Enlace Judío México.- Al final, fracasó la conspiración. Pero deja gran cantidad de preguntas, y muestra en dónde ajustar la seguridad.
AHMET S. YAYLA
El plan del Estado Islámico de volar un avión comercial fuera de Sídney el mes pasado fue “una de las conspiraciones más sofisticadas que hayan sido intentadas alguna vez en suelo australiano,” dijo la policía la semana pasada. Por razones que aún no están claras, los terroristas abortaron el ataque, y la policía está confiada en que la bomba no habría pasado a través de la seguridad aeroportuaria. Aun así, los terroristas se las arreglaron para adquirir explosivos plásticos y los componentes necesarios para explotarla—todo enviado por correo aéreo desde Turquía. Las autoridades australianas descubrieron el plan sólo cuando, cerca de dos semanas después, recibieron una información de un servicio de inteligencia extranjero.
No se equivoquen: los yihadistas del Estado Islámico continuarán tratando de llevar a cabo ataques terroristas espectaculares en el Occidente. ISIS ha perdido el control de Mosul, Irak, donde resultaron muertos un estimado de 30,000 de sus combatientes. Ahora está siendo expulsado de su capital putativa, Raqqa, Siria. A medida que empieza a parecer menos un Estado tradicional y más una insurgencia, los combatientes de ISIS tratarán de movilizar simpatizantes en todo el mundo.
El mes pasado, por ejemplo, afiliados del ISIS en Turquía publicaron el “Manual del Lobo Solitario,” un manual de unas 60 páginas, con docenas de ilustraciones, que explica la forma más eficiente de hacer una bomba o manejar un camión contra los transeúntes.
Tales ataques están dirigidos a probar que ISIS todavía existe y refuerzan sus derechos a presumirse como los guerreros más malvados y más temibles para el islamismo. Están dirigidos también a dominar las noticias, particularmente en el Occidente, para ayudar a reclutar futuros yihadistas.
Al mismo tiempo, ISIS se está volviendo más astuto en eludir la seguridad occidental, como muestra el ataque fallido en Australia. Un comandante del ISIS, probablemente en Raqqa, coordinó la conspiración y guió a los terroristas durante más de tres meses. Él tuvo la bomba ensamblada con explosivos de alta gama y grado militar.
El dispositivo fue enviado desde Turquía a Australia por carga aérea, probablemente en un avión de pasajeros, evadiendo la seguridad en el camino. Los conspiradores en Sídney recibieron el paquete sin ningún problema y construyeron la bomba. Ellos la pusieron en su equipaje y fueron al aeropuerto pero luego abandonaron el plan antes de pasar a través de la seguridad. En su lugar, comenzaron a trabajar en un dispositivo de dispersión química para liberar sulfuro de hidrógeno, un gas altamente tóxico.
Una cadena de abastecimiento sofisticada como ésta plantea preguntas obvias: ¿Dónde más puede haber enviado componentes para bombas la célula de ISIS en Turquía?
Los gobiernos occidentales que están considerando la conspiración en Australia deben responder en tres formas: Primero, deben revisar el envío y manejo de carga aérea y fortificar los procedimientos de seguridad. La entrega exitosa de explosivos plásticos constituye una amenaza mundial importante. Los explosivos plásticos son difíciles de detectar, pero máquinas de rayos x más nuevas generalmente tienen la capacidad de encontrarlos.
En segundo lugar, los otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte deben coaccionar a las autoridades turcas para que tomen medidas enérgicas contra las redes yihadistas. Casi todos los materiales para producir la bomba en Australia fueron enviados desde Turquía. El mes pasado Brett McGurk, el enviado especial de Estados Unidos para la coalición contra el Estado Islámico, dijo que combatientes de Al Qaeda habían establecido un “refugio seguro” en Siria, justo enfrente de la frontera turca. “¿Cómo están llegando allí? Ellos no son paracaidistas,” dijo el Sr. McGurk. “El enfoque por parte de algunos de nuestros socios de enviar miles de toneladas de armas, y mirar al otro lado cuando estos combatientes extranjeros ingresan a Siria, puede no haber sido el mejor enfoque.”
En tercer lugar, las agencias de contraterrorismo deben vigilar más que nunca acerca de monitorear conexiones entre sus ciudadanos y los combatientes del Estado Islámico. Los terroristas siempre tratan de reclutar a la gente en quien confían. El círculo cercano de un combatiente extranjero en su patria es tal vez el objetivo de reclutamiento más fácil cuando ISIS va buscando futuros yihadistas para que lleven a cabo ataques.
Los hombres arrestados y acusados, Khaled Khayat y Mahmoud Khayat, son hermanos. Ellos fueron reclutados según se informa por otro hermano, Tarek Khayat, quien es un comandante del ISIS en Siria. Buscar este tipo de agujas en el pajar es trabajo agotador, pero es la tarea esencial de las agencias de inteligencia.
*Ahmet S. Yayla es profesor adjunto en la Universidad George Mason, lideró anteriormente el departamento de contraterrorismo y operaciones de la Policía Nacional Turca en Sanliurfa (2010-13).
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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