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viernes 27 de diciembre de 2024

Investigadores israelíes descifran las flechas envenenadas de las medusas

Desbloqueando los misterios del mecanismo de ataque por quemadura de las medusas.

JUDY SIEGEL-ITZKOVICH

Las gelatinosas criaturas están por todas partes en el Mar Mediterráneo -y su número está aumentando en todo el mundo- pero hasta ahora, los científicos no han entendido el mecanismo de ataque que utilizan las medusas.

Investigadores del Instituto de Tecnología Technion-Israel de Haifa y de la Universidad de Haifa han explicado por primera vez el mecanismo único de la Rhopilema nomadica, la variedad más común cuyos grandes enjambres se encuentran en las aguas y las playas de este país. Llegaron al Mediterráneo en los años setenta.

Según el profesor Uri Shavit de la Facultad de Ingeniería Civil y Ambiental de Technion, “la medusa ataca a su presa o a su enemigo inyectando material tóxico por miles de jeringas microscópicas situadas en cada uno de sus brazos. La medusa pertenece a la familia de los depredadores que se alimentan de plancton y se defienden con células que contienen jeringas que en realidad son flechas envenenadas.

Aunque no tienen ojos, oídos ni siquiera cerebros, han sobrevivido durante 600 millones de años y no han sufrido casi ningún cambio de desarrollo. Por lo tanto, están entre las criaturas más antiguas y complejas que no han sido erradicadas hasta el día de hoy, dijo Shavit.

El mecanismo de estiramiento de las agujas fue descifrado por Shavit con el Prof. Gilad Yossifon de la Facultad de Ingeniería Mecánica del Technion y la Dra. Tamar Lotan de la Escuela Charney de Ciencias Marinas de la Universidad de Haifa. Sus hallazgos han aparecido en el Journal of the Royal Society Interface.

En el interior de una cámara llamada nematocito está la aguja de la jeringa, que se envasa y dobla dentro de sí misma dentro de una cápsula esférica con un diámetro de aproximadamente 10 micrómetros; un micrón es un millonésimo de un metro. En respuesta a los cambios químicos en el ambiente o contacto físico, la presión aumenta en la cápsula y la aguja se emite a una tremenda aceleración de más de 107 metros por segundo por cuadrado – varias veces la aceleración de una bala de rifle.

El mecanismo de disparo de la aguja, desde una posición plegada en la cápsula hasta su longitud total, ha sido estudiado por muchos investigadores de todo el mundo. La explicación convencional es que la aguja se retira y dispara el material venenoso después de la formación de una fuerza llamada potencial osmótico. Esta fuerza empuja la aguja y el líquido como una bomba empujando el agua hacia arriba. La presión ejercida en este proceso es enorme – 150 atmósferas – o lo suficiente como para empujar el agua hasta la parte superior de un edificio de 1,5 kilómetros de altura.

Pero los investigadores encontraron que la fuerza motriz no se limita a la cápsula sola. De hecho, es un enorme mecanismo osmótico que se desarrolla en el extremo móvil de la aguja. Este mecanismo libera la aguja y la arrastra detrás como una locomotora que arrastra los coches de tren detrás.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico

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