“Su llegada a México fue una gran bendición y una enorme dicha”: Así recordó Abraham Betech al Rabino Jaím Sued, Z”L

Estas líneas fueron escritas por Abraham Betech en 2009, en el hesped (despedida)  de un gran rabino de la Comunidad judía de México, el rabino Jaím Sued Z”L.

“Sean estas líneas escritas desde el fondo de mi corazón Leiluy Nishmat Adoni Mori beRabí aRab Hagaon HaJasid Ribí Jaim Sued Halevi ben Rosa Tihiye Nishmato Tzerura Bisror Hajaim, Amén.

Jajam Sued como todos lo conocíamos,  llegó (si no me equivoco) a México en el año 1965, ya que su Rebe el Admúr de Lubavich le había dicho que tenía que venir a México. Se dicen fáciles pero son 44 años que estuvo entregado en cuerpo y alma para difundir la Torá, sin importar ni días ni horarios. 44 es la suma de la palabra Dam que significa “sangre”, es decir, usted pidió por la sangre de am Israel.

En la Yeshivá Keter Torá,  formó infinidad de alumnos y que Barúj Hashem podemos decir que una mayoría muy grande están en el camino de nuestra sagrada Torá.

Recuerdo con qué entusiasmo y con qué amor nos recibía en su casa el día de Purim para pasar con él la seudá.

A usted Jajam, se le puede atribuir en México la difusión de la Torá entre los niños, jóvenes, hombres y mujeres; pienso que el zejut en estos días de todas las mujeres que acuden a escuchar la Meguilá, la noche y el día de Purim, es por usted.

Recuerdo cuando vivía usted en Moliere, empezó a reunir a las damas de la comunidad en su casa para leer la Meguilá, explicarla y hacer sus comentarios.

Debido a que muchas mujeres no sabían leer en hebreo, no leían la hagadá las noches del Seder de Pésaj, y a usted preocupándole eso, dedicó lo más valioso de usted mismo, que es su tiempo, para lograr sacar a la luz la Hagadá de Pesaj en hebreo, fonética y traducción.

Preocupado usted porque en las fiestas solemnes de Rosh Hashaná y Yom Kipur las mujeres iban al Knis y desgraciadamente se ponían a platicar, decidió imprimir libros de Rosh Hashaná y Yom Kipur en hebreo y fonética y español, para que así las mujeres pudieran derrochar su corazón al Todopoderoso pidiendo Tefilá en eso días tan importantes para nosotros: creo yo que es otro zejut que le pertenece.

También dedicó su tiempo para sacar un libro, Shirá y todo el Tanaj (Biblia) en español, en 4 tomos, me pregunto: ¿Qué recompensa tan grande va a tener usted en el Olam Haba por tantos miles de libros que sacó a la luz para que la gente pudiera estudiar y entender lo que es la Torá? ya que esa era su meta, difundir la Tora -y lo logró.

Recuerdo cuando yo era “chamaco”, que hacíamos las hakafot de Simjat Torá en el Knis Maguén David y bailábamos horas enteras con el Sefer Torá; al terminar la fiesta, entre todos nosotros sus alumnos, comentábamos “ojalá y llegue pronto otra vez Simjat Torá”.

Cuántas parejas, cientos quizás , querían que en su boda sea dicha una Berajá por usted y usted siempre aceptó con gusto.

Usted nos decía en sus clases que una de las mitzvot más importantes era alegrar al novio y a la novia en el banquete de bodas y usted siempre acudía a los banquetes; recuerdo como se quitaba el sombrero y se colocaba una botella encima de la cabeza y se ponía a alegrar a los novios bailando frente a ellos, que hasta se comentaba que lo que la gente esperaba en la boda, era que llegara usted y alegrara a los novios como usted siempre lo hizo.

La persona cuando viene a este mundo viene a dejar una huella con todos sus actos; creo que Jajam Sued dejó una huella muy profunda dentro de todos los corazones de todos los que lo conocimos y vivimos con él.

Usted le dio la importancia que merecen las mujeres en el judaísmo , preocupándose siempre de dar clases a todas ellas y en cualquier horario, otra cualidad que usted tenía de las muchas que son imposibles enumerar era su Jasidut y devoción, cómo se entregaba al servicio del Todopoderoso jalando con usted a muchas personas que regresaron en Teshubá.

Usted siempre cumplió con al mitzvá de Bikur Jolim, visitar a los enfermos, sin importar si hubiera que ir a la casa del enfermo o al hospital donde se encontraba, para llevar a la familia una sonrisa que les imponía un ánimo y que por su tefilá esta persona iba a salir de su enfermedad. Está escrito que cualquier ser humano que salva otra persona es considerado por la Torá como si salvó a un mundo entero. Recuerdo también cuando uno de mis amigos se enfermó y necesitaba transfusión de sangre; cuando le avisaron a usted, preocupado corrió a verlo y cuando le dijeron que necesitaba sangre: usted mismo le donó de su sangre para así salvarlo. Y con la humildad que lo caracterizó, lo llamó su hermano, ya que eran hermanos de sangre.

También recuerdo otro caso de otro compañero que estaba muy enfermo y usted acudió al hospital diciéndole que no se preocupara, que iba a estar todo bien y que usted lo iba a adoptar como su hijo.

Pienso que parte de la Torá que existe en México es también por su zejut, ya que usted fue uno de los pioneros en la difusión de nuestro judaísmo.

Fue un Jajam muy querido por todos nosotros ya que también dedicó su tiempo de descanso y su tiempo de dormir en arreglar asuntos con problemas de pareja, pleitos entre compañeros, etc. estando usted disponible hacia todos nosotros las 24 horas del día.

Fue una gran bendición y una enorme dicha que usted haya llegado a vivir a México.

Recuerdo que cuando tenía la gente problemas y eran problemas muy fuertes, con su humildad decía: no puedo responder, necesito asesorarme con mi Jajam que fue el Rebe de Lubavich Z”L.

Le puedo decir, Jajam Sued ,que todo el Kashrut de México es gracias a su esfuerzo y dedicación, ya que usted fue el primero en ir a la quesería “Chalco”, sin importar la hora, para ir a hacer quesos Kasher para que la gente pudiera comer.

También había una quesería en la colonia Roma en las calles de Mérida en donde hacían un queso de canasta y eran como 6 horas de camino (para llegar a la fábrica); usted con tal de que la gente comiera Kasher, también fue para allá.

Además, usted fue el primero en México que sacó gelatinas Kasher , dulces y chocolates para Pésaj, consomé de pollo parve, y demás productos para facilitarles a las personas el Kashrut, vendiéndolos a precios accesibles abriendo una tienda en Polanco para poder distribuir dichos alimentos.

Otra de sus grandes cualidades fue el nijum abelim, consolar a la gente que acababa de perder un ser querido; usted estuvo siempre al pie del cañón, para confortar a los familiares y dando derashot leilui nishmat de la persona que había fallecido.

Nuestros Jajamim dice “Eshet javer kejaver”, la esposa de un Rab es como si fuera Rab. Por lo tanto no le podemos quitar merito a la Rabanit Miriam que siempre tuvo un apoyo incondicional para con usted.

Cuando usted se enfermó, recibió este sufrimiento con amor y lealtad hacia su Creador, con el apoyo incondicional nuevamente de su esposa (recuerdo hace mes y medio que fue Purim, que fuimos a su casa a escuchar la Meguilá, y usted ya no la pudo leer por el estado en el que se encontraba, leyéndola Rafael su hermano; no obstante, nos recibió con una sonrisa y nos entregó a cada participante un billete de $20 como si usted ya sabía que tenía que retirarse de este mundo).

Grandes Jajamim siempre le pedían Tefilá a Boré Olam para que toda su descendencia vaya en el camino de la Torá y creo que con su Tefilá y su mesirut nefesh acompañado de la Rabanit Miriam, lograron educar a todos sus hijos en el camino de la verdad.

La lealtad hacia su Jajam, el Rebe de Lubavitch Z”L, fue tan inmensa que dos días antes de ser llamado al shamaim viajó a NY para descansar cerca de él.

Los Jajamin dicen que el jodesh Iyar es mesugal para refuá shelemá, ya que las siglas de iyar es “ani hashem rofeja”( soy D-os tu curador), y usted abandona este mundo el día de Shabat Rosh Jodesh Iyar y creo que no es casualidad que haya sido esa fecha para que usted sea un melitz yosher ante el Todopoderoso para que todo am Israel tenga Refuá Shelemá.

Esto que escribo aseguro que es una parte mínima a todas las cualidades que estaban en usted.

Ahora que está bajo el trono divino, le pedimos que haga Tefilá por su inseparable esposa la Rabanit Miriam que D.s le de consuelo y que tenga larga vida con salud, bienestar, tranquilidad y Berajá, que pida por sus hijos, yernos, nueras, nietos, nietas, hermanos, familiares, discípulos, amigos, por toda esta comunidad que habita en México y por todo Am Israel.

Quiero terminar como solía hacer usted en sus derashot: que no tengamos más sufrimientos y que tengamos el zejut de ver la geula con el Mashiaj tidkeinu bimera beyaneinu. Amén”.

CUATRO TESTIMONIOS PARA EL JAJAM JAÍM SUED Z”L

“Fue un gran maestro de la tradición”
Salomon Achar
Presidente Maguén David

Un amigo no muere; tan solo deja de estar a tu lado. El recuerdo de nuestro querido Jajam Sued, maestro, Rabino y amigo estará presente siempre entre nosotros.
Al decir adiós al Rabino Sued, la Comunidad Maguén David quiere honrar su memoria, agradecer su existencia, su apoyo constante, sus consejos, su amistad y, sobre todo, reconocer públicamente y una vez más, el irrepetible legado de su vida y de su obra, y lo significativo que fue para nuestras comunidades.

“Cuando muere un justo”
Jenny Ase Chayo

En honor a mi Jajam, Jaim Sued q.e.p.d.
El mundo está edificado sobre la bondad.
Cuando muere un justo lloran las piedras, el alma de las cosas se hace más pequeña, brama el silencio sobre las calles y un llanto mudo estalla contra las horas.
Cuando muere un justo, la oscuridad se cierne sobre los hombres, porque una luz intensa se despide del mundo, y se eleva más allá y nos deja solos, buscando un nombre, una mirada que nos contenga.
Cuando muere un justo levantamos a Dios nuestras plegarias y sin entender caemos en la memoria, en los años en que aprendimos, compartimos, escuchamos y fuimos testigos de una historia.
Un hombre justo levanta en cada corazón que lo visita un edificio de enseñanzas, construye cimientos en el mundo y eslabón por eslabón una escalera que une la tierra con el cielo. Porque él sabe su misión, la ejerce a cada instante y actúa sin dudar ni preguntar; tiene en el espíritu la sabiduría y la honda huella de Dios impresa en el alma.
Es esta huella la que el Jajam Jaim Sued dejó en cada uno de nosotros, ¿cómo no reír ante el recuerdo de un hombre que todavía nos colma? Los ecos de sus consejos, la fuente de su fe, la fuerza de su presencia y de su acción constante.
Un rostro confiado y confiable, una palabra de consuelo para quien se le acercara en su dolor, capacidad infinita para compartir las alegrías, consejo certero y brillante para los muchos que tocamos a su puerta. Niños, jóvenes, adultos, para el Jajam Sued no había diferencias, porque él tocaba la humanidad de los otros, tanto como su propia humanidad, y eso era lo que le importaba. Un hombre que era fiel a sí mismo tanto como a sus alumnos y sus amigos, ¿había para él alguna diferencia?

A veces Dios, en su infinita misericordia, pone en nuestro camino desde muy temprana edad a las personas que habrán de acompañarnos en nuestro crecimiento espiritual, emocional, religioso y humano.
Dice el Pirkei Avot: Taasé lejárav , u knee lejá javer(hazte de un rabino y hazte de un amigo), sé que muchos tuvimos la bendición de tener un rabino que a su vez era un amigo. Con respecto a esta frase talmúdica, me dijo una vez el Jajam : “Taasé lejá rav también se puede interpretar como: haz para ti mucho”, refiriéndose a la importancia de hacer muchas mitzvot en esta tierra.
Del Jajam Sued aprendí la conciencia del tiempo sagrado: para él, cada instante era una oportunidad para actuar en el mundo en pro del hombre. Aprendí que servir a Dios es servir al otro, al que toca a tu puerta, al que encuentras en la calle, a quien se cruza con tu mirada con un deseo anhelante de paz y sosiego.
Del Jajam aprendí que la Torá es fuente infinita de sabiduría, de esa fuente, de la que él bebía incansablemente, era de donde salían sus palabras cristalinas y su misericordia interminable.
Aprendí también que un justo y un jasid es aquella persona que se sale de sí misma para cumplir su compromiso con Dios y con los hombres, Aprendí a alabar a Dios con alegría, conmemorar la vida, y agradecerla, y saber que las lágrimas también son una vía para llegar a nuestro creador.
Lo vi sólo algunas veces durante su enfermedad, la última fue en Purim: él y su esposa Miriam, mujer admirable, fuerte e incansable, quien lo sostuvo siempre, decidieron hacer en su casa la tradicional fiesta; el espacio estaba repleto, se leyó la Meguilá, el Jajam Sued, a pesar de su debilidad dijo unas palabras de Torá, habló de la importancia de tener una fe infinita en Dios, y repartió billetes a cada una de las señoras que le agradecían, lo bendecían y se despedían de él.
El viernes 24 de abril, de 2009, murió el Jajam Jaim Sued, tras una larga enfermedad; el domingo 26 de abril, me habló mi hermana para darme la noticia de su muerte; ese día todos los negocios comenzaron a cerrar, la ciudad de México estaba siendo atacada por el virus de la influenza, la gente comenzó a salir menos de sus casas y parecía como si la ciudad entera se hubiese pusto de luto, había muerto un Tzadik, no pude evitar pensar en la coincidencia, quizá fue en ese momento donde empecé a escribir:
Cuando muere un justo lloran las horas, el alma de las cosas se hace más pequeña, brama el silencio sobre las calles y un llanto mudo estalla contra las piedras.
Cuando muere un justo se apaga una luz en la tierra pero empieza a brillar en el cielo y desde ahí nos alumbra, y quizá, ese ser que encendió llamas en los corazones de quienes lo conocieron sabe que su espíritu habitará en cada uno de nosotros. Unidas esas llamas en fuego eterno harán brillar para siempre su memoria.

“Un buen consejero, un astuto psicólogo, y un sabio maestro”
Vicky Massry de Mamieh

Nuestros hijos y nietos ahora le están eternamente agradecidos a este gran hombre por sus 12 años ininterrumpidos de aprendizaje y crecimiento. Fue mucho más que un maestro y supo llevarnos a alturas inconcebibles de enriquecimiento espiritual.
Así como supo cambiar nuestras vidas para bien, hizo incontables obras benévolas para el bienestar de cada uno de los integrantes de nuestra santa comunidad. Su legado está aún presente en cada uno de nosotros.
A partir de su llegada a México, desde su Argentina natal en 1967, se dedicó por completo a orientar a los jóvenes, especialmente, hacia el camino correcto.
Bajo su sabio auspicio, la Yeshivá Kéter Torá creció y formó jóvenes responsables y dedicados al estudio de la Torá. Más tarde, en la comunidad Maguen David, los asistentes de la Sinagoga Shaaré Shalom se enriquecieron bajo su liderazgo y gusto por el aprendizaje de nuestra religión.
Siempre se interesó en ayudar a la gente, ya sea restableciendo la armonía en el hogar de alguna pareja que estuviera atravesando por algún conflicto, o girando de dirección a algún joven buscando respuestas y errando por el camino equivocado”.

“Un hombre de una sola pieza, que siempre caminó por la vida con rectitud”
Marcos Shabot
Ex presidente de Maguén David

“Convencido de que dice más el ejemplo que la palabra, su vida fue generosa en propuestas, compromisos y en el ejemplo de congruencia que nos legó”.
Se distinguió por su generosidad y su honestidad, Su recuerdo deja entre nosotros entre nosotros la imagen del hombre sincero, sencillo, leal a sus convicciones que acompañado de su esposa e hijos supo vivir y con dignidad sobrellevó su terrible enfermedad.
Interesado por darle a la mujer un lugar preponderante en la sociedad y estimularla para acercarse al judaísmo, realizó diferentes actividades y due guía espiritual de los jóvenes, con quiens tuvo un gran acercamiento. Cada año, durante la fiesta de Purim, daba lectura a la Meguilá de forma ininterrumpida. Aún este año, a pesar de su salud, recibió a todos los presentes con el corazón abierto.
Hoy, el Jajam se ha ido, pero nos deja su ejemplo, nos deja el sentimiento de su afecto nos deja sus ideas y sobre todo nos deja la responsabilidad, a su familia, a sus amigos y alumnos, de hacer honor a su legado.

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