El diario de Ana Frank casi se perdió para siempre

Anne Frank, a los 12 años, en su pupitre de la escuela en Amsterdam, 1941. (Crédito de la foto: Courtesy Beyond the Story)

Enlace Judío México. En el aniversario de la deportación de la autora a Auschwitz, la tumultuosa historia detrás de la publicación del influyente diario, según cuenta la que sería su hermanastra Eva Schloss

NADINE WOJAKOVSKI

4 de agosto de 1944. La Gestapo allanó el anexo secreto donde Ana Frank y su familia se escondían y el oficial Karl Silberbauer agarró el maletín de cuero del padre Otto Frank para transportar el botín que encontró allí.

Ese maletín resultaba ser el escondite donde Ana guardaba su diario describiendo los dos años que los Frank, junto con la familia Dussel, pasaron allí recluidos en Prinsengracht 263 de Amsterdam.

Después de reunir a todos y vaciar las habitaciones, Miep Gies, que ayudó a esconder a las familias en el anexo de la compañía de especias de Otto, recogió los papeles esparcidos por el suelo y los guardó para el regreso de Anne.

Pero eso no ocurriría. La familia fue deportada a Auschwitz, donde pereció la esposa de Otto, Edith. Las hijas Margot y Anne murieron más tarde en Bergen-Belsen. Después de la guerra, Miep entregó el diario a Otto, diciendo: -“Aquí está el legado de su hija Anne”.

La historia de cómo Ana había recibido el icónico diario rojo y blanco a cuadros de sus padres el 12 de junio de 1942 – su decimotercer cumpleaños – es famosa. Su primera entrada expresó la esperanza de que sería capaz de confiar completamente en su diario y que sería un apoyo y alivio.

Ana Frank con 13 años

Sólo había escrito en él como persona libre durante unas semanas antes de que su hermana Margot recibiera una llamada para ir a un campo de trabajos forzados en Alemania, haciendo que la familia se escondiera. El diario se convirtió en su registro de crecimiento y de auto-descubrimiento, así como de comprensión del mundo complejo y la guerra brutal que la rodeaba.

Llamó a su diario Kitty, y, ocultándolo, le confió sus pensamientos más íntimos.

Una entrada del 9 de octubre de 1942 dice: Nuestros muchos amigos judíos y conocidos están siendo llevados en masa. La Gestapo los trata muy rudamente y los transporta en carros de ganado a Westerbork, el gran campamento de Drenthe, al que envían a todos los judíos … Si está tan mal en Holanda, ¿cómo será en esos lugares lejanos e incivilizados donde los alemanes los están enviando? Suponemos que la mayoría de ellos están siendo asesinados. La radio inglesa dice que están siendo gaseados”.

Y el 3 de febrero de 1944, meses antes de que Ana fuera arrestada, escribió: “He llegado al punto en el que casi no me importa si vivo o muero. El mundo seguirá girando sin mí, y no puedo hacer nada para cambiar los acontecimientos de todos modos. Voy a dejar que las cosas sigan su curso y me concentraré en estudiar, y espero que todo salga bien al final”.

Cuando los rusos liberaron Auschwitz en enero de 1945, Otto Frank regresó a Amsterdam solo. Eva Schloss, entonces de 15 años, y su madre Fritzi hacían en el mismo viaje a casa. El padre y el hermano de Eva también habían sido enviados a Auschwitz, y luego perecieron en Mauthausen.

Juntos, los supervivientes fueron a Odessa y luego a Marsella antes de regresar a Ámsterdam en junio de 1945. Otto y Fritzi se hicieron amigos firmes y eventualmente se casaron en 1953. Si Ana hubiera sobrevivido, ella y Eva, nacidas sólo con un mes de diferencia, habrían sido hermanastras.

Otto Frank. (Cortesía)

La alemana Ana y la austríaca Eva se habían conocido cuando ambas eran inmigrantes de 11 años refugiadas en Holanda.

Éramos muy sociables. Vivíamos en un apartamento y no teníamos jardín. Los niños jugaban en la calle todos los días después de la escuela“, dijo Schloss a The Times of Israel.

Años más tarde, cuando Schloss leía el diario de Ana, estaba asombrada por la madurez de pensamiento de la joven.

Escribió sobre feminismo y política. Y dijo que no hay que esperar a mañana para hacer buenas acciones y ayudar a la gente. Era realmente increíble para esa edad“, dijo Schloss.

Otto, que había estado muy cerca de Ana, estaba “asombrado” por lo que leía, dándose cuenta de que no conocía a su hija tan bien como pensaba.

“Otto tardó tres semanas en leer el diario”, dijo Schloss. “Luego lo copió en alemán para enviarlo a su madre, que vivía en Basilea. Se lo mostró a todo el mundo.

Durante los meses siguientes Otto y Fritzi se reunieron en su casa para discutir la publicación del diario. En ese traumático período de posguerra en el que la incertidumbre sobre cómo conducirse era un lugar común, acogieron con satisfacción la distracción.

Fritzi y Otto en Jerusalem, 1967. (Cortesía)

Se sintieron aliviados al hablar de otra cosa. Después de la reciente hambruna holandesa de 1944-1945, donde mucha gente había muerto de hambre, había una atmósfera muy deprimente en Holanda”, dijo Schloss. “Para Otto, el diario era un rayo de sol y se convirtió en su vida. Si no fuera por el diario, me habría preguntado cómo podría haber continuado con su vida”.

Pero encontrar un editor no fue tan directo, hasta que un artículo del historiador holandés Jan Romein apareció en abril de 1946 en la portada del periódico holandés Het Parool.

Para mí, sin embargo, este diario aparentemente intrascendente de un niño … tartamudeó en voz de niño, encarna toda la oscuridad del fascismo, más que todas las pruebas reunidas en Nuremberg“, escribió Romein.

Eventualmente, el editor holandés Contact produjo el libro “Anne Frank, Het Achterhuis”, traducido como “El Anexo Secreto”, el 25 de junio de 1947. Una nota en el libro de nombramientos de Otto ese día es la palabra “Boek” (libro).

Si hubiera estado aquí, Ana habría estado muy orgullosa“, dijo Otto más tarde.

La primera edición, señaló Schloss, no fue particularmente exitosa porque la gente no estaba de humor para leer cosas más terribles después de todo el sufrimiento que se había soportado en la guerra.

Fiesta de Nochevieja en casa de los Frank/Schloss con toda la familia, Suiza 1973. (Cortesía)

Por otra parte, nadie pensó que lo que escribe una niña  sobre el día a día le interesaría a nadie“, dijo.

Decidido, Otto se puso en contacto con editores extranjeros, que lo habían traducido. Trató de comercializar el libro en Estados Unidos, con poco éxito, hasta que Doubleday publicó la primera versión en inglés titulada “El diario de una niña”, de Ana Frank. Judith Jones, la editora que rescató el diario de una pila de rechazo en Doubleday, murió esta semana a los 93 años.

El diario le dio a la gente una visión, sin ser demasiado gráfico. Era todo lo que la gente podía soportar entonces“, dijo Schloss.

En la primavera de 1944, el ministro de educación holandés exiliado Gerrit Bolkestein hizo un llamamiento en la radio holandesa para que la gente llevara un registro escrito sobre la vida durante la ocupación nazi. Al oír esto, Ana decidió reescribir su diario original con la esperanza de que fuera publicado después de la guerra.

Pero ni ella ni nadie hubiera podido predecir el éxito de la noche a la mañana, una vez traducido al inglés, cinco años después de la versión neerlandesa de 1947. Comenzando con una modesta edición de 5.000 libros, fue seguida rápidamente por tiradas de 15.000 y luego de 45.000 copias.

Eva Schloss en su casa en Londres, 2017. (Cortesía)

La crítica del autor y corresponsal de guerra judío Meyer Levin del New York Times el 15 de junio de 1952, cambió el juego. Levin, corresponsal de guerra en Europa, había sido testigo de los campos cuando fueron liberados. Fue uno de los primeros americanos en entrar en Buchenwald, Dachau, Bergen-Belsen y Theresienstadt.

Levin, se informó, se había topado con la traducción francesa del diario en una librería de París en 1951, identificándose inmediatamente con los escritos de la “escritora nata”.

El suyo era probablemente uno de los cuerpos vistos en la fosa común en Bergen-Belsen, porque en agosto de 1944, el golpe llegó a esa puerta oculta en Amsterdam”, escribió en su crítica. “… Porque el diario no fue escrito en retrospectiva, contiene la vida temblorosa de cada momento – la voz de Ana Frank se convierte en la voz de 6 millones de almas judías desaparecidas“.

Eva Schloss es autora de “La historia de Eva”, “Después de Auschwitz” y “La promesa”. Nadine Wojakovski es autora del libro de memorias holandés “Two Prayers Before Bedtime” (Dos oraciones antes de acostarse).

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.