En Irán, Radio Libertad no cumple con su nombre

El servicio en idioma persa repite muy a menudo a los medios de comunicación estatales y no da un trato justo a Israel.

SOHRAB AHMARI

El presidente Trump está contratando a un director para la Junta Administrativa de Radiodifusión, la agencia federal que supervisa a Voz de Estados Unidos y otros medios noticiosos encargados de irradiar luz y libertad dentro de sociedades cerradas mundialmente. El candidato principal es Michael Pack, un cineasta conservador y presidente del Claremont Institute.  Quien sea que obtenga el empleo enfrenta una batalla cuesta arriba para reformar una agencia que ha perdido su sentido de misión.

Para obtener una sensación de la disfunción, consideren a Radio Farda, el equivalente en idioma persa de Radio Europa Libre/Radio Libertad. Con un presupuesto anual de u$s117 millones, REL/RL se supone que sirve como una prensa sustituta en 23 países a lo largo de Europa y Asia que restringe la libertad de los medios de comunicación. Farda es una de sus radiodifusoras más importantes, que tiene intención de dar a los iraníes una alternativa rigurosa, justa y moralmente creíble a la propaganda de Teherán.

Pero Farda muy a menudo no cumple. En ninguna parte esto es más evidente que en su trato hacia Israel. Así es como recordó un ataque palestino que tuvo lugar el 19 de marzo del 2016, en medio de la intifada de los cuchillos del año pasado: “Medios de comunicación israelíes, citando a funcionarios de seguridad, afirmaron que Abdullah Ajlouni, un joven de 20 años de edad, se había aproximado, como lo dijeron los medios de comunicación israelíes, a muchos soldados israelíes en una ´forma sospechosa’, y ‘había tratado de atacarlos.”

En verdad, las fuerzas israelíes no abrieron fuego contra Ajlouni sólo porque hubiera actuado sospechoso. Ajlouni portaba un cuchillo e hirió a uno de los soldados antes de que ellos abrieran fuego.

La historia pasó a afirmar que Ahmad Dawabsheh, un niño palestino de 6 años quien ocho meses antes sobrevivió a un ataque incendiario por parte de colonos israelíes de línea dura, había sido “transferido a España para tratamiento de sus heridas, e Israel todavía no ha arrestado a nadie bajo sospechas de llevar a cabo el ataque.”

Nuevamente, incorrecto. Israel dos meses antes había acusado a dos judíos, acusando a uno de asesinato por el ataque, el cual mató a los padres y hermano de 18 meses de Ahmad. A los iraníes que confían en Farda para comprender estos acontecimientos les fue dada la impresión falsa de que Israel es un lugar donde los judíos matan árabes con impunidad. Nenad Pejic, un ex corresponsal en los Balcanes que ahora se desempeña como jefe de redacción en REL/RL con sede en Praga, concedió en un email que la historia del acuchillamiento que discutió también el caso Dawabsheh había sido “inexacta.”

Aquí hay un titular de Farda de un informe noticioso del 10 de marzo del 2016: “Tres palestinos y un estadounidense fueron muertos en enfrentamientos en Israel.” La implicación de decir que los palestinos resultaron muertos en “enfrentamientos” es que los israelíes no mencionados se ciernen en el fondo como culpables potenciales. Es sólo en el segundo párrafo donde la historia identifica al atacante como un “hombre palestino.” Omitido también está el hecho de que los “enfrentamientos” comenzaron después de que él comenzó a acuchillar principalmente a civiles judíos.
Tal ocultamiento de las identidades de los atacantes y las víctimas refuerza el marco, conocido para los iraníes a partir de sus propios medios de comunicación, en el cual los israelíes son siempre los agresores. El Sr. Pejic reconoció que esta historia estaba “incompleta.”

Otro artículo, publicado en febrero del 2017, concernía a la decisión de Israel de negar una visa a un investigador de Human Rights Watch. La historia falló en destacar que el investigador había participado en el movimiento para boicotear al estado judío—contexto que los iraníes merecían conocer.
Pejic contrarrestó que un espacio pequeño de tres párrafos no permitía espacio para elaboración. Pero Farda publicó una segunda historia más larga sobre este incidente que todavía no divulgó las visiones anti-Israel del investigador.

Luego está la cobertura de Farda de la diplomacia nuclear del Presidente Obama. Al menos cinco historias, publicadas entre los años 2012 y 2017, describieron a los críticos del compromiso de Obama con Teherán como “extremistas” y sus visiones de las realidades iraníes como “aficionadas.”
Los extremistas en cuestión incluían al Sen. John McCain, opositores en general del acuerdo en el congreso, asistentes republicanos en el Capitolio, el Comité Estadounidense de Asuntos Públicos de Israel y la Fundación para la Defensa de las Democracias.

Pejic dijo que la etiqueta “extremista” fue “mal utilizada” con respecto a McCain en un artículo del 2012. Él dijo que los otros casos surgieron de citas, llegaron de artículos de opinión, o estuvieron de otra manera “en línea con el tipo de observación política encontrada frecuentemente en análisis noticiosos.”

Pero REL/RL no pudo señalar ningún ejemplo en el cual los demócratas o partidarios del acuerdo fueron etiquetados como “extremistas”—o con otros peyorativos como “pacifistas” o “hippies.” Siendo una radiodifusora financiada por los contribuyentes, REL/RL tiene un deber particular de abstenerse del partidismo cuando informa sobre política estadounidense.

Tal vez más desconcertantes son las historias que parecen ser tomadas al por mayor de medios de comunicación iraníes estatales.

Un titular de Farda de abril del 2016 citó al Presidente Hassan Rouhani al efecto que “Si no fuera por la ayuda de Irán, ISIS habría capturado Bagdad y Damasco.” Otro, de noviembre del 2016, decía: “El vicepresidente de Irán visita festival chií en Irak.” Como cualquier ítem que podría aparecer en la Radiodifusora de la República Islámica de Irán, estas historias financiadas por Estados Unidos citaron deferencialmente a un funcionario iraní tras otro sin ofrecer contexto o alguna opinión alternativa. Pejic aceptó que estas historias estaban “incompletas.”

Si alguna agencia federal podría usar una reorganización trumpiana, es la Junta Administrativa de Radiodifusión.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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