PAOLA PASSIG
“Hay que poner límites antes de que sea tarde”, advierte Gabriel Ben Tasgal, argentino de nacimiento, israelí y experto en terrorismo yihadista. Se refiere a la penetración de grupos islámicos radicales en el continente, fenómeno del cual Chile no está inmune. Es más, el analista político -que esta semana se reunió con la bancada de diputados de origen judío en Valparaíso- afirma que los palestinos en el país ya se han radicalizado.
– ¿Qué tan lejos está Chile del terrorismo islámico?
– Hay terrorismo islámico chiita -Irán o Hezbolá, que atentaron en Argentina en la embajada de Israel o en el edificio de la AMIA, o en Panamá- y terrorismo islámico sunita, como el Issis, Al Qaeda o el Hamas Palestino. Chile tiene más penetración de Irán a través de acción social o Dawa, a través de medios de comunicación donde se impulsa una visión idealizada de Irán y donde escriben personas con un claro perfil antisemita y pro yihadista que es Hispan TV, que es de Irán, y lo tercero es que en el continente de habla hispana en general penetra pagándole a políticos de izquierda que promuevan su agenda. Si en Argentina le pagan a Luis D’Elia o en España le pagan a Podemos, simplemente hay que buscar a quién le pagan aquí. En concreto, en Chile la penetración de ideas radicales islámicas es más chiita que sunita.
– ¿Pero hay acá grupos islámicos radicales operando?
– Un grupo yihadista puede hacer atentados en tu país, pero el problema con el radicalismo islámico es otro. No es sólo que tu país sea víctima de atentados terroristas, sino que también que desde tu país se hagan acciones para hacer terrorismo en otros lados. Y eso es más probable en nuestro continente. En Perú hay una comunidad chiita financiada por Irán, donde hay personas que van a estudiar a Irán y vuelven a Perú para aumentar la cantidad de chiitas. Eso hace posible que en el futuro pueda surgir alguien que haga algo solo o ayude a otros a hacerlo. Nuestro continente tiene un problema central: Irán penetró a través de Venezuela y Bolivia y hay personas que no hablan español y que deambulan libremente con pasaportes venezolanos por nuestro continente y no se les puede detener. El problema para Chile se centra en que cualquier acción que hagan tanto en suelo chileno, una acción bélica, o una acción que indique que desde Chile se planificó algo, daña la imagen del país. Y si Chile es mirado desde afuera como un país donde el terrorismo actúa libremente, se daña su imagen.
– ¿Chile es un país vulnerable?
– Todo el continente es vulnerable. Tienes el caso venezolano, hay fronteras porosas donde es imposible controlar si alguien quiere meterse y tienes comunidades locales que pueden colaborar con ese tipo de acciones en determinadas circunstancias. No existe inmunidad ante el terrorismo. ¿Cómo podría Chile ganarse más papeles para recibir algún tipo de atentado? Que haga algo para que el terrorista quiera vengarse. Si mañana alguien caminara por la calle con una camiseta que diga “Mahoma es un pedófilo, odia al islam” y esa imagen se viraliza por el mundo, las embajadas de Chile serán incendiadas. Eso pasó en Dinamarca. Entonces, tú no eres blanco, pero puedes ser blanco en cualquier momento. Lo mismo si es que Chile envía tropas de paz y llegan a un lugar en conflicto y toca dividir Boko Haram de alguna otra fuerza. Te van a acusar de ir a cristianizar África y también van a querer vengarse. El problema central con el terrorismo islámico es que, al desconocerse su naturaleza, se puede actuar de forma irresponsable.
– ¿En qué sentido?
– En nuestro continente no enseñaron que los conflictos son materialistas. Esto es por tierras, por agua, por energía, etc. En Medio Oriente los conflictos son religiosos y no hay que desmerecer esto como si fuera poco importante. Hay una guerra entre chiitas y sunitas que se odian; hay una guerra religiosa en Siria, Irak, Yemén, entre Arabia Saudita e Irán. Y esto nos afecta en Sudamérica porque los sunitas ahora están interesados en combatir en Europa, mientras que Sudamérica es un territorio virgen para aquel que quiere invertir en un territorio virgen. Y ese fue Irán.
– ¿Cómo ve a Chile en medio de un continente que dice está penetrado por chiitas?
– Chile tiene una particularidad. Aquí hay una comunidad palestina radicalizada. Sus portavoces hablan como si fueran cercanos a los Hamas, mientras que la autoridad palestina es laica. Entonces, tú tienes acá a palestinos chilenos que escriben en Hispan TV y que son yihadistas en su forma de escribir. ¿Qué tiene que ver la comunidad chileno-palestina y que son más de 400 mil árabes cristianos con eso? No, no tiene lógica, pero lamentablemente radicalizan. En el mundo Chile es visto como un país que no se toma demasiado en serio el comportamiento de ciertos grupos islámicos. Entonces, si yo fuese un terrorista islámico ¿a quién voy a buscar? Voy a buscar amigos y si yo fuese de Hezbolá o Hamas me sentiría muy cómodo con alguna gente de Chile.
– ¿Es un fenómeno que está escalando o siempre ha estado silencioso?
– La comunidad chileno-palestina no era radical. Ahora tenemos líderes radicales, pero creo que la gente de a pie no habla ni cree en esos postulados. Si a eso le sumas la influencia yihadista en todo el mundo y la influencia chavista, porque la combinación de extrema izquierda más el yihadismo son alianzas naturales. Y eso es lo que ha radicalizado. Es curioso, en Palestina los cristianos huyen y en Chile los árabes cristianos hablan como si fueran musulmanes. Es muy ridículo. Bueno, eso preocupa en muchos lugares.
– ¿Chile debería tomar más en serio esta radicalización?
– Aquí hay un problema en un sentido básico: no hay ley contra la incitación al odio. Y no contra los judíos, contra todos. Si hubiera esta ley, que dice que no puede ocurrir lo que ocurrió hace unos días en el Estadio Palestino, donde se persiguió a jugadores de fútbol al punto que se tuvo que suspenderse el partido, la persona que organizó eso es demandada, paga 200 mil dólares y nunca más va a volver a hacer eso. Aquí el incitador al odio actúa con impunidad.
– Ha mencionado que Chile es uno de los países más antisemitas. ¿Por qué?
– El antisemitismo es un fenómeno europeo. Y aquí se combinan tres factores: Chile, junto a Argentina y España, son países muy europeos; tienen una comunidad palestina radicalizada y tienen extrema izquierda que coquetea con el yihadismo. Esta combinación hace que la situación aquí sea muy especial. Y si más encima no hay ley contra la incitación al odio, más aún. En Argentina hay una situación parecida, pero la extrema izquierda es menos fuerte y hay una ley. Que el senador Eugenio Tuma diga que a Chile los judíos vienen a la Patagonia para conquistarla y que están haciendo cartografía es una barbaridad. Está repitiendo un proyecto de neonazis que escribieron el plan Andinia. Lamento decepcionarlos, pero Israel económicamente está mejor que Chile y no tiene ningún interés en conquistar la Patagonia. Los israelíes no quieren nada de Chile y vienen a pasear porque Chile es hermoso. Si lo mismo que dijo el senador Tuma se dice en España, te demandan; si lo dices en EE.UU., se terminó tu carrera política, y si lo dices en Argentina, también se acaba tu carrera política. Pero lo dices en Chile y es gratis.
– ¿Somos vulnerables entonces?
– Es que no hay país invulnerable. Evidentemente, Chile no es Inglaterra, no es Francia, no es Alemania; pero si no queremos llegar a ser algún día Inglaterra, Francia o Alemania tenemos que entender que el terrorismo islámico puede tocar nuestra casa también y hay que poner límites antes de que sea tarde. Aún hay tiempo, pero esto puede cambiar en cuestión de segundos. En Argentina mataron 85 personas en la AMIA y se dieron cuenta a tiempo de lo que pasaba. Pero Chile no está aislado. No lo protege la cordillera ni el océano Pacífico. Pensar así es ser muy inocente.
– ¿Maneja algún tipo de información sobre lo que está ocurriendo en La Araucanía?
– Sé que este es un tema central en Chile y la pregunta es si es o no terrorismo lo que allí ocurre. Como no soy especialista en este conflicto puedo decir algo técnico: “Terrorismo es uso de fuerza extrema, amenazar con matar civiles y matar civiles para conseguir objetivos políticos en el marco de una propaganda”. La pregunta que hago es ¿eso es lo que pasa en La Araucanía? Si me dices que eso es lo que pasa, bueno, es terrorismo, pero si no pasa eso, no lo es. De lo contrario, podemos llegar a entrar en una situación como la que hacía Chávez. Si la oposición, a través de los medios, decía algo en su contra, señalaba que era terrorismo mediático. Y cuando todo es terrorismo, entonces nada es terrorismo, y para pelear contra el terrorismo hay que diferenciar cuál es y cuál no es. La pregunta es ¿eso pasa en La Araucanía?
“Que el senador Eugenio Tuma diga que a Chile los judíos vienen a la Patagonia para conquistarla y que están haciendo cartografía es una barbaridad. Está repitiendo un proyecto de neonazis que escribieron el plan Andinia. Israel no tiene ningún interés en conquistar la Patagonia””
“Chile no es Inglaterra, no es Francia, no es Alemania; pero si no queremos llegar a ser algún día Inglaterra, Francia o Alemania tenemos que entender que el terrorismo islámico puede tocar nuestra casa también y hay que poner límites antes de que sea tarde””
Fuente: El Mercurio Valpo – Reproducción autorizada
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