Un singular evento llevado a cabo hace pocos días en la Universidad Hebrea de Jerusalem apuntó al intercambio cultural e interreligioso como camino para acercar jóvenes de diferentes partes del mundo a la paz.
ANA JEROZOLIMSKI
Se trató de una cumbre en la que participaron 75 jóvenes cristianos, judíos y musulmanes de entre 15 y 18 años, provenientes de Argentina, Brasil, Burundi, Congo, Kenya, México y España, junto a sus pares israelíes y palestinos. Fue organizada por la Fundación pontificia educativa “Scholas Ocurrentes” y la Universidad Hebrea y llevada a cabo en el Instituto Trumen por el Avance de la Paz, un marco dentro de la UH dedicado intensamente al tema.
Jóvenes de distintos países y religiones hablan de paz en Jerusalem
El evento se inauguró con una oración interreligiosa por la paz, presentaciones artísticas y espectáculos musicales y culminó con un saludo especial enviado desde Roma del Papa Francisco. El declarado objetivo: construir la paz mediante el encuentro y acercamiento cultural.
Las reuniones se prolongaron durante cuatro días, promoviendo el acercamiento mediante el arte, el deporte y la tecnología, además de la singular dinámica que se desarrolla por el hecho mismo de compartir la semana, viviendo juntos y pasando días enteros en un mismo marco.
En la ceremonia inaugural, jóvenes de Burundi y Congo cantaron en swahili pidiendo paz, estudiantes palestinos de Beit Hanina en Jerusalem interpretaron la canción “Imagine” de John Lennon y estudiantes israelíes de la Academia de Música y Danza de Jerusalem cantaron en hebreo por la paz.
Hace algunos meses, cuando estaba ya siendo preparado el evento el Papa Francisco recibió en su residencia a líderes de Scholas y de la Universidad Hebrea. “La religión nos puede juntar y enseñarnos a crear vínculos de amistad”, les dijo. “Con la intuición de Scholas y la inteligencia y la historia de la Universidad Hebrea, estoy seguro que esto producirá grandes cambios en el mundo”.
Hemos conversado con algunos de los participantes.
Vale la pena en especial, compartir las palabras de dos jovencitas especiales, la ciudadana israelí judía Niri Boasson y la ciudadana israelí palestina Anan Othman-Cabat.
Niri Boasson (16), ciudadana israelí, judía.
Estudia en la Academia de Música y Danza en Jerusalem, vive en Modiin.
¿Cómo llegaste a este encuentro?
Mi profesora dijo en la clase que hay un seminario sobre la paz, la unión entre las religiones, que será también una oportunidad para escuchar conferencias y conocer jóvenes de distintos credos. Enseguida me gustó la idea.
No tiene nada que ver con tu área de estudios. El interés, entiendo, es a nivel humano ¿verdad?
Así es. Me es importante como ser humano. Siempre me interesó mucho el tema de Derechos Humanos y convivencia. Así que me pareció excelente poder escuchar distintas perspectivas sobre cómo se vive en otros lados, cómo se siente gente de otra religión o nacionalidad.
¿Alguna vez viviste alguna experiencia fuera de lo común relacionada a estos temas y a tu propia identidad?
La verdad que sí. Yo participo en un coro y viajamos en delegación al exterior, a Alemania. La primera vez hace tres años y la segunda hace unos meses. En ambas ocasiones nos dijeron de antemano que no hablemos en hebreo en la calle, que no llevemos ropa o ninguna otra cosa con símbolos israelíes, que no digamos que somos judíos…y me chocó mucho. Nos explicaron que era por temor a reacciones que no podíamos prever. Fue una sensación muy extraña. Y yo que creía que el género humano avanza y la gente sabe aceptarse mutuamente.
Imagino cómo te habrás sentido….
No me hizo bien esa vivencia. Sentí que hay mucho antisemitismo y es difícil lidiar con eso. Pero he aquí que se realiza este seminario en Jerusalem, que también me da a mí la oportunidad de plantear mi postura política, mi posición sobre Israel y lo que creo es una interpretación equivocada de lo que es y hace Israel, ya que en el mundo hay quienes nos acusan todo el tiempo de actuar de modo inmoral. Acá puedo explicar a la gente que no es así.
¿Se siente aquí que todos se prestan atención unos a otros? ¿Y también tú misma escuchas a los demás?
Por supuesto. Ese es un punto central acá. Aquí hay por ejemplo jóvenes de Congo y de Burundi, países en los que hay guerra civil. Una de ellas contó algo de lo que yo no tenía noción siquiera, que a veces detienen el ómnibus en el que están viajando, bajan a la gente y a quien no tiene documento de identidad, lo matan en el momento. No hay aquí un tema religioso sino de derechos humanos. Es terrible ver que hay lugares en los que el derecho a la vida y la existencia no está sobreentendido.
Difícil oír algo así. ¿Qué te hace pensar sobre tu vida?
Veo que no tengo de qué quejarme.
¿Qué es lo que has aprendido de esta reunión?
Siento que realmente aprendí de los otros jóvenes, de otros lados. Aprendí sobre sus religiones, sus costumbres, bailamos juntos, aprendimos uno sobre la vida del otro… algo que no pensé que alguna vez podría hacer.
Y también has conocido a jóvenes árabes.
Así es. Ya conocía árabes israelíes y ahora conocí palestinos de los territorios. Y aprendí que no hay que dar a nadie por sobreentendido. Ahora, en la atmósfera tensa que hay en Israel, uno tiene una concepción general negativa sobre los palestinos, creemos que no debemos acercarnos a ellos porque es peligroso y mucho más. Y aquí yo veo a jóvenes de mi misma edad, que son totalmente normales y en muchas cosas sienten lo mismo que yo. Y siento que la separación construida entre ambas partes no es algo positivo en absoluto sino algo que me impide acercarme a una solución del conflicto.
Más allá de muchas polémicas sobre distintos aspectos del muro, Israel lo construyó para frenar atentados suicidas.
Es cierto. Lo sé. El muro nos protege. Pero aparte del muro físico hay un muro mental. Yo misma nunca había tenido la oportunidad de contactarme con alguien de los territorios. Aquí pude escuchar sobre sus problemas. Una chica contó sobre cosas que le dicen en la calle en su aldea por cómo va vestida, cosas así. Aquí conocí niños como yo de Ramala y quisiera mantenerme en contacto con ellos también después del seminario.
¿ Y lo harás?
Espero que sí, aunque sé que podremos hacerlo por teléfono, email o whatsapp, ya que de otra forma no podemos. Sin duda este encuentro es una muy buena forma de acercarnos y pensar sobre el conflicto.
Está claro que de este congreso no sale una fórmula política para solucionar el conflicto. ¿Por qué entonces este encuentre es importante de todos modos?
Siempre se dice que la juventud es el futuro ¿no? Bueno, la juventud también es el presente. Es indudable que con esta comunicación, con este diálogo y contacto, soy capaz de entender mucho mejor que hay otra gente con problemas, no sólo yo, que hay otra gente que se siente como yo o que no se siente como yo. Y quiero comprender por qué. La solución a cualquier problema puede venir únicamente del diálogo, de prestar atención al otro lado. Es la única forma.
¿Te parece que los palestinos de tu edad, tus compañeros en este evento, llegaron a este encuentro con una actitud de “vean cómo sufro, soy una víctima” o, al igual que tú, a escuchar y aprender?
No vienen en absoluto con una postura de débiles o víctimas, para nada. Vinieron porque les ofrecieron participar en este seminario, exactamente como a mí. Tampoco creo que me vean a mí como quien está en una posición de fuerza ante ellos. Y yo tampoco los veo a ellos como menos fuertes que yo. Hemos venido siento todos adolescentes que viven en dos partes muy distintas, divididas, pero como jóvenes que somos capaces de poner el conflicto de lado y hablar. Cuando yo los veo, no me digo que mejor paso el rato con mis compañeros israelíes, para nada. La esencia de este seminario es ir justamente a dar vueltas y compartir con los palestinos u otros para poder entenderlos y comprender mejor la situación que nos separa. Aquí nadie viene como más fuerte que nadie.
¿Quisieras agregar algo?
Que este evento me hace mucho bien y la estoy pasando estupendo. Es una oportunidad increíble de conocer a gente de muchos lados. ¿Dónde iba a conocer yo jóvenes de Argentina y Congo? Es algo impresionante y estoy muy agradecida.
Anan Othman-Cabat (18), ciudadana israelí, palestina
Acaba de terminar secundaria y aún no sabe si hará voluntariado en el exterior, en Europa (con refugiados sirios), en Latinoamérica o África, o si comenzará estudios universitarios. Le interesa tanto arqueología y diseño como psicología y veterinaria. Estudió en el liceo privado “Jerusalem” en Beit Hanina, que funciona con sistema norteamericano.
Anan, creo que lo clave es comenzar preguntando cómo te presentarías.
Para mí es muy importante mi condición palestina. También el hecho que soy feminista y atea en una familia musulmana. Además nací en Bet Tsafafa, Jerusalem, cuando ya era parte de Israel así que nací con ciudadanía israelí.
¿Y cómo llegaste a este evento?
Una maestra de mi escuela a la que conozco ya muchos años, siempre nos trae a estos programas en pro de la paz, de debates, y me interesan mucho. He participado otras veces en eventos de este tipo pero sólo con jóvenes israelíes y algunos de Estados Unidos, pero esto es distinto porque hay muchos jóvenes de otros países.
Has participado entonces en varios eventos ya…
Muchos, esto es lo que más me interesa.
¿Y cómo te ha enriquecido todo eso?
Muchísimo. Diría que me ha iluminado. Aprendí a mirar a la gente de otra forma, a no etiquetar, algo que a veces hacemos inconscientemente. He aprendido a mirar de otro modo el conflicto árabe israelí. Yo soy muy pro palestina pero con estos programas puedo analizar mi propia postura de otro modo.
¿Te refieres a que puedes estar muy convencida de cómo tú ves tu causa y al mismo tiempo conocer o quizás también entender la perspectiva israelí?
Exactamente. Soy sumamente consciente de la perspectiva israelí. Personalmente creo que para poder llegar a una solución, será necesario ceder en un término medio. Y para eso hay que conocer bien y entender a la otra parte. Siento que yo estoy claramente en ese punto.
¿Cuáles son los problemas centrales en la relación entre los pueblos, más allá de las discusiones políticas puntuales?
La demonización es un tema recurrente en el conflicto y noto que todo ser humano quiere sentirse cómodo en su propio medio, con la gente que es como uno, y eso hace a veces que uno tienda a mirar al otro no necesariamente con odio, pero sí como alguien distinto porque no piensa como yo. Es un problema.
¿Te parece que tu postura es aislada o compartida por muchos otros jóvenes palestinos?
Tengo muchos amigos personales que comparten mi opinión al respecto, pero también muchos otros que tienen menos voluntad de adoptar un enfoque como el mío y que no aceptarían participar en un programa así. Esos amigos no querrían estar en contacto con israelíes porque no han aprendido que es posible tener empatía por el otro lado.
O sea que conoces también entre los propios palestinos muy distintas posturas.
Así es. Es más, tengo entre mis conocidos e inclusive en mi familia, gente de origen palestino que está totalmente israelizada, aman la cultura israelí, se identifican como israelíes. En realidad, tengo muchos amigos así, y también parientes en el norte de Israel que no prestan mucha atención al tema palestino porque simplemente quieren vivir en Israel. No les afecta el tema palestino y por ende no les interesa. Yo, por mi condición de ciudadana israelí, sé que soy privilegiada, pero también sé que hay otros palestinos que sufren y que no tienen la vida normal que deberían. Yo creo que hay medidas del gobierno israelí que no están bien y que es un problema que los palestinos no tengamos nuestro propio Estado. Así que a mí sí me importa.
Ya que mencionas ese tema… si se crea un Estado palestino- o digamos, cuando se cree, ojalá que en paz- ¿tú quisieras ir a vivir allí o preferirías seguir en Israel?
Bueno, en esta parte el tema se torna complicado para mí. Es que como sociedad, la palestina es muy distinta de mi actitud ante la vida. Si bien yo conozco muchos palestinos que no son conservadores, creo que si existiera un Estado palestino, estaría gobernado por conservadores y sería muy difícil para mí vivir libremente en un Estado así. Quisiera sí tener ese Estado, desde el punto de vista nacional, pero como forma de vivir creo que sería problemática. Creo que no se me aceptaría, por mi forma de vivir, dirían que una joven árabe debe vivir de otra forma… También ahora en mi aldea hay cosas de mi forma de pensar que no voy diciendo públicamente porque sé que pueden ser problemáticas.
Está claro que de aquí no saldrá una solución al conflicto. ¿Por qué, a pesar de ello, este encuentro es tan importante? ¿Qué es lo que ustedes logran aprender unos de otros?
Creo que en este tipo de proyectos siempre se da un paso, pequeño pero clave, de aprender a entenderse y a escucharse. Aprendo muchísimo aquí porque hay estudiantes de África y Latinoamérica, lugares sobre los que no sabía nada. Así que estoy disfrutando mucho. Y también puedo expresar mis opiniones y hacer lo que se hace en estos programas de paz, hablar y escuchar.
¿Y tiene que ver eso que solemos decir los adultos, que los jóvenes son el futuro?
Sin duda. Cuanto más jóvenes vengan a estos programas, más influencia podremos tener. Los jóvenes que vienen a estos programas son activos, hacen cosas, y espero que así todos seamos ciudadanos influyentes en nuestras sociedades, para bien. Y que podamos cambiar las cosas que están mal.
Fuente: uy.press
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