El pacto del pueblo judío con D-os tiene dos partes. La primera es el pacto hecho por nuestros patriarcas (Abraham, Isaac y Jacobo) y el segundo es el pacto que hicimos con nuestros líderes al recibir la Torá. El primero fue íntimo, individual y personal y el segundo fue público y abierto a todo el que quisiera verlo. Los dos son igual de importantes sin embargo tienen características distintas: el primero prevalece en medio de la oscuridad, sostiene al pueblo judío a través de la fe y el amor y el segundo exalta una luz que ya existe, la expande hacia el mundo entero. Uno se representa a través de la tumba de Hebrón, una cueva y el otro a través del templo de Jerusalén, una estructura grande y esplendorosa. En el siguiente discurso Shlomo Katz nos habla de este significado, de cómo la luz de nuestros patriarcas brilla. Esperamos les guste.
SHLOMO KATZ
Nuestros tres patriarcas y tres de nuestras matriarcas se encuentran enterrados en la cueva de Hebrón (la Mearat Hamajpelea); en una de las dos ciudades que el Tanaj señala como ciudad santa. La otra es Jerusalén, por supuesto. Sin embargo, ¿cuál es la diferencia entre estas dos ciudades?
Como su nombre lo señala la Mearat Hamajpelea es una cueva doble. Algunos dicen que es una cueva dentro de una cueva, mientras que otros afirman que es una cueva debajo de una cueva. De cualquier forma el lugar donde descansas nuestros patriarcas está muy bien escondido y alguien que quiera localizarlo tendrá dificultades para hacerlo. En contraste, Jerusalén es comparada con el Gran Templo que solía ubicarse en esa ciudad. Ésta era una estructura bastante pública, a la vista de todos y fácil de encontrar.
Ello no es una coincidencia rab. Wolfson señala que el nombre “Hebrón” tiene las mismas letras hebreas que jurbán (destrucción), y comparte una raíz con la palabra jibur (conexión). Hebrón representa la luz del alma de los patriarcas que se esconde dentro de cada uno de sus descendientes. Representa nuestra conexión continua con D-os, tras la destrucción del Templo en Jerusalén. Hebrón, el lugar donde las tumbas de nuestros patriarcas y matriarcas están escondidas representa esa parte de nuestra conexión con D-os, y con Abraham, Isaac, Jacobo y sus esposas, que ni un enemigo puede minar.
Nuestros sabios dicen que nuestras plegarias ascienden al Cielo a través de Hebrón. Entonces, ¿por qué rezamos en dirección a Jerusalén y no en dirección a Hebrón? Porque el significado de Hebrón no está en el lugar. En vez, Hebrón está en el corazón de todo judío, una metáfora de la conexión indestructible entre nosotros y D-os, una conexión que nos asegura que en efecto, nuestras plegarias ascenderán en dirección al Cielo.
Fuente: torah.org
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