La venta ilegal de armas a Irán y Croacia fue el motivo de la explosión de la fábrica de armas de Río Tercero y explica en parte los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, aseguró Horacio Lutzky, ex vocero de la AMIA en un tramo del primer juicio por la voladura de la mutual judía.
Entrevista a Horacio Lutzky, uno de los hombres que más conoce sobre lo que esconde el atentado a la Mutual Judía, publicada por El Litoral el 17 de julio.
Dicho medio presenta a Lutzky como ex asesor parlamentario en el juicio político a la Corte Suprema de la época menemista y autor de una trilogía editada con los libros “Brindando sobre los escombros”, “Iosi. El espía arrepentido”, en coautoría con Miriam Lewin, y “La explosión”, Lutzky pone en contexto y relaciona aquellos hechos traumáticos de la Argentina de los años 90, a días del aniversario número 23 de la bomba en la mutual judía, el 18 de julio de 1994, que provocó 85 muertos.
-Télam: En “La explosión” usted hace mención a la voladura de la fábrica de armas de Río Tercero, el Irangate y la venta de armas a Croacia. ¿Cómo relaciona estos temas con el atentado a la AMIA?
-Lutzky: Desde unos meses antes del primer atentado a la Embajada y hasta después del de la AMIA, en el puerto de Buenos Aires se concentraron en secreto miles de toneladas de armas y explosivos que formaron parte de un operativo clandestino destinado a proveer armas a croatas y musulmanes bosnios. Yugoslavia se estaba desintegrando en la “Guerra de los Balcanes” y el enfrentamiento principal era entre el ejército federal yugoslavo (en manos de los serbios) y croatas y bosnios -por el otro- que querían independizarse. Las Naciones Unidas habían decretado el embargo o prohibición de venta de armas en esa región, hecho que beneficiaba a los serbios, que poseían todo el arsenal yugoslavo y la solidaridad rusa. Del otro lado, los croatas estaban apoyados por Estados Unidos, Alemania y el Vaticano, pero tenían un arsenal insuficiente para frenar a los serbios y su vecina Bosnia, de mayoría musulmana, prácticamente carecía de armas.
-T: Pero Estados Unidos era el garante del embargo decretado por las Naciones Unidas.
-L: Sí, y no logró levantar la prohibición. Así que, como otras veces, buscó violarlo mediante terceros países que hicieran el trabajo sucio. Desde los años 70, traficantes y militares argentinos reiteradamente fueron el engranaje indispensable para esa tarea, y participaron en el “Irangate” (suministro clandestino de armas israelíes y norteamericanas a Irán) que se desarrolló en buena parte de la década de los 80. En esta ocasión Estados Unidos impulsó un gigantesco contrabando de armas hacia Croacia, en el que el gobierno de Carlos Menem ocupó un rol decisivo. Entre los principales financistas y arquitectos del contrabando a Croacia se destacaron algunos prominentes nazis croatas (ustachas) que habían encontrado refugio en Argentina, y que fueron nexo con Franjo Tudjman, quien llegaría a ser el primer presidente de Croacia.
-T: ¿Cuál era la situación de los bosnios?
-L: Los bosnios -de mayoría musulmana- se encontraban más desamparados. Por eso Irán llamó a combatientes musulmanes del mundo a librar una guerra santa en su ayuda, y se hizo cargo del financiamiento de armas para los bosnios, parte de las cuales salían de Buenos Aires. Como Bosnia no tenía salida al mar, el paso de las armas debía acordarse con los croatas, generándose en ocasiones robos y graves enfrentamientos. El embajador norteamericano en la región, Peter Galbraith, logró en abril de 1994 unificar el frente bosnio-croata contra los serbios para preparar la contraofensiva y aceptó la intervención abierta iraní en la ruta de las armas y en el envío de combatientes del Hezbollah. La orden era no interferir con ninguno de los segmentos de este gigantesco operativo clandestino, uno de cuyos vértices estaba en Buenos Aires, con la participación de Fabricaciones Militares, más la intermediación de traficantes de origen sirio y agentes iraníes. Pese a los atentados, ese operativo de acumulación y contrabando de armas y explosivos no podía detenerse, así que siguió hasta los primeros meses de 1995.
-T: ¿Qué pistas sobre el atentado a la AMIA deberían haberse profundizado?
-L: Si la hipótesis oficial en los atentados en Argentina es que Irán puso la bomba, lo lógico hubiera sido profundizar en las compras legales e ilegales de armas que iraníes y musulmanes bosnios -financiados por Irán- hacían a Fabricaciones Militares. Cuando una delegación de la ONU estaba por viajar a la Argentina en noviembre de 1995 para investigar el contrabando de armas, un atentado voló el arsenal de Río Tercero y parte de esa ciudad, para borrar las pruebas. Por el atentado de Río Tercero están condenados los mismos militares que lo fueron por el contrabando de armas junto al ex presidente Menem.
-T: ¿Por qué cree que la investigación inicial sobre el atentado a la AMIA no consideró la pista siria e hizo recaer la responsabilidad sólo en Irán?
-L: Por varios motivos. Por un lado, entre los principales sospechosos se encontraban personas de origen sirio que integraron el círculo íntimo del presidente Menem y de la familia Yoma. En segundo lugar, uno de los sirios más prominentes aquí por entonces, proveniente de Yabrud -el mismo pueblo de origen de las familias gobernantes en nuestro país- el traficante Monzer Al Kassar, participaba del operativo de contrabando de armas a Croacia. Incluso llegó a ser representante del Ministerio de Defensa de Menem, y tenía relación estrecha con la cabeza del gobierno sirio. Recordemos que en esos años funcionarios argentinos le inventaron a Al Kassar documentos y pasaporte argentinos. Al Kassar, hoy, está preso en Estados Unidos cumpliendo condena por vínculos con el terrorismo. En tercer lugar, además de la necesidad de tapar el tráfico de armas, la geopolítica del momento prohibía involucrar públicamente a Siria porque se estaban desarrollando discretas e intensas negociaciones de paz entre este país e Israel. En ese auspicioso marco, en la semana siguiente al atentado a la AMIA, Israel firmó un acuerdo de paz con Jordania. Es evidente que los gobiernos involucrados consideraban que el avance de un expediente judicial en el sur del continente americano podía proporcionarles más molestias que ventajas.
-T: El tema de la pista siria sólo comenzó a tomar fuerza cuando la reflotó Nisman. Sin embargo el involucramiento de elementos de esa nacionalidad está en el expediente desde el primer momento. ¿Cuáles son esas pruebas aportadas por Estados Unidos y por qué cree que las evitaron?
-L: Por un lado, el 1 de agosto de 1994 hubo una directiva desde la Casa Rosada al juzgado de Galeano, y de allí a los auxiliares, de no investigar la llamada “pista siria-local”, o pista Kanoore Edul, Haddad, etc., que eran por entonces los más claros sospechosos. Por eso en estos días se desarrolla un juicio oral por encubrimiento. Esta pista no es en modo alguno excluyente de la iraní, y Edul tenía en su agenda el teléfono del imputado agregado cultural de la embajada iraní, Mohsen Rabbani.
-T: Por aquel entonces hubo un informe norteamericano ¿no es cierto?
-L: Sí. Investigadores de Estados Unidos avalaban la autoría conjunta sirio-iraní, y a los pocos días del atentado los directivos de la Comisión Republicana de la Fuerza de Tareas sobre Terrorismo y Guerra No Convencional de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Yossef Bodansky y Vaughn Forrest, presentaron un informe muy detallado basado en fuentes de inteligencia e investigaciones. Allí afirmaron categóricamente la participación de agentes iraníes y sirios, indicaron “la confianza de la inteligencia siria de que sería posible contar con una advertencia adelantada sobre cualquier descubrimiento de la conspiración” y que había “agentes sirios de alto rango en el entorno inmediato del presidente argentino”. El reporte, elaborado a días del atentado por los representantes de la Task Force norteamericana, fue rápidamente silenciado porque contrariaba la versión oficial que dejaría fuera de la investigación la pista siria. Uno de los tantísimos reproches al juez Galeano en su proceso de destitución fue no haber hecho nada para corroborar los datos y conclusiones de ese informe.
-T: Usted también hace foco en el rol del iraní Seyed Jamal Youssefi. ¿Cree que puede ser el eslabón perdido entre las operaciones ilegales de venta de armas y los atentados a la embajada de Israel y la AMIA?
-L: No es el único, pero creo que sí. Era un cuadro muy importante de la Guardia Revolucionaria Iraní, de gran poder en la embajada de Irán en Buenos Aires, que fue enviado al país cuando Irán se involucró en el tráfico de armas para los musulmanes bosnios. Llegó a figurar en uno de los pedidos de captura de Galeano contra funcionarios iraníes. Luego se descubrió que durante tres años había sido inquilino de un ex presidente de la DAIA (José Hercman), y dejó de aparecer en las resoluciones judiciales.
Un año más, los familiares de las víctimas y las autoridades de la AMIA encabezaron un nuevo acto en reclamo de justicia, al cumplirse 23 años del atentado perpetrado contra la mutual judía en el barrio de Once.
El acto fue convocado con la consigna “23 años de impunidad en la historia de todos” y allí se rindió un nuevo homenaje a las 85 víctimas mortales del atentado con discursos para “seguir fortaleciendo el reclamo de justicia”.
“La impunidad es un peso insoportable para la sociedad toda”, afirmó el flamante presidente de la AMIA, Agustín Zbar, y señaló que “por eso perseguimos justicia con mayúsculas”.
La AMIA remarcó que los responsables materiales e intelectuales del atentado, en el que fallecieron 85 personas y hubo cientos de heridos, continúan libres.
El fiscal federal de la UFI AMIA Roberto Salum aseguró que se está “avanzando en algunos aspectos” de la causa que investiga el atentado y pronosticó que el “veredicto” por el supuesto encubrimiento podría conocerse a fin de año.
El funcionario judicial destacó un “avance” en la causa tras el hallazgo de material genético que no corresponde a ninguna de las víctimas.
“Estamos trabajando” para “identificar” un ADN que se encontró “en un relevamiento de laboratorio de policía federal que hasta ahora no nos coincide con ninguno” de los materiales genéticos de las víctimas, explicó el fiscal en diálogo con radio Splendid.
Ese trabajo de reidentificación, aclaró, se realiza ‘hace dos años‘ y el hallazgo de ese resultado aún no identificado “abre un panorama por lo menos interesante”.
Probablemente la justicia solicitará ayuda internacional para determinar si ese ADN pertenece a un militante terrorista extranjero, aunque el fiscal prefirió mantener la reserva al respecto.
Fuente: El Litoral
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