israelí que se estrena esta semana en el festival de cine Docaviv de Tel Aviv. “Hay 600,000 residentes israelíes de Judea y Samaria que no van a desaparecer sólo por algunas manifestaciones en la Plaza Rabin de Tel Aviv. Si la izquierda israelí es débil y no tiene el valor de hablar con los colonos, entonces ese es problema de Israel”.
“The Field”, un largometraje producido y dirigido por Mordechai Vardi, muestra a Shoreshim (la palabra hebrea para “Raíces”), una organización que Abu Awwad ayudó a crear, durante un período excepcionalmente difícil para los residentes de esta región en particular. En el otoño de 2015, apenas un año después de que se lanzara la iniciativa, Gush Etzion fue blanco de una serie de sangrientos ataques terroristas. La nueva ola de violencia representa un desafío para los lazos que se han forjado cuidadosamente entre activistas de paz palestinos e israelíes.
En una escena particularmente difícil, tras el asesinato de una mujer israelí de 25 años en el cruce de Gush Etzion, Abu Awwad intenta explicar a un grupo de israelíes enojados reunidos en su choza, por qué es difícil para la mayoría de los palestinos que simpaticen con ellos. Las partes en el conflicto no son iguales, dice.
“Cuando salgamos de este lugar, ustedes volverán a sus hogares bien construidos, y nosotros volveremos a nuestros campamentos de refugiados. Nos llaman asesinos y criminales, pero ustedes se han establecido en nuestros hogares y en nuestros corazones, no como socios”.
En respuesta a estas duras palabras, uno de los rabinos del grupo anuncia que ha terminado con estos esfuerzos de diálogo.
Entre los activistas judíos de Shoreshim hay muchos devotos del difunto Menachem Fruman, un rabino del asentamiento de Tekoa que antes de morir fue un destacado activista de paz y de los derechos de los palestinos en Cisjordania. Su viuda, Hadassah, es una fuerza impulsora de la organización conjunta de colonos y palestinos. La tragedia llega a su familia cuando su cuñada, Mijal, es apuñalada en su casa en enero de 2016. Al salir del hospital, cuando un grupo de pacifistas palestinos la visitan, ella se despide de ellos con el siguiente mensaje: “Quiero que todos pensemos cómo podemos convencer a chicos de 13, 14 y 15 años dispuestos a atacar con un cuchillo que es posible vivir en paz”.
Abu Awwad rechazó la violencia bastante tarde en su vida. Su madre, un miembro de la Organización para la Liberación de Palestina, entonces prohibida por Israel, fue encarcelada cuando él tenía 10 años. Posteriormente, su hermano murió en un enfrentamiento con un soldado israelí. Abu Awwad mismo cumplió una pena de cuatro años de prisión por lanzar piedras y cócteles Molotov a las fuerzas de las FDI durante la primera Intifada palestina.
Su cambio de postura, relata en la película, fue provocado por una visita inesperada tras la muerte de su hermano. “Un israelí ortodoxo cuyo hijo también había muerto a causa del conflicto preguntó si podía visitarnos,” comenta Abu Awwad. “Sorprendentemente, mi madre accedió. Yo estaba sorprendido cuando llegaron. Se con nosotros y lloraron. Hasta entonces nunca se me había ocurrido que los judíos también derramaban lágrimas.
Su socio principal en Shoreshim es Hanan Schlesinger, un rabino nacido en Estados Unidos del asentamiento de Alon Shvut. Él también se transformó en su primer encuentro personal con palestinos. “Un día salí a caminar y llegué a la tierra de Ali”, relata en la película. “Vi a un grupo de unos 20 palestinos y 20 a 25 israelíes hablando entre ellos. Esto es algo que nunca sucede. Era la primera vez que escuchaba a alguien hablar de que había estado en una cárcel israelí y que había sufrido bajo la ocupación sin derechos. Era una narrativa completamente diferente sobre la tierra en la que vivimos”.
Hasta la filmación de la película, más de 2,500 jóvenes israelíes habían visitado el pequeño oasis de Abu Awad, muchos de ellos escuchaban por primera vez sobre lo que piensan los palestinos del conflicto. Eso no incluye a todos los israelíes que visita regularmente para difundir su mensaje de que “la paz no consiste en firmar un pedazo de papel, sino en cambiar las condiciones de vida de las personas”.
Al dirigirse a un grupo de jóvenes israelíes antes del servicio militar que visitaron su centro de paz durante la llamada “Intifada de los cuchillos”, Abu Awwad dijo: “Cuando un joven de 13 años los ataca con un cuchillo significa que ha perdido el miedo a la muerte, que ha perdido su amor por la vida”.
En una de las reuniones de salón en un asentamiento cercano, una mujer israelí preguntó a Abu Awwad si, en su profundo anhelo de paz, representa sólo una pequeña minoría de palestinos. “Soy una minoría cuando se trata de actuar, pero no cuando se trata de una disposición,” respondió.
En una de las escenas finales de la película, Abu Awwad y uno de sus compañeros israelíes aparecen juntos en un auditorio lleno de alumnos de escuelas árabes de Jerusalem Este. Refiriéndose al giro más negativo que ha tomado el conflicto israelí-palestino, uno de los alumnos levanta la mano y pregunta a los ponentes: “Sólo seguimos hablando de paz, pero ¿qué es lo que hacemos?”
La película corta rápidamente a una nueva escena, dejando la respuesta en el aire.
Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico
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