Enlace Judío México – Fania Oz-Salzberger, hija del afamado escritor israelí Amos Oz, es historiadora y escritora, su último libro, Los judíos y las palabras, fue escrito en mancuerna con su padre. En el libro, padre e hija nos llevan de la mano por la historia de los judíos y su milenaria afición por las palabras. Una intrincada historia de amor y respeto. En entrevista exclusiva con Enlace Judío, Fania nos habla de cómo es su relación con los libros, con las palabras, y con su padre.
La escritora se encuentra en México para presentar su libro como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro Judío. Los judíos y las palabras se presentará el viernes 11 de agosto a las 19:00 horas en el Centro Cultural Bella Época. Tamaulipas 202, Col. Condesa.
Fania Oz-Salzberger: Los judíos han tenido muchos lenguajes. El lenguaje básico es el hebreo, el hebreo de la Biblia, que es bastante diferente de mi hebreo, pero que aún así puedo entender.
Pero también hemos tenido una decena más de lenguajes, que es como tener diferentes relaciones amorosas. Una es la esposa, y los otros, las novias. Tuvimos el arameo, el babilonio, el griego, el egipcio y el árabe.
En la Edad Media los judíos crearon sus propios lenguajes judíos. El ladino o judeospañol, y el yidish, que se puede llamar judeoalemán.
Todos los lenguajes europeos de cierta manera le pertenecieron a los judíos. Pero durante el siglo XX los perdimos casi todos ellos a causa de los desastres, la calamidad, o por la unión en torno al hebreo moderno.
Pero casi todos los lenguajes de los judíos se han perdido y se han vuelto objetos de museo. Ahora acostumbro a decir que los lenguajes vivos de los judíos son: el hebreo moderno y el inglés. Aunque probablemente tendría que añadir también el español.
Déjame decir una cosa. Hace apenas 3 semanas estuve en Gerona, Cataluña. Y su gran y antiguo barrio judío está siendo renovado. Hay un nuevo museo, hay académicos que están llegando ahí.
Me sentí muy emocionada de haber estado en Gerona porque parte de mi familia viene de judíos expulsados de ahí, a través de un rabino que es un ancestro de mi madre. Su familia vino de Gerona, España
Y tuve un sentimiento de renovación, de un renacimiento de la memoria judía, de la cultura judía e incluso de geografía judía. Algo impresionante está ocurriendo al inicio del Siglo XXI con la cultura judía.
EJ: ¿Es la primera vez que estás en México?
FOZ: Solo medio día una vez en Ciudad Juárez en los años 80, cuando se podía cruzar desde Texas. Pero es mi primera vez de verdad en México y estoy muy emocionada.
EJ: Estoy segura que has leído mucho sobre cultura mexicana ¿Cuáles son los aspectos de la cultura mexicana que más te intrigan?
FOZ: Soy por supuesto un animal político y me gusta toda la política. Desde los toltecas y los aztecas hasta la política moderna son fascinantes para mí.
He estado leyendo y tratando de recordar a los grandes personajes. La mayoría de ellos son nombres de hombres. Qué bueno que hay gente como la Malinche y Frida Kahlo, pero la mayoría son hombres.
Me puse a buscar a buenos tipos, algo difícil en la historia de México, y encontré a Benito Juárez.
Y aún, esta ciudad para mí es la ciudad de Roberto Bolaños, donde ocurre la gran novela Los detectives salvajes. Es una ciudad de gran poesía, de gran cine. Es un puerto de cultura en medio de un huracán político.
EJ: Hablemos de mujeres. En el libro le dedican un capítulo a las mujeres. Al principio del libro dice que la historia judía parece una historia de hombres, pero que las mujeres llegan después. ¿Cómo son las mujeres en el judaísmo y en el lenguaje en específico?
FOZ: Escribí el libro Los judíos y las palabras con mi padre. Entonces tenemos varios niveles, por un lado, un padre y a una hija. Por otro lado, él es novelista y yo historiadora. Un diálogo interesante en el que a veces no estamos de acuerdo. Así que tenemos tanto la verdad del novelista como la verdad del historiador.
Pero es también un libro entre la generación vieja y la generación nueva. Yo amo el internet y él lo odia. Yo amo los libros electrónicos y googlear, y a él no le gustan.
Y es también un libro de un hombre y una mujer. Gran parte de su visión sobre la historia judía es diferente de mi propia visión hoy, y he estado tratando de enseñarle a mi padre acerca del rol de las mujeres.
Y déjame decirte algo: la Biblia hebrea está llena de grandes individuos que hacen cosas todo el tiempo. Todos en el Tanaj se la pasan hablando y haciendo, no se ponen de acuerdo, cambian la historia, intervienen y tienen ideas diferentes.
Es casi como una línea de autobús en Tel Aviv. Y estas personas no son solamente hombres, también hay mujeres.
Mi capítulo sobre las mujeres en el libro se llama “Mujeres con voz”, y ahí presentamos al menos a 20 mujeres de la Biblia hebrea que cambiaron la historia, crearon poesía y tomaron parte en la política.
Lo más común en ellas es la maternidad. Pero no es una maternidad automática, instintiva. Y no es la maternidad trágica de la mitología griega.
Es una maternidad positiva, de mantener vivos a tus hijos y de mantener a tus hijos con la antorcha de la historia. Los niños y las historias, los niños y los libros, datan de una era muy temprana en la cultura judía.
Los niños judíos deben saber leer a la edad de tres años. Pero si todos los hombres saben leer, entonces significa que las mujeres también saben leer.
Y es por ello que en la familia judía existen siempre libros disponibles para hombres y mujeres. En la historia judía hay más alfabetización femenina que en cualquier otro lugar en la historia de la humanidad.
Por supuesto, en la antigüedad de la historia judía, no había igualdad, pero la mujer en la sociedad judía tenía una mayor oportunidad para ser letrada y para que su voz fuera escuchada.
¿Por qué? Y esta es mi conclusión: una cultura cuyo motor principal son los niños y los libros es una buena cultura para las mujeres.
EJ: ¿Qué es una palabra?
FOZ: La palabra hebrea para palabra es davar. El Nuevo Testamento en su comienzo usa la palabra. Tenemos un libro entero en la Biblia llamado Dvarim (Deuteronomio). Davar tiene dos significados en hebreo: una cosa, un objeto, algo en el mundo real; y palabra.
Una palabra en la cultura judía es algo real. Tiene masa, tiene un lugar en el mundo. Porque una palabra puede cambiar la realidad.
Eso no significa que debemos de tomar toda palabra seriamente, porque el humor judío es también sobre palabras.
Si tú hablas de los hermanos Marx, que eran judíos, por ejemplo, Groucho Marx, que estoy segura que mucha gente lo conoce en México, es un maestro de las palabras, como Woody Allen, como Phillip Roth y como muchos otros escritores.
Porque las palabras siempre han sido una herramienta para entender la realidad, para cambiarla, a nosotros mismos pero también para amarnos a nosotros mismos. Más que cualquier otra religión monoteísta, a la religión judía le gusta amar, y a la cultura judía le gusta amar verbalmente dentro de sí misma.
EJ: ¿Qué es una historia?
FOZ: Ah, excelente pregunta. Déjame darte una definición inusual de historia: una historia es algo que vivimos. Es cuando dejas a un niño fascinado, con la boca abierta, cuando le cuentas esa historia.
EJ: En el libro hablas de cómo el mundo judío ha dado una vuelta, ha vuelto al origen: de las Tablas (de Moisés) a las tablets y del rollo al scroll en internet. Con esto en mente, puedes decirnos ¿qué es exactamente un libro?
FOZ: Ahora te estás metiendo con mi profesión. Yo soy historiadora, me especializo en la historia de las ideas. Pero también enseño y trabajo sobre la historia de los libros y la historia de la lectura. Temas muy interesantes.
Un libro es mucho más que lo que conocemos como libro desde el año 100 DEC hasta el año 2000 DEC, el codex. Es decir, el libro como lo conocemos, el que abrimos y cerramos, con portada, contraportada, etc. Un codex.
Antes de los codex teníamos rollos y antes de eso teníamos piedras, tenemos a los mexicanos para que nos enseñen sobre eso. Y después del codex hay nuevos tipos de libros: los electrónicos.
Así que trato de decirle a mi padre “Mira papá”, sobre este tema de los rollos hacia el scroll de la pantalla, “esto es algo que viene de las antiguas Tablas de Moisés y hasta la nueva tablet, mi iPad.
“Aquí está tu propio libro en una versión electrónica”. Mi padre me ve y me dice: “¿Acaso permití yo esto?” y yo le digo “Ay papá, estoy seguro que tú un día firmaste algún contrato”. Y es algo terrible lo que me dice: “Esto es el fin del libro como lo conocemos”.
“No puedes tocarlo, no puedes olerlo, no puedes escribir sobre él”. Pero yo le digo: “No, papá. Es sólo un nuevo capítulo en la historia de los libros. Y por supuesto que puedes escribir notas encima, y tocarlo, y darle vueltas en la pantalla y también puedes buscar en el libro como nunca antes habías podido hacerlo”.
Y mi padre me dice: “No me gusta, es electrónico”. Y de repente yo le digo: “Toma a Tolstoi. Abre una novela de Tolstoi en tu iPad. Página 612. Ivan Petrovich entra en escena. Todos saben sobre Ivan Petrovich excepto el lector. Lo único que tienes que hacer es buscar Ivan Petrovich ¿no es algo increíble eso?”.
Y mi padre me responde: “No, prefiero los libros viejos”.
EJ: Pregunto esto porque los judíos son conocidos como “El pueblo del libro”. ¿Qué significa para ti escribir siendo judía y que significa escribir sobre los libros y leer libros desde la perspectiva judía y cómo esto cambia con las nuevas tecnologías?
FOZ: Déjame hacer una corrección. Los judíos no son más “el pueblo del libro” que los cristianos, los romanos o los musulmanes. Son conocidos así porque los musulmanes dijeron eso en el Corán como una forma de respeto a otras civilizaciones que conocían a la Biblia y cómo usar y leer sus textos, como los judíos y los cristianos.
No es solamente una denominación para nosotros, puesto que hay más pueblos del libro. Para mi los judíos no son “el pueblo del libro”. Los judíos son el pueblo de quienes enseñan a sus hijos a leer libros a los tres años.
Eso es diferente. Porque ahí está el verdadero secreto de nuestra sobrevivencia.
Estoy más interesada en los judíos como una cultura o una civilización que avanza porque hemos tenido una biblioteca.
En la historia, la biblioteca fue como el Arca de Noé flotando en la tormenta. Y fue así que sobrevivimos, en nuestra Arca de Noé de libros.
Hoy en día, afortunadamente, estamos abiertos para el resto de la literatura mundial. Siempre lo hemos estado. Hemos tenido influencia griega, romana, etc.
Pero hoy podemos de una manera abierta compartir la cultura judía y tomar otro tipo de literatura de donde sea. Desde China hasta México.
Me gusta esto. No le tengo miedo a la tecnología. La tecnología es una bendición. Y a veces creo que el internet es de cierta manera talmúdico. Funciona como un Talmud: un laberinto de ideas interconectadas.
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