Tiro al aire / Emoción que magnetiza

Enlace Judío México.- La historia empezó en 1912, cuando dos jóvenes israelíes, Maya Belsitzman y Matán Ephrat, amantes de la música rock, el jazz y la música clásica, formaron, a su placer, un dúo. Dos seres, dos fenómenos artísticos casi místicos, imbuidos de un talento virtuoso que pocas veces se encuentra.

SHULAMIT BEIGEL PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Muy pronto, iniciaron presentaciones conjuntas, y en el 2015 grabaron su primer disco: Maya Belsitzman y Matan Ehrat, un trabajo que ya desde entonces se propuso ampliar y reforzar además, nuestra música israelí. Decidieron presentar música poco conocida, versiones distintas, a un nuevo público, ese que protagoniza nuestra música y que los abuelos no tuvieron, a un espectador diferente, lejano conocedor del orden instrumental antiguo, aficionado a otro tipo de música, compulsivo depositante de sus asistencias en los conciertos israelíes de antes.

Maya y Matan presagian la búsqueda y el encuentro de una originalidad que no descarta la vitalidad y vigencia de nuestra música interior.

Desde su primer disco se muestra ese doble propósito de ser fiel a la tradición israelí y presentar lo novedoso. Son flexibles, pero también muestran su vocación por el cambio, por la renovación.

Su música representa un nuevo aliento, más libertad en la voz, y mayor diversidad instrumental. Es como si quisieran decirnos: los géneros musicales pueden seguir desarrollándose, pero no tienen porque quedarse como documentos de una época atractiva, pero que ya no es la actual. No es un olvido, es un renacimiento, porque Maya y Matan no le temen al pasado, lo saben suyo, y lo han convertido en un aliado.

Composiciones nuevas y viejas expresan un nuevo sentido, una cotidianeidad y un país, Israel, igual pero diferente, y ellos, artistas talentosos y sensibles, saben qué hacer con la diversidad, reconocen la riqueza de matices y las variaciones en su propia tierra Israel, y tierras ajenas. El dúo ha sabido asimilar ese sonar diferente al que estamos desacostumbrados.

Con aire profundamente contemporáneo, esta pareja de artistas pertenece a ese conjunto de expresiones del Israel profundo, a ese Israel que todos llevamos dentro.

Este trabajo es para escucharlo y volverlo a escuchar, porque siempre quedará pendiente la comprensión de una experiencia mística de rock jazz, y música clásica aunados.

Los ves, los escuchas, y la música te transporta a otro planeta, donde la atmósfera te acaricia con ecos de las graves y largas notas
del cello, mientras que el corazón te late como la batería electrónica de los años ochenta.

El concierto es minimalista, pero precisamente por eso, enorme y fastuoso, tanto en lo acústico como en lo digital, interpretado elegante y firmemente por dos artistas que todos deberíamos ver por lo menos una vez en la vida.

Maravillosos arreglos para cello, voz y batería, en una muy especial integración del instrumento acústico con la batería, más los elementos electrónicos, de las más bellas orquestaciones de la música israelí.

Los diferentes temas, de distintos géneros musicales, se van entrelazado de una manera única, y van creando un tejido musical que fluye con un gran efecto.

Maya es una manifestación de instrumento y voz que se integran en un solo cuerpo, produciendo energías muy particulares.

Cada tema lo transporta a su propio territorio, con una potente sensibilidad. Sus interpretaciones son muy profundas, pasando de la expresión silenciosa hasta el grito del alma.

La relación entre Maya y Matan los ha conducido a lugares fascinantes, a una especie de esfera propia, construida de diferentes contenidos, de bellos sonidos y efectos.

Maya toca con temperamento y pasión, totalmente comprometida, mostrando un maravilloso control sobre el cello, en los diferentes estilos musicales y con una capacidad de unirlos, aunarlos, y alternarlos.

Su emoción, reflejada en la voz, magnetiza a la audiencia.

Matan la acompaña con un gran talento, virtuosismo y gran dedicación.

Maya y Matan, búsqueda y encuentro de nuestra música interior.

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Shulamit Beigel: Llegué de Israel a México a la edad de siete años. La primaria y la secundaria las hice en el Colegio Hebreo “Tarbut”. Mis recuerdos de aquella época son excelentes. Mi primer trabajo como periodista, lo hice recortando periódicos en la Embajada de Israel, en el departamento de prensa, a cargo en aquel entonces, de Sergio Nudelstejer. La prepa, fue en la Escuela de la Ciudad de México, en Campos Elíseos, que me permitió conocer otra gente y otros aspectos de la vida mexicana. Estudié y me gradué en antropología y en letras, en la universidad de las Américas, en Cholula. La maestría, en Antropología, fue en la UNAM. Antes de incursionar a la universidad viví en Teloloapan, Guerrero, haciendo trabajo de comunidad y siendo jefa de organización campesina para varias instituciones gubernamentales. Viví varios años en Israel. En esa época, los ochentas, fui productora de Ariel Roffe y Erika Vexler para Televisa desde Medio Oriente. Tuve una columna que se llamaba “Burbujas” en el periódico israelí en español Aurora, otra, “Al Margen” en la revista Semana, que ya no existe. Viví cuatro años en Caracas, cuando mi ex esposo fue sheliaj del KKL. Actualmente vivo entre Londres y Venezuela, he dejado de creer en la política y mi pasión es la literatura, el cine y la música. Confieso que ya no tengo grandes respuestas ante la vida, pero que soy muy feliz.