Enlace Judío México – El historiador del arte y especialista en cine, Frank Stern, considera que aún hoy en día el cine alemán y austriaco cargan con la losa del nazismo que manchó su filmografía a partir de 1933, fecha antes de la cual si bien existían los estereotipos judíos no se producían con un objetivo negativo
Generalmente cuando se habla de cine y antisemitismo, llegan a la mente filmes como “El Judío Süss” de 1940, producido por el Ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels.
Pero para el historiador del arte Frank Stern, el antisemitismo y todos los clichés que carga consigo en el terreno de la cinematografía no se limitan solamente al periodo entre 1933 y 1945 en que el régimen nacionalsocialista ostentó el poder en Alemania.
En el periodo que va entre la Primera Guerra Mundial y las vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el estereotipo del judío se definió de manera general en la cinematografía, pero presentándose más bien de una manera neutral.
Uno de los ejemplos es el del director judío alemán, Ernst Lubitsch, quien presentaba a sus personajes judíos de manera estereotipada con la típica nariz grande, gestos exagerados, y con tendencias eróticas y sexuales. Todo esto de manera más bien cómica.
No solamente este tipo de caracterizaciones hechos por propios judíos se presentaban en el cine, también en la caricatura fue un fenómeno constante.
Esto cambió a partir de 1933 con el ascenso de Hitler al poder, pero Stern señala que los estereotipos judíos que ya existían solamente fueron apropiados por los nazis, no creados por ellos, como se llega a pensar.
Finalizada la guerra y erradicado el nazismo, Stern considera que trazos de antisemitismo no intencional sigue presentándose en el cine alemán y también a nivel internacional.
Un punto fino realizado por las películas producidas después de 1945 era que trataban de culpar de la tragedia del Holocausto a individuos en particular, evitando con ello la responsabilidad de una manera más general en la población alemana.
En el filme “La repentina riqueza de la pobre gente de Kombach” de 1971, el director Volker Schlöndorff caracteriza a un personaje judío con los clásicos estereotipos: conspirativo, rico, solo y sin una patria.
En “El tambor de hojalata” de 1979, basada en la novela de Günter Grass, se desarrollan también escenas donde permean trazos estereotipados que pasan casi desapercibidos para la audiencia.
El uso de los recursos estereotipados de los judíos que podrían considerarse como aspectos negativos no hace de directores como Schlöndorff o Werner Fassbinder unos artistas antisemitas, más bien esto es la manera inconsciente de plasmar en escena el pasado de Alemania y de su polémica y trágica historia con los judíos de la cual no pueden desprenderse, en consideración de Stern.
Al contrario, lo que ocurre desde 1945 en el cine a nivel internacional con los judíos es lo que en el punto de vista de Stern ocurría en la Alemania antes de 1933: tanto los artistas judíos como no judíos eran parte de la producción sin que se señalara o estigmatizara algo.
En el cine de Francia, EEUU o Reino Unido tratan de evitar los clichés antisemitas y los judíos o la idea del judío que se enrola en el séptimo arte no se ven con la carga que Alemania y Austria siguen portando a sus cuestas.
Fuente: Deutsche Welle
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