Posee una parte del Edificio Empire State pero usa las ganancias para promover el extremismo.
YOUSEF AL OTAIBA
Es una contradicción chocante y peligrosa: Qatar invierte miles de millones de dólares en Estados Unidos y Europa y luego recicla las ganancias para apoyar a Hamás, la Hermandad Musulmana y grupos vinculados a Al Qaeda. Qatar alberga la base militar estadounidense desde la cual Estados Unidos dirige la guerra regional contra el extremismo, pero posee también redes de medios de comunicación responsables por incitar a muchos de los mismos extremistas.
Cuando los Emiratos Árabes Unidos ( E.A.U.) y países de pensamiento afín tomaron medidas diplomáticas y económicas contra Qatar la semana pasada, no fue un hecho a la ligera o a las prisas. Más bien fue provocado por la acumulación de años de comportamiento qatarí desconcertante que presenta una amenaza directa para Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, y el mismo Qatar. Si Qatar siembra vientos, cosechará torbellinos.
El Presidente Trump lo dijo bien el viernes: “Había llegado el momento de llamar a Qatar a terminar su financiación [de extremismo]. . . . Para Qatar, te queremos de regreso entre la unión de naciones responsables.”
Qatar ya no puede más tener ambas cosas. Ahora debe decidir si está “del todo adentro”—o no—en la lucha contra el extremismo y la agresión.
Durante años, Qatar ha apoyado y protegido a extremistas. A mediados de la década de 1990, albergó al famoso terrorista Khalid Sheikh Mohammed, quien se convirtió en uno de los principales conspiradores de los ataques del 11 de septiembre. Hoy alberga y promueve al líder espiritual de la Hermandad Musulmana, Yusuf al-Qaradawi, tanto como a Khaled Mashal, líder de Hamás.
La semana pasada los E.A.U. y otros estados designaron a al-Qaradawi, junto con otras organizaciones, como proveedores de apoyo material a terroristas. Muchos viven en, operan desde, o reciben respaldo de Doha. Algunos están vinculados directamente con la familia gobernante. Junto con Irán, Qatar tiene la distinción impropia de tener una de las concentraciones más elevadas del mundo de financistas del terror designados internacionalmente.
Un artículo del 2015 en el Wall Street Journal destacó: “Durante años, combatientes islámicos rebeldes de Libia y Siria viajaron a Qatar y regresaron con valijas llenas de dinero.” Doha ha proporcionado apoyo financiero y logístico al Frente Nusra (ahora conocido como Tahrir al Sham), la filial siria de Al Qaeda. El atacante suicida de Manchester estaba asociado a una milicia alineada con al Qaeda en Libia apoyada por Qatar.
The Financial Times informa que hace dos meses Qatar pagó un rescate de rehenes por la suma de u$s1000 millones a una variedad de organizaciones terroristas en Siria e Irak que están sometidas a sanciones, incluida la franquicia local de Hezbolá de Irán. En Egipto, Qatar ha dado un cheque en blanco a la Hermandad Musulmana, la plataforma de lanzamiento para muchos de los grupos islámicos más violentos.
Y justo cuando las naciones responsables están enfocando la atención en enfrentar la radicalización en todas sus formas, los medios de comunicación propiedad de Qatar, liderados por Al Jazeera, continúan incitando a la violencia y fanatismo a lo largo del mundo árabe. Como una versión retorcida de “The Daily Show”, el clérigo al-Qaradawi ha usado su programa televisivo para promover una fatua alentando a los atacantes suicidas y defendiendo el asesinato de soldados estadounidenses en Irak como una “obligación religiosa.”
El ex Secretario de Defensa Robert Gates dijo en mayo: “El General [John] Abizaid estaba convencido que Al Jazeera estaba trabajando contra nuestras tropas y proporcionando de hecho información a nuestros enemigos. Había preocupación acerca de que Al Jazeera ofreciera una plataforma para los terroristas.”
Los comentarios de Gates, quien lideró el Pentágono bajo los presidentes George W. Bush y Barack Obama, demuestran que Qatar ha sido una preocupación enconada para Washington a lo largo de partidos y administraciones. La administración Bush comenzó la campaña global concertada para atacar la financiación terrorista. La administración Obama concluyó en el año 2016 que Qatar “carece de la voluntad y capacidad política necesarias para aplicar eficazmente” leyes contra el financiamiento al terror. Funcionarios de Obama también consideraron retirar un escuadrón de combate estadounidense de la base aérea Al Udeid por la negativa qatarí a tomar acciones contra financistas terroristas.
La presencia estadounidense en Al Udeid es crucial para proteger los intereses de EE.UU. y aliados en el Medio Oriente. Aunque las medidas actuales contra Qatar siguen en vigencia, los E.A.U. y otros amigos de EE.UU. en la región continuarán trabajando estrechamente con el ejército estadounidense para sostener las capacidades totales de combate de guerra de la base. Nosotros también damos la bienvenida al involucramiento estadounidense en facilitar una resolución diplomática que permita a Qatar, un vecino y aliado de tratado, regresar a la comunidad de naciones responsables.
¿Qué debe hacer Qatar? Debe reconocer primero lo que el mundo ya sabe: Doha se ha vuelto un centro financiero, mediático e ideológico para el extremismo. Luego debe tomar acciones decisivas para lidiar de una vez por todas con su problema extremista—cortar esta financiación, dejar de interferir en los asuntos internos de sus vecinos, y terminar su incitación en los medios y radicalización.
Con terroristas desbocándose a través de las calles de ciudades europeas y conspiraciones eclosionando contra objetivos en Estados Unidos, no puede haber ninguna equivocación, ninguna evasiva y ninguna dilación en encargarse de la amenaza radical. Qatar no puede poseer apuestas en el edificio Empire State y el Shard de Londres y utilizar las ganancias para escribir cheques para afiliados de Al Qaeda. No puede fijar su nombre sobre pulóveres de fútbol mientras sus redes de medios de comunicación pulen la marca extremista. No pueden ser propietarios de Harrods y Tiffany & Co. mientras ofrecen refugio seguro a Hamás y a la Hermandad Musulmana.
*Yousef al Otaiba es el embajador de los Emiratos Árabes Unidos ante Estados Unidos.
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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