Enlace Judío México – Pero ¿qué es el Talmud y que lo hace tan especial? Pues para responder esa pregunta, como siempre, hay que dar unos pasos hacia atrás. El Talmud es la prueba impresa que el judío es un demócrata por naturaleza, pues ya desde los primeros siglos del milenio pasado, los escribas sabios se reunían para discutir los temas más sagrados; pues sabían que lo más hermoso de la palabra divina es que esta se ramifica, se interpreta y se analiza, y eso es precisamente a lo que el Talmud se dedica.
Pero el Talmud no es para todos, sólo para los que reconocen la sabiduría de la Torá y aceptan que de ella hay mucho que descifrar. El Talmud no llama a una total colectividad, sólo a los valientes que se atreven a sumergirse en lecturas que requieren de un exhaustivo esfuerzo mental, para después encontrar como recompensa las más sabias respuestas.
Desde la época de los patriarcas, el pueblo hebreo transmitía de generación en generación un tumulto de costumbres y preceptos; rituales como el de la circuncisión, se llevaban a cabo bajo las más estrictas leyes de la tradición. Esta continuidad religiosa y cultural sobrevivió a los tiempos más violentos, en donde la voz nunca cayó a pesar de la debilidad del cuerpo. Sufriendo en Egipto una esclavitud tortuosa, o exiliados en Babilonia, los judíos nunca dejaron de preocuparse por educar a sus hijos; dándoles tradiciones ancestrales y con esto, garantizaron la continuidad del judaísmo.
Pero llegó un tiempo que la religión ya milenaria se vio amenazada, el Segundo Templo había sido destruido, y los judíos estaban dispersos y abatidos; pero cuando una sociedad está perdida y dispersa, lo que delimita el camino de nuevo son las reglas. Fue así como a finales del siglo II el Rabino Yehuda Hanasí compiló las leyes judías en 6 tomos:
1.- Zeraim: Significa semillas, y se refiere a todos los preceptos sobre agricultura y donativos.
2.- Moed: significa Festividad y habla sobre todas las reglas para las festividades judías.
3.- Nashim: Mujeres. En este apartado se encuentra todo lo relacionado con el matrimonio y el divorcio.
4.- Nezikin: significa Daños, y abarca las leyes de daño civil y penal.
5.- Kodashim: Santidades, se refiere a las reglas para los rituales celebrados en el Templo
6.- Taharot: Significa pureza y trata todo sobre los lineamientos para la purificación del cuerpo.
6 volúmenes en 63 tratados. Fue así como un extraordinario y completo reglamento fue organizado y finalizado. Aquél pueblo monoteísta ya conocía los 10 mandamientos, poseía la Torá y ahora tenía un nuevo reglamento que se llamó Mishná. Recibió este nombre por la palabra en hebreo que significa repetir, pues la Mishná repetía lo que durante siglos se había dicho de forma oral.
Durante los tres siglos siguientes, los sabios judíos de la época conocidos como Amoraim discutieron las reglas impuestas en la Mishná, y para debatirlas se requería de un profundo conocimiento de la Torá. Dispersos en el continente europeo, los judíos opinaban y argumentaban; grandes pensadores debatieron a pesar de no compartir ni el mismo lugar ni el mismo tiempo. Eran sabios contribuyendo a un proyecto de cuestionamiento y de pensamiento; eran sabios contribuyendo a un proyecto que reflejaba una religión en continua prosperidad, un proyecto escrito en arameo que más tarde sería conocido como Guemará.
Los sabios de Sión escribieron el Talmud Yerushalmi, mientras que los sabios de Babilonia escribieron lo que fue conocido como el Talmud Babli.
Posteriormente, los judíos, se vieron obligados a emigrar continuamente, llegando a Constantinopla, Salónica, la península ibérica, la costa africana y Europa central. La sabiduría judía se esparció y no sólo eso, sino que además floreció. Gigantes de la literatura rabínica surgieron, Rashi en Francia, Eliahu Ben Shlomo Kremer en Lituania, Maimónides en España.
El Talmud se compiló por fin como un texto compuesto por las leyes escritas en la Mishná, y sus explicaciones y debates narrados en la Guemará. El judaísmo no sólo era una era una religión, era una rica cultura en continua construcción.
Pero llegaron los tiempos oscuros, siglos enteros en que el ser humano se llenó de ignorancia y la vida del Talmud agonizó ante el odio irracional de las enfurecidas masas. Me refiero a los tiempos de la Inquisición, cuando la locura humana llegó al punto de enjuiciar libros y condenar todo tipo de escritos prohibidos.
El 15 de Mayo de 1248, el Talmud fue formalmente condenado. En distintas hogueras de Europa ardieron millares de ejemplares, pero la quema más trágica se dio el 9 de Septiembre de 1553 en Italia, cuando 1000 Talmudim fueron arrojados al fuego, en medio de un odio absurdo y totalmente ciego.
Finalmente y con vergonzosos resultados, el oscurantismo quedó en el pasado; pero en aquellos tiempos de oscuridad hubo un destello de luz, la invención de la imprenta que fue creada en el año 1440. Este sorprendente invento provocó que la sabiduría del Talmud se esparciera con mayor facilidad; el Talmud era ahora una realidad que no pretendía dar marcha atrás.
Así llegó el Talmud hasta nuestros días, enriquecido con una belleza que sólo los siglos saben proporcionar, fortalecido por un pasado poco amable, que no impidió convertirlo en un texto descomunalmente admirable.
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