La protesta de 800 reos contra las condiciones de detención concluye tras una petición de Abbas a EE UU.
En el primer día de Ramadán, el mes sagrado musulmán de ayuno y oración, con la mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y tras una petición oficial a Estados Unidos para que interviniera en el conflicto, más de 800 presos palestinos han puesto fin este sábado a 40 jornadas de huelga de hambre en las cárceles de Israel tras alcanzar un acuerdo. El Servicio de Prisiones israelí ha confirmado el pacto negociado en las últimas horas, según un portavoz de la institución penitenciaria, con representantes de la Autoridad Palestina y de Cruz Roja. Fuentes palestinas citadas por el diario Haaretz aseguraron sin embargo que los líderes de la protesta de los reclusos, con el dirigente de la Segunda Intifada Marwan Barguti a la cabeza, intervinieron directamente en una negociación maratoniana la noche del viernes en la cárcel de Ashkelon (sur de Israel).
Más de 1.500 internos palestinos — de un total de 6.500 ingresados en penales del Estado hebreo – han participado en la huelga de hambre desde el pasado 17 de abril. El Club de Prisioneros, ONG que vela por sus intereses, asegura que más de un millar de ellos han prolongado su ayuno durante casi seis semanas, en las que sólo han ingerido agua con sal. El Servicio de Prisiones reduce la cifra final de huelguistas a 834, de los que 18 se encontraban hospitalizados ante el progresivo deterioro de su salud.
La protesta ha movilizado a la sociedad palestina al margen de la división política entre Fatah – el partido nacionalista que controla Cisjordania y al que están afiliados las mayoría de los presos que la han secundado – y Hamás, movimiento islamista hegemónico en la Franja de Gaza. Varias huelgas generales y manifestaciones se han sucedido a lo largo de los 40 días de huelga de hambre, con enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes que se han multiplicado en los últimos días.
Israel ha reconocido a los presos palestinos el derecho a una segunda visita mensual de sus familiares. Este segundo contacto fue suspendido el año pasado después de que el CICR dejase de cubrir el costo del desplazamiento de los visitantes desde los territorios palestinos hasta las cárceles. Los responsables de la Cruz Roja pidieron a las autoridades israelíes que, como potencia ocupante, se hicieran cargo del traslado de acuerdo con la legislación internacional.
Otras de las reivindicaciones de los reclusos en huelga eran la instalación de teléfonos públicos en las galerías para mantener comunicaciones supervisadas o la mejora de los servicios médicos. El organismo penitenciario no dio detalles sobre la concesión de estas peticiones. El director de la agencia palestina de Asuntos de los Prisioneros, Issa Karaka, aseguró a Haaretz sin mayor concreción que las exigencias de los detenidos les habían sido reconocidas.
El ministro de Seguridad Interior, Gilad Erdan, se negó en un principio a negociar con los presos en huelga y ordenó la aplicación de medidas sancionadoras, como el traslado de cárcel y el internamiento en celdas de aislamiento. Erdan atribuyó la protesta carcelaria a las ambiciones políticas de Barghouti — el dirigente palestino más valorado en las encuestas de opinión, y que ha pasado la mitad de sus 58 años entre rejas–, considerado como un previsible sucesor del presidente palestino, Mahmud Abbas, de 82 años.
Israel acusa a Barghouti de ser el jefe del Tanzim — un brazo armado de Fatah — y ordenar atentados contra israelíes durante la Segunda Intifada. Capturado por el Ejército en Ramala en 2002, fue juzgado por un tribunal civil —ante el que Barghouti no se defendió al no reconocer su legitimidad — y condenado por terrorismo a cinco cadenas perpetuas más 40 años de cárcel suplementarios.
Con el propósito de desacreditarle ante sus compañeros de movilización, el servicio de prisiones palestino difundió un video en el que aparecía comiendo galletas y chocolatinas a escondidas en su celda. El propio ministro Erdan dio a entender que los alimentos habían sido introducidos con el objetivo de tentarle. Los familiares del líder de la protesta, por su parte, aseguraron que se trataba de unas imágenes tomadas en 2004.
El presidente de la Autoridad Palestina había reclamado el jueves al enviado del presidente Donald Trump a Oriente Próximo, Jason Greenblatt, la intervención de Estados Unidos para “garantizar la protección de los derechos de los prisioneros y la concesión de sus reivindicaciones humanitarias”. Abbas dijo entonces que esperaba una respuesta inmediata de Israel. Con anterioridad a la visita de Trump a Israel y Palestina, a comienzos de esta semana, ya se habían iniciado contactos entre los reclusos y el Shin Bet (servicio de Seguridad Interior).
Medio millar de los 6.5000 prisioneros se hallan sometidos al llamado régimen de detención administrativa, sin acusación formal, que puede prolongarse de forma indefinida. Más de 850.000 palestinos han pasado por cárceles controladas por Israel durante medio siglo de ocupación, que se cumple a comienzos de junio. Se trata de un 40% de los hombres adultos, de casi una quinta parte de la población de Palestina.
Fuente: El País
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