Historia y política de Jerusalén

Con motivo de la visita del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a Israel, concretamente a Jerusalén, y la especulación pública sobre si la administración Trump implementará el acta de 1995 “Embajada en Jerusalén”, trasladando la actual sede diplomática norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén (traslado aplazado hasta la fecha por todos los presidentes norteamericanos), el equipo de investigación de BICOM ha producido un informe sobre el devenir histórico de la ciudad de Jerusalén.

Breve Historia de Jerusalén

Jerusalén es Santa para las tres religiones monoteístas: Judaísmo, Islam y Cristianismo. Jerusalén es la ciudad más sagrada del mundo para los judíos, y fue su antigua capital y el lugar donde ambos Templos de referencia fueron construidos en la Edad Antigua. Para los musulmanes, la ciudad es su tercer lugar más sagrado, después de La Meca y Medina. Para los cristianos, Jerusalén es la ciudad donde se produjo la crucifixión y resurrección de Jesús.

Los judíos han mantenido una presencia continua en Jerusalén durante más de 3,000 años. A pesar de las prohibiciones que han sufrido para habitarla, o para hacerlo en condiciones hostiles, la comunidad judía ha supuesto una impronta constante en la vida de la ciudad. Desde principios del siglo XIX ha sido el grupo demográfico más amplio en Jerusalén (sólo en 1870 el número de habitantes judíos alcanzaba 11,600 del total de 22,000).

En 1948, el año de la independencia de Israel, los judíos constituían 100,000 de los 165,000 Habitantes. En 2016, los judíos comprendían el 62% de la población de la ciudad, representando la comunidad musulmana el 37% y los cristianos el 1%. A lo largo de las últimas décadas se ha producido una disminución en el tamaño relativo de la población judía de Jerusalén, con un aumento proporcional de la población árabe. La proporción de la población judía disminuyó del 74% de 1967 al 72 por ciento en 1980, hasta el 68% en 2000, y al 63% en 2014.

Durante 400 años Jerusalén formó parte del Imperio Otomano, hasta que el ejército británico, al mando del general Edmund Allenby capturó la ciudad en diciembre de 1917, siendo el primer cristiano tras más de seis siglos en controlar Jerusalén. El Primer ministro británico David Lloyd George describió la captura como “un regalo de Navidad para el pueblo británico”. Jerusalén se mantuvo en manos británicas como parte el mandato británico de 1922 a 1948. En Noviembre de 1947 la ONU aprobó la resolución 181 en la que se exigía que el mandato palestino fuese dividido en dos estados, uno judío y otro árabe, y la constitución de un “régimen internacional especial para la ciudad de Jerusalén”. Mientras el liderazgo judío, aún con reservas, aceptó la resolución, todos los estados árabes rechazaron la misma, originando que el Primer Ministro israelí de entonces, David Ben Gurión, declarará que Israel no aceptaría la internacionalización de Jerusalén.

Después de la Guerra de Independencia de 1948 Jerusalén se dividió de hecho por primera vez en su historia, con Israel controlando la parte occidental y Jordania la parte oriental (incluyendo la Ciudad Vieja). En 1950, Jordania se anexionó los territorios que había capturado en la Guerra de 1948. Jerusalén occidental eran 38 kilómetros cuadrados y Jerusalén oriental sólo 6 kilómetros cuadrados. Aunque Reino Unido y Pakistán fueron los únicos dos países que reconocieron la anexión de Jordania, el Reino Unido nunca reconoció la soberanía de Jordania sobre Jerusalén, viéndola como ilegal.

En diciembre de 1949 el primer ministro israelí, David Ben-Gurión, anunció que Jerusalén era una parte inseparable de Israel y su Capital Eterna.

Esto fue replicado por el primer ministro Levi Eshkol después de la reunificación de las partes este y oeste de Jerusalén por Israel tras la Guerra de los Seis Días.

Bajo el gobierno jordano, y contraviniendo el artículo VIII del armisticio entre Jordania Israel de 1949, judíos y cristianos fueron vetados a visitar sus sitios sagrados. A los judíos se les negó el acceso al Muro Occidental, al cementerio judío en el Monte de los Olivos y al resto de enclaves religiosos en Jerusalén Este.

Las líneas de armisticio selladas en 1949 se convirtieron en teatro de operaciones de los francotiradores jordanos, que, apostados en las paredes de la Ciudad Vieja, disparaban contra todo israelí, aún en su propio territorio. A los cristianos se les permitió el acceso a sus sitios sagrados pero, sin embargo, estaban sujetos a un estricto control jordano. Por ejemplo, se impusieron límite de peregrinos durante las celebraciones religiosas, prohibición a instituciones benéficas para adquirir propiedades en Jerusalén, o controles estrictos a escuelas cristianas, obligando a incluir en sus programas académicos la enseñanza del Corán y el árabe, y prohibiendo la enseñanza de materia cristiana a los no cristianos.

Contraviniendo también el armisticio de 1949, Jordania permitió la construcción sobre lugares santos judíos. Por ejemplo, una carretera en dirección al Hotel Intercontinental cruzó el cementerio del Monte de los Olivos, destruyendo cientos de tumbas judías. 58 sinagogas fueron destruidas o convertidas en establos o gallineros en el Barrio Judío de la Ciudad Vieja.

El 27 de junio de 1967, en la Guerra de los Seis Días, Israel penetró en Jerusalén oriental y reunificó la ciudad. Paralelamente, el ejecutivo israelí aprobó la Ley y Ordenanza de administración (enmienda número 11), que prevé la prórroga de su ley, jurisdicción y administración a Jerusalén Este. Los límites de Jerusalén fueron ampliados para incluir 108 kilómetros cuadrados. Al día siguiente Israel aprobó la ordenanza de Municipios (enmienda número 6), que autorizaba al Ministerio del Interior a ampliar los límites de Jerusalén Este. En 1993 y 1998 Israel extendió el límite municipal de Jerusalén, siguiendo una política de construcción de comunidades alrededor de la ciudad para asegurar que Jerusalén nunca se divida de nuevo.

Después de la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel ha mantenido el acceso a los Lugares Sagrados para todas las personas. Los aproximadamente 300,000 residentes palestinos en el Territorio municipal de Jerusalén Oriental gozan del estatus de “residente permanente” de Israel, lo que significa que disfrutan de varios derechos civiles, teniendo derecho a servicios sociales tales como Seguridad Social, servicios de salud y servicios municipales.

Una ciudad en disputa

Tanto israelíes como palestinos afirman que Jerusalén es su capital. El estado de Israel ha proclamado a Jerusalén como La “capital indivisible y eterna de Israel”, y mantiene en ella sus principales instituciones. La OLP, “Organización por la Liberación de Palestina”, viene situando últimamente la parte este de la ciudad como la capital del estado palestino. La comunidad internacional ha aceptado de facto la aplicación de la ley israelí en Jerusalén Occidental, mientras que la pretensión de internacionalizar Jerusalén ya no se plantea seriamente.

No hay documentos legales que resuelvan claramente el estatus de Jerusalén. La declaración de principios sobre el conflicto, firmada entre Israel y la OLP en Septiembre de 1993, deja abierto el estatus de la ciudad. El artículo V de dicha declaración indica que el estatus permanente de Jerusalén es uno de las cuestiones que han de ser acordadas por ambas partes a través de las negociaciones bilaterales.

Aunque muchos israelíes se oponen a cualquier división de Jerusalén, Israel se ha ofrecido a compartir la soberanía de Jerusalén con los palestinos en aras de la paz. En 2000 Ehud Barak ofreció enormes concesiones que hubieran permitido a los barrios árabes de Jerusalén oriental convertirse en la capital palestina, y otorgado a los palestinos control sobre los lugares santos musulmanes como el Monte del Templo, pero esta oferta fue rechazada por Yasser Arafat. En 2008, el Primer Ministro Ehud Olmert se ofreció a poner la Ciudad Vieja y Santa Cuenca (territorios adyacentes) bajo gestión conjunta plurinacional, compuesta por representantes de Arabia Saudita, Jordania, Palestina, Estados Unidos e Israel.

La política oficial del Reino Unido sobre Jerusalén en el proceso de paz es que debe ser la capital compartido de ambos lados, de manera que se acuerde a través de negociaciones bilaterales, conciliando sensibilidades israelíes y palestinas, sin generar graves problemas de seguridad y logísticos.
Aunque la mayoría de las embajadas extranjeras se localizan en Tel Aviv, el Consulado General de los Estados Unidos, junto al de otros ocho países, se encuentran en Jerusalén y mantienen relaciones diplomáticas con la Autoridad Palestina. Cinco de ellos – Reino Unido, Turquía, Bélgica, España Y Suecia – están en Jerusalén este. Los Consulados generales de los Estados Unidos, Francia, Italia y Grecia están en Jerusalén oeste. La Unión Europea también dispone de una Oficina de representación en Jerusalén Oriental. En Israel existe la fuerte convicción de que si estos países mantienen misión diplomática con los palestinos en la parte oriental de Jerusalén, no debe haber objeción a que no pueden emplazar sus embajadas en la parte occidental de Jerusalén, considerada de hecho como la Capital de Israel por los palestinos desde el Proceso de Paz en 1993.

 

 

Fuente: ACOM

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