El antisemitismo es quizá una de las expresiones de odio más antiguas hacia un grupo humano. Este sentimiento alcanzó su máximo nivel con el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, en el presente ha recobrado una magnitud insospechada; el antisemitismo y el antiisraelismo en buena medida están cobrando fuerza por la difusión que de éstos se hace en los medios de comunicación masiva.
LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Una empresa administrada y formada por antiguos miembros de unidades de tecnología militar y veteranos de la Unidad de Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel han desarrollado un sistema para identificar el antisemitismo en la Web; en una demostración piloto, esta empresa identificó más de 500 mil post antisemitas que llegan a más de 40 millones de personas.
En este contexto, el Ministerio de la Diáspora, que encabeza Naftali Bennett, presentó recientemente un informe en el que se consigna que el año de 2016 se caracterizó por una creciente ola de incidentes antisemitas en todo el mundo, declaraciones contra los judíos en los medios de comunicación y en las redes sociales, manifestaciones e incidentes violentos contra comunidades judías y ataques contra personas judías con el pretexto de acusar a Israel “de sanguinario e ilegitimo”.
El mayor número de incidentes se registró en Alemania, cuna del nazismo, en parte debido a la crisis que provocó la ola masiva de refugiados; sin embargo, el grueso de los incidentes se relacionan con el fortalecimiento de los movimientos de extrema derecha.
El discurso antisemita ha llegado a situaciones preocupantes en la Gran Bretaña y ha entrado de lleno a la política, “cincuenta miembros del Partido Laborista han sido suspendidos en los últimos años por comentarios antisemitas y racistas”. El 75.0% de los incidentes antisemitas se motivaron por razones políticas. El informe del Ministerio de la Diáspora incluye un discurso de Mahmoud Abás (MA) presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en el Parlamento de la Unión Europea (UE) en junio del 2016 en el que dijo “que los rabinos israelíes exigieron que el gobierno envenenara los suministros de agua para matar palestinos y obligarlos a emigrar”; por otra parte, MA, en su visita a EUA en mayo pasado, dijo al Presidente Donald Trump (DT) que está preparado para negociar la Paz con Israel, empero, en la práctica él es principal promotor del odio hacia los judíos y los israelíes; el Jerusalem Center for Public Affairs consignó que la ANP, emitió pagos a terroristas palestinos y a sus familias por más de mil millones de dólares durante un periodo de 4 años. Increíble que un individuo como MA, rechazado por los propios palestinos por su autoritarismo y por ser corrupto, se atribuya la potestad de ser el líder negociador de la paz con Israel.
En Europa es donde han cobrado fuerza los actos antisemitas atribuidos a personas que provienen de la comunidad musulmana, apoyados por Irán. Es de destacar el crecimiento de incidentes antisemitas en Europa del Este, en particular en Polonia, en donde se observa una marcada falta de acción del gobierno para erradicar el antisemitismo; este país fue por siglos un gran incitador del antisemitismo apoyado por la Iglesia Católica.
En EUA aumentó el antisemitismo en el 2016 vinculado en parte con los seguidores de DT, quien en general ha fomentado el odio racial. Los incidentes antisemitas: agresiones, daños a la propiedad y hasta amenazas de bombas se elevaron 24.0% en el 2016 respecto al 2015; representaron 1,266 incidentes dirigidos a personas e instituciones comunitarias. Se registraron sobre todo en Estados grandes: California, Nueva York, Florida y Massachusetts; proliferaron los símbolos antisemitas en las redes sociales, periodistas judíos fueron blanco de ataques y viejas teorías de conspiración sobre los judíos tomaron un nuevo impulso. Una parte importante del prejuicio contra los judíos se originó en la ultraderecha, que promueve “mantener la identidad blanca y los valores de Occidente y se oponen al multiculturalismo”.
Un capítulo especial del antisemitismo en EUA se refiere a su expansión en los campus universitarios en donde existe una actitud hostil bastante generalizada hacia Israel y hacia los judíos.
En el marco del odio a los judíos y a Israel sobresalen las opiniones que la destacada periodista española, Pilar Rahola, (PR) plasmó en un artículo que publicó en Política y Actualidad en agosto del 2013. PR afirma que todo el mundo se atreve a opinar sobre Israel que está bajo la permanente lupa mediática a través de una imagen distorsionada, “que contamina los cerebros del mundo”; personas cultas están dispuestas a creerse que los judíos tienen seis brazos, como en la Edad Media, creen en todo tipo de barbaridades. PR se pregunta por qué tanta gente inteligente, cuando habla sobre Israel, se vuelve idiota, señala que el problema es que no existe información seria en el periodismo “sufrimos de un periodismo de hamburguesa, fast food, lleno de prejuicios, propaganda y simplismo”. ¿Por qué se criminaliza a un pequeño país que lucha por la supervivencia? ¿Por qué todo es reducido a una simple masa de imperialistas asesinos? (referencia al gobierno y al Ejército de Israel) ¿Por qué no existen culpas palestinas? ¿Por qué siendo el único país del mundo amenazado con la destrucción, es el único al que nadie considera víctima?
PR señala que no cree que exista una sola respuesta a estas preguntas. Al igual que es imposible explicar completamente la maldad histórica del antisemitismo; tampoco es posible explicar la “imbecilidad” actual del antiisraelismo. Ambos beben de las fuentes de la intolerancia, la mentira y el prejuicio. PR menciona que si además se concluye que han cambiado las contingencias, pero se mantienen intactos los mitos más profundos, tanto del antisemitismo cristiano medieval, como del antisemitismo político moderno.
PR señala que el resurgimiento de la intolerancia, ahora centrada, no en el pueblo judío, sino en el Estado judío, tiene motivos históricos y geopolíticos; el papel soviético durante décadas y en el presente el de Rusia en el Medio Oriente, los intereses árabes, el antinorteamericanismo europeo, que en días pasados lo confirmó la canciller Angela Merkel en la última cumbre de la OTAN y el G-7, la dependencia energética de Occidente y el creciente radicalismo islámico.
PR agrega que el antisemitismo y el antiisraelismo están relacionados con la derrota moral de la izquierda que durante décadas levantó la bandera de la libertad allí donde existía la injusticia. Hoy como ayer, esa izquierda perdona ideologías totalitarias y se encariña de dictadores y en su ofensiva contra Israel, ignora la destrucción de los derechos fundamentales, odia a los rabinos, empero, se enamora de los imanes, grita contra el Ejército de Israel, sin embargo, aplaude a los terroristas de Hamás, llora por las víctimas palestinas y desprecia a las judías. Así, de forma clara “la principal responsabilidad del nuevo odio antisemita, disfrazado de antiisraelismo, proviene de aquellos que tendrían que defender la libertad, la solidaridad y el progreso; lejos de ello, defienden disputas, olvidan a sus víctimas y callan ante las ideologías medievales que quieren destruir la civilización”.
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