MORRIS STRAUCH PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO
La frontera entre México y Estados Unidos tiene una historia de 1819, cuando se creó con el Tratado de Adams-Onis, a 1970, cuando adquirió su trazado actual de 3180-85 km. Va desde Tijuana / Imperial Beach, en el Pacifico, hasta Matamoros, Tamaulipas / Cameron Texas, en el Golfo de México. Cerca de la mitad de esta frontera la compone la barrera natural del Rio Bravo / Rio Grande.
Entre ambos países se han dado olas migratorias en distintos periodos. En el siglo XIX principalmente de EUA hacia México en busca de tierras, oro y plata. Con la independencia de Texas la frontera cambió, y más aún con la Guerra México-Estados Unidos en 1848. Al vender La Mesilla en 1853, México terminó de adquirir esa incomparable anatomía geográfica que ahora tiene. En el siglo XX, se invirtieron los papeles: mexicanos, y latinoamericanos a través de México, comenzaron a migrar hacia Estados Unidos. De poco más de 100 mil migrantes mexicanos en 1900 (1% de la migración total de EUA), pasamos a casi 576 mil en 1960 (6%), y a 11.7 millones (27%) en el 2014. Algo en la década de los 70s, detonó en México la migración hacia los EUA, agudizándose en los 90s, recordándonos la migración de los países en guerra. Con las deportaciones en ésta década el crecimiento de la población mexicana en EUA se detuvo y posiblemente esté decreciendo.
En la frontera hubo cercas divisorias en distintas épocas. Durante la revolución mexicana para evitar el paso de grupos armados a EUA; en los 1940s, para evitar el pastoreo de ganado mexicano en el lado americano; y en éste siglo con la Secure Fence Act del 2006, que ha completado actualmente diferentes capas de cercas metálicas equipadas con equipos de seguridad electrónica, en 700 millas de longitud, para frenar la migración.
La nueva administración en EUA tiene el proyecto de construcción de un muro de concreto del total de la extensión de la frontera MEX-EUA, The Wall. Ello no implica que vaya a haber un concierto de Pink Floyd, en la línea divisoria entre ambos países. Esta medida militar de construcción para el freno de la migración, el tráfico de drogas y de seguridad, contrasta con las nuevas tecnologías de vigilancia que ya están en uso: cámaras, sensores, satélites, visión nocturna, drones, etc. Así como contrasta también con el tipo de relación entre ambos países, una relación de aliados, diferente a la situación fronteriza entre China y Mongolia del siglo V, a la de Berlín este y oeste de las alemanias de la Guerra Fría, de la de Israel y Cisjordania, o a la de las Coreas.
Las migraciones se equiparan con el fenómeno químico de la ósmosis entre dos soluciones de distintas concentraciones, donde los solutos se mueven de una zona de mayor concentración a una de menor concentración a través de una membrana permeable, hasta que ambas igualan su concentración, quedando en equilibrio. A nivel demográfico los solutos serían los individuos, las soluciones el territorio, la membrana permeable la frontera divisoria y la concentración de los solutos son las oportunidades que se encuentran a cada lado de la membrana, a cada lado de la frontera. A menor concentración de solutos mayores son las oportunidades. El flujo de solutos se detiene o iguala entre ambas cuando se igualan las concentraciones, o sea, cuando las oportunidades son iguales a cada lado de la frontera, cuando el nivel de vida es similar. Por ello siempre es sano que a los vecinos les vaya bien, que tengan niveles de desarrollo similares entre sí, como sucede entre Canadá y EUA.
Un común denominador entre los gobiernos de México y EUA es que ambos presidentes se declararon los presidentes del empleo. Esa intersección en los intereses de ambos países pude llevarse precisamente a la frontera. Las fronteras por naturaleza son zonas de intersección. La apertura de empleos para las poblaciones fronterizas ayudaría a resolver esa necesidad para un porcentaje de las poblaciones de ambos países en esa zona, elevando al mismo tiempo la seguridad.
El empleo puede llevarse a la frontera a través de la industria, centros corporativos, plantas de energía limpia, áreas de cultivo, granjas, universidades, y todo tipo de servicios, sin descartar la cultura y deporte, a lo largo de, y a ambos lados de la frontera. Pudiendose situar en puntos propicios por la cercanía a centros poblacionales y/o que actualmente sean paso de migración indocumentada o donde se programe el desarrollo de vivienda para ese efecto, o en los tres casos.
Tener un trabajo en la proximidad a la frontera permite ir y volver al lugar de residencia al final de un horario de trabajo, con un transporte que se use exclusivamente para esa función, y bajo supervisión de las autoridades de cruce fronterizo de ambos países. Un flujo de personal reversible, con V de vuelta y sin M de migración.
En este esquema cabe el desarrollo de dos o más Silicon Valleys, con todo y universidades, parques industriales, corporativos, Solar Stars, y plantas de energía alternativa, etc. Con todo lo que esto conlleva a su alrededor: centros de alimentos, abastecimiento, recreativos, culturales, académicos, deportivos, etc. Incluyendo instalaciones nacionales de seguridad de ambos países para prevenir la migración indocumentada. Un desarrollo escalonado y distribuido de esta naturaleza a ambos lados de la frontera, produciría millones de empleos, reduciendo la migración y aumentando la seguridad a todo lo largo de esa línea. Con uno de estos polos de desarrollo por cada estado fronterizo la frontera contaría con 10 de ellos a todo lo largo, seis estados mexicanos y cuatro estadounidenses.
Esto requiere de la coordinación de los gobiernos, corporaciones y de inversionistas nacionales y multinacionales. Pero las funciones resultantes superan a las de un muro: empleos, activación de la economía, producción de energía, educación y seguridad. A la vez frena la migración poniendo el trabajo que la gente va a buscar a NY, Los Angeles, Chicago, San Francisco, etc. en la frontera; a una distancia donde el trabajador tiene un transporte que lo llevará de regreso a su país al final del horario laboral. Los trabajadores se moverían a través de cruces fronterizos controlados por el personal de migración y aduanas de ambos países, en los puntos donde la problematica actual más lo requiera.
Para que esto a su vez no siga siendo un polo de atracción migratoria para el resto de Sur y Centroamérica, los países que componen la cadena de la ruta migratoria desde Sudamérica hasta México tendrían que replicar el modelo en sus respectivas fronteras o en las zonas donde hay más presión migratoria. En general cualesquiera centros de desarrollo a lo largo del continente van a tener un efecto desacelerador de la migración hacia lo que hoy es el súper centro de desarrollo en América: Estados Unidos.
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