Enlace Judío México.- La inestimable colección de 75 monedas romanas de oro de la exposición representa la evolución de la propaganda y retratan más de 300 años
AMANDA BORSCHEL-DAN
Según la leyenda, Víctor A. Adda nacido en Alejandría compró su primera moneda de adolescente, con sus primeras ganancias. Sea verdad o ficción, a su muerte a los 80 años en 1965, la legendaria colección del judío egipcio finalmente incluyó más de 1.000 monedas, en su mayoría romanas, desde Julio César hasta Rómulo Augústulo.
Durante los embriagadores días de campañas arqueológicas egipcias en los años veinte, sus monedas a menudo eran extraídas y adquiridas directamente de la fuente. Más tarde, Víctor también amplió y mejoró su colección a través de ventas privadas y subastas. Después de su muerte, quedaron a sus cuatro hijas. Ahora, unas 75 monedas de oro sustanciales de la colección tienen un nuevo hogar permanente en el Museo Israel en Jerusalem.
Según la hija Giovanna Adda Coen, cuya donación más que duplicó el número total de monedas romanas de oro en el Estado judío, la colección de su padre era “tan conocida y admirada por expertos que el propio rey de Italia, Vitorio Emmanuel III, un gran coleccionista de monedas, expresó el deseo de verlas durante su exilio en Alejandría y fue recibido por mi padre en nuestra casa“.
Ahora esta colección apta para un rey puede ser vista por el público en general en la exposición del Museo Israel “Caras del Poder”, temporalmente a la vista en el Ala de Arqueología.
La muestra contiene los retratos de 40 emperadores romanos – y tres usurpadores – así como las semejanzas de 13 mujeres miembros de la familia imperial.
“Estas monedas nos permiten narrar la historia de la moneda romana de oro por un período de más de 300 años, desde finales del siglo I aC hasta principios del siglo IV dC”, escribe el Dr. Haim Gitler, curador jefe de Arqueología y curador de Numismática de Tamar y Teddy Kollek, en un impresionante libro de ensayos académicos que acompaña la exposición.
En una visita privada al museo a principios de este mes, Gitler compartió con The Times de Israel algunos de los desafíos de exhibir objetos de enorme importancia pero de tamaño pequeño.
Gitler, con camisa negra y pantalones rojos de Pompeya que combinaban con el esquema de colores de la exposición, explicó que antes de la exposición tuvo que superar algunos “problemas de curador” y encontrar un vínculo narrativo entre las 75 monedas, aseguradas conjuntamente por $ 7.5 millones.
El primer eslabón era el material de oro utilizado para las monedas. Igual que hoy, en la época romana el oro era considerado raro y sólo se usaba en las clases de élite.
A efectos de la comparación, Gitler explicó que un aureus de oro valía 25 denarios de plata. Durante el asedio de Masada, un legionario romano recibía anualmente unas 225 monedas de plata. El poder adquisitivo de esas monedas cambiaba a medida que el precio de las mercancías fluctuaba, pero la proporción entre las monedas de oro y plata permanecía fija.
El segundo eslabón de la colección era la aparición de retratos en al menos uno de los lados. Un ensayo del Dr. Matti Fischer explica el vínculo entre el “divino” material de oro y la evolución del retrato de monedas desde la representación de dioses a emperadores. “En las monedas podemos sentir estas tendencias profesando una existencia que reclama la eternidad tanto dentro de la esfera histórica como tras la muerte”, escribe Fischer.
El tercer eslabón es aún más diverso que el retrato de las monedas: la plétora de “propaganda” – eslóganes o imágenes que aparecían en el lado de la “cruz” de la moneda.
Gitler bromeó que éstos eran las “pegatinas del parachoques” de la era romana pues la mejor manera de divulgar la información era en una moneda, que pasaba de mano a mano.
Para enfatizar los enlaces de tres capas entre las 75 monedas expuestas, el equipo de Gitler construyó una sala circular que también se puede ver en tres niveles. Las monedas se exhiben agrupadas en vitrinas verticales, por encima de las cuales están las monedas seleccionadas. Rodeando toda la sala hay palabras latinas, inglesas y hebreas que representan las consignas del dorso de las monedas.
Las monedas están agrupadas cronológica y temáticamente, con títulos como “Siempre Joven“, “El Senador“, “El Filósofo” y “Usurpadores” portadoras de la narración de la sala.
La habitación es muy ligera en texto y no hay descripciones de cada moneda junto a las vitrinas. En cambio, hay dos estaciones multimedia que ofrecen imágenes en 3D de 36 monedas, junto con información de antecedentes en hebreo e inglés.
En el libro a todo color de la exposición se puede encontrar material suplementario, que incluye ensayos de 16 especialistas internacionales y docenas de ilustraciones.
Después de pasar una hora en conversación con Gitler, lo más impresionante de este espectáculo deslumbrante -que vale la pena visitar- es el deseo de la hija de Adda de conmemorar la pasión de su padre por las monedas para educar a las generaciones futuras.
En lugar de poner la colección en subastas por bloques para ser vendida poco a poco, ahora, en colaboración con el Museo Israel, puede compartir gran parte de ella con el mundo. Y ese altruismo, se podría decir, vale mucho más que el peso de estas monedas en oro.
Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico
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