Enlace Judío México. Temiendo la deportación de Turquía, posiblemente de regreso a Irán, una blogger persa de The Times of Israel pidió que Israel la dejara entrar. La respuesta de nuestro país fue admirable
DAVID HOROVITZ
Apenas conocía el nombre de Neda Amin antes de finales del mes pasado. Una periodista de origen iraní, blogger y activista de derechos humanos que criticó al régimen, había dejado Irán para establecerse en Turquía en 2014, y había escrito una sola pieza independiente para The Times de Israel el año pasado. Nunca la había visto. Ni siquiera había hablado con ella.
Pero entonces se puso en contacto con nosotros, y nos dijo que su vida estaba en peligro. Había estado escribiendo frecuentemente en The Times of Israel Persian, uno de nuestros sitios de lenguas extranjeras. Y el hecho de que escribiera para un sitio de noticias israelí, además de otra contribución en otro sitio, le había complicado la vida en Turquía.
Nos dijo – por escrito, y en algunas conversaciones telefónicas muy cortas – que su vida estaba en peligro. Había sido interrogada repetidamente por la policía turca, y ahora le habían dicho que se enfrentaba a ser expulsada del país. Además, si ningún país la aceptaba, le habían dicho que la enviarían de regreso a Irán, donde podría pasar lo peor.
Dijo que se suponía que tenía protección de la ONU, pero no creía que esto la mantuviera a salvo. No había escrito contra las autoridades en Turquía, pero le habían dejado claro que sus críticas públicas al régimen iraní y que escribiera para un sitio israelí no eran tolerables.
También contactó con las autoridades israelíes e hizo un llamamiento para que le permitieran venir aquí.
Neda habla un poco de inglés. Le bastó para decirme, por teléfono, “Sr. Horovitz, por favor, sálveme“.
Después de reunir más detalles, me puse en contacto con unas cuantas personas – israelíes y otros – que pensé que podrían asesorarme y ayudar a Neda.
Y lo hicieron. La disposición a ayudar fue bastante notable. Casi nadie me dijo que no había nada que pudieran hacer o que no se podía hacer nada.
Dijo que tiene herencia judía – que la madre de su difunto padre era judía. No sé si eso fue un factor en la respuesta israelí; tiendo a pensar que no.
No sé cuál de las personas a las que recurrí desempeñó el papel decisivo. (Y yo no era el único que actuaba en su nombre: la ONG UN Watch comenzó una petición para ella, y la Asociación de Periodistas de Jerusalem escribió directamente al ministro del Interior Aryeh Deri). Lo que sé es que muy pronto después de compartir los detalles del caso de Neda, las autoridades israelíes entraron en acción. Evidentemente se hicieron todos los controles necesarios. Cualquier decisión que hubiera que tomar se tomaba evidentemente.
En el consulado israelí de Estambul, el cónsul general Shai Cohen y Yaffa Olivitski, que se encarga de los asuntos consulares, establecieron contacto con Neda y llegaron muy lejos para ayudar. Se organizó el papeleo. Y me dijeron que Neda podría volar a Israel, con una visa apropiada.
Tenía la sensación de que, puesto que Israel en general, y el Times of Israel en particular, eran un factor para que su vida estuviera en peligro, teníamos la obligación de tratar de asegurarnos de que no sufriera ningún daño. El Estado de Israel sin duda sentía lo mismo.
Su partida no fue para nada suave. La primera vez que debía volar a Tel Aviv, y fue al aeropuerto, resultó que le faltaba un formulario que necesitaba emitirle la policía turca. No le autorizaban a volar sin él. Por desgracia, su teléfono móvil se quedó sin batería en ese momento, y ella no pudo actualizarnos. Estuvo ilocalizable durante unas horas, y alguien en algún lugar ató cabos, y filtró el mensaje a los medios de comunicación hebreos de que había sido arrestada.
No fue ella. Y ella no estaba. Y dos días después – en las primeras horas del jueves – volvió al aeropuerto, formulario en mano, y pudo abordar su vuelo a Tel Aviv. Con su perro, podría añadir – un Pastor Alemán de 27 kilos llamado Chica que es el amor de su vida.
Pasé parte del jueves con Neda, escuchando más sobre su historia.
Según me contó, el último año y medio ha sido complicado hasta tenerla aterrorizada. Fue llamada a interrogatorio por las autoridades turcas de seguridad no menos de seis veces, acusada de ser una espía, le ofrecieron grandes sumas de dinero para que trabaje para ellos, la amenazaron con deportarla a Irán.
En una sesión, les preguntó: “¿Es ilegal escribir para los medios de comunicación israelíes?” No, le dijeron. “¿Entonces, por qué todas las investigaciones?” Porque, vino la respuesta, “No nos gusta trabajar con Israel, y no nos gusta que trabajes con Israel“.
Contó que recientemente habían irrumpido en su apartamento; piensa que Chica los asustó. Durante las últimas semanas, no había estado durmiendo en casa, demasiado asustada para hacerlo.
Le dijeron que se enfrentaría a la deportación el 5 de agosto o después, y estaba luchando contra esa orden en los tribunales turcos cuando Israel le abrió sus puertas.
Pero como periodista que frecuentemente critica gran parte de lo que se hace aquí, que se preocupa en muchos aspectos de hacia dónde se dirige este país, hoy me siento orgulloso del Estado de Israel.
Creímos que había una vida en peligro, y actuamos para asegurar que el peligro se evitaba. Un pequeño episodio en la vida de nuestra nación. Un pequeño gran episodio.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico
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