El presidente de Israel, Reuven Rivlin insta a fortalecer la parte representativa del Estado y advierte: “¡Ay de nosotros si el Estado de Israel se define completamente como “el Estado de la voluntad del pueblo”.
Rivlin dirigió unas palabras en la sesión de clausura de la 17ª Conferencia Anual de Herzliya, que se celebró en el Centro Interdisciplinario (IDC) en Herzliya el jueves. Este año, la conferencia abordó las oportunidades y desafíos que afronta Israel al acercarse a los 70 años de independencia.
El presidente destacó los cambios en la percepción de la democracia a través de los años, bajo diferentes liderazgos, y revisó estos procesos en todo el mundo con un enfoque en Oriente Medio.
“Cuando comenzaron las manifestaciones del mundo árabe a finales de 2010 conocidas como la Primavera Árabe, hubo quienes consideraron que era un testamento más de que la democracia puede existir incluso en los lugares más difíciles de Oriente Medio. Comenzó a escucharse la voz de las masas, de los ciudadanos árabes contra la tiranía y la opresión, el atraso y la ignorancia, a favor de la representación y la cooperación, la autodeterminación y la libertad de las mujeres.
“Facebook y Twitter simbolizaron la revolución que dio inicio en sus plataformas y llegó a los titulares, donde, en el espacio entre el debate virtual y la plaza del pueblo, vimos el rostro de la promesa de la democracia, que ocupaba el corazón de Oriente Medio. Sin embargo, las alas de la democracia se han restringido”.
“A excepción de Túnez, que lucha por seguir en esa misma dirección, la Primavera Árabe ha provocado gran destrucción, decepción y desesperación”. El colapso de los antiguos regímenes nacionales ha llevado al Medio Oriente al caos. Una ola de terrorismo radical dirigido específicamente por el ‘Estado Islámico’ se ha apoderado de esta región, teniendo también un alcance a nivel mundial.
“Medio millón de personas han muerto en Siria, junto a una masa de refugiados que han perdido todo su mundo, y han creado una ola de inmigración que ha generado una crisis mundial. Los países occidentales se enfrentan a la intensificación del separatismo nacional, religioso y étnico, y mayores diferencias entre derecha e izquierda “.
En cuanto al fenómeno del terrorismo mundial y la ola de inmigración, el presidente subrayó que muchas personas plantean preguntas clave en torno a la democracia. “La generación más joven que nació en este milenio se pregunta por qué necesitan las cuestiones inherentes a ella. El fundamento de estas crisis radica en un elemento común que no hemos sido capaces de discernir. En ciertas situaciones, la sociedad libre y abierta, puede representar una amenaza real para sí misma”.
“Es decir, la libertad de expresión y el derecho a votar son condiciones necesarias para el crecimiento de la democracia, pero no son suficientes. La democracia no se construye en un día. Debe ir acompañada del establecimiento de fuertes instituciones del Estado donde el estado de derecho está por encima del gobernante y de la opinión pública”.
“Es verdad que las revoluciones de Facebook y Twitter han dado voz a las masas silenciadas. Sin embargo, la enorme democratización del discurso público en las redes sociales también ha creado nuevas formas de demagogia. Si cada uno es periodista por su propia cuenta, entonces el periódico más respetado no es preferible al último comentarista.
“Queríamos escuchar a todos, y llegamos a la era de la pos-verdad, lo que hoy llamamos “noticias falsas”. Queríamos proporcionar una plataforma, pero dañamos la solidaridad. Queríamos democracia, pero la debilitamos. Cuando los partidos utilizan las redes sociales principalmente para humillar, burlar y ridiculizar, en lugar de desarrollar el contacto con el público: ¿a qué sueño democrático nos referimos? Lo he mencionado en el pasado, y lo repetiré hoy: una democracia no institucional, una democracia directa en la que la “voluntad del pueblo” anula cualquier otra consideración en cualquier momento, está a sólo un paso de la anarquía. Cualquiera que se haya encontrado en una multitud sabe cómo un pequeño evento puede convertirse rápidamente en un linchamiento, y pogrom, literalmente.
“No habrá Estado judío sin un Estado democrático,” dijo Rivlin. “La imagen de la realidad que expongo ante ustedes se refiere a las raíces de la existencia israelí. Por lo tanto, debemos abordar los desafíos globales únicos que se encuentran en el umbral de la democracia israelí hoy”.
“El primer reto es crear una democracia representativa. En Israel, como en el resto del mundo occidental, las instituciones y el liderazgo deben fortalecerse. ¡Ay de nosotros si el Estado de Israel se define completamente como “el Estado de la voluntad del pueblo”. ¡Ay de nosotros si las Fuerzas de Defensa de Israel se convierten en el “ejército de la voluntad del pueblo”, si la Corte Suprema dictamina sus leyes según la “Constitución de la Voluntad del Pueblo”, si reemplazamos a la Knesset por un referéndum. Debemos fortalecer las instituciones democráticas representativas y su independencia en lugar de debilitarlas”.
El segundo reto es crear una base de acuerdo y gestionar las relaciones entre las cuatro tribus que componen la sociedad israelí. Debemos actuar para aumentar la confianza de todas las tribus en las instituciones democráticas.
“Según el Índice de Democracia, la Corte Suprema goza de la confianza del 60 por ciento del público en general, en comparación con el 6 por ciento del público ultraortodoxo. La policía ha ganado la confianza del 41 por ciento del público en general, en comparación con el 27 por ciento del público árabe. Las comunidades ultra-ortodoxas y árabes representan el 50 por ciento de los estudiantes de primero de primaria hoy en día.
“Incrementar la confianza de las diversas tribus en el sistema, va de la mano con una acción decidida para promover su representación adecuada dentro del mismo, ya sea en la Corte, en los estudios de televisión o en las oficinas gubernamentales. La representación es el primer paso para adquirir un sentido de pertenencia y una responsabilidad compartida”.
“Por último, el tercer reto es preservar los valores judíos y democráticos en un Estado de conflicto prolongado. Debemos estar vigilantes, examinarnos todos los días y asegurarnos de que en medio de la tensión en la que vivimos, hacemos todo para proteger nuestra seguridad y mantener una lealtad inflexible a nosotros mismos y a nuestros valores como Estado judío y democrático.
Como en cualquier lugar del mundo, la democracia israelí no debe darse por sentada. La fórmula judía y democrática fue y seguirá siendo la brújula sionista que en los últimos setenta años ha guiado nuestro camino en un mundo cambiante y seguirá guiándolo en todo momento y en cualquier situación”.
Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico
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