Enlace Judío México.- Un llamado enérgico sobre Corea del Norte pero una visión estrecha de “soberanía.”
THE WALL STREET JOURNAL
El método de Donald Trump ha sido utilizar sus discursos en la escena mundial para enturbiar la convención diplomática, y él lo hizo nuevamente el martes en su discurso ante las Naciones Unidas. Ningún grupo de complacencia merece más franqueza, y tal vez la definición de Trump de “Estados Unidos Primero” está aún evolucionando para reconocer la necesidad de liderazgo global estadounidense.
El Presidente abandonó cualquier matiz, incluso para sus estándares, al denunciar a los “regímenes canallas” en Corea del Norte e Irán. Él estuvo especialmente inmutable al describir los delitos de Corea del Norte, llamándolo un “régimen depravado.” Éstas no son palabras escuchadas típicamente en Turtle Bay, donde otros depravados se sientan en el Consejo de Derechos Humanos, como Trump también tuvo el descaro de señalar.
Pero él realmente sacudió los asientos con su amenaza de actuar contra Corea del Norte si la ONU falla en hacerlo. “Ninguna nación sobre la Tierra tiene un interés en ver a esta banda de criminales armándose con armas y misiles nucleares,” dijo Trump. “Estados Unidos tiene gran fuerza y paciencia, pero si es forzado a defenderse a sí mismo o a sus aliados, no tendremos más opción que destruir totalmente a Corea del Norte. El Hombre Cohete está en una misión suicida para él y para su régimen.”
La amenaza de destruir a Corea del Norte ofendió a los expertos en asuntos exteriores, quienes ven como un bárbaro a Trump. Y al principio escuchar la referencia “Hombre Cohete” para el dictador Kim Jong Un suena como un insulto que mejor dejamos a los adolescentes en el patio de la escuela.
Entonces, nuevamente Trump heredó la crisis nuclear norcoreana, y está tratando de atraer la atención del mundo sobre el hecho de que tiene intención de hacer algo al respecto. La diplomacia tradicional no está alcanzando al Sr. Kim y a su séquito, o a sus patrones en Beijing. Después de años de delicadezas diplomáticas de Barack Obama que esquivaron el problema, tal vez al mundo se le deban contar algunas verdades desagradables sobre un régimen malvado con un arma de asesinato en masa y los medios para entregarla.
Trump agregó un desafío que ignoraron la mayoría de los medios: “Estados Unidos está preparado, dispuesto y es capaz, pero esperemos que esto no sea necesario. De eso se trata la ONU. Para eso es que está la ONU. Veamos como lo hacen.”
Esta es otra dura verdad. La ONU fue fundada bajo la promesa de proporcionar lo que Obama a menudo llamaba “seguridad colectiva.” Pero la ONU casi siempre ha fallado en ese deber en medio de vetos rusos en el Consejo de Seguridad, como durante la Guerra Fría y esta década en Siria, o por indiferencia como en el genocidio de Ruanda de la década de 1990.
La gran excepción fue la primera guerra de Irak, después de la caída del Muro de Berlín, cuando George H.W. Bush reunió a la ONU para resistir la invasión de Kuwait por parte de Saddam Hussein. Estados Unidos proporcionó el músculo militar para ejercer la voluntad de la ONU, pero al menos la ONU no fue un obstáculo. Lamentablemente, desde entonces Turtle Bay ha retornado a su hábito previo de instigar a los canallas del mundo impidiendo la seguridad colectiva.
El martes Trump trató también de defender la “soberanía” nacional como la base para el propósito de la ONU, y aquí fue menos exitoso. Él tiene razón en que los intereses nacionales pueden ser la base para la acción global, pero Trump define ese interés muy estrechamente.
“No esperamos que países diversos compartan las mismas culturas, tradiciones, o incluso sistemas de gobierno,” dijo, “pero sí esperamos que todas las naciones sostengan estos dos deberes ciudadanos centrales, respetar los intereses de su propio pueblo y los derechos de toda otra nación soberana.”
¿Y qué hay de los derechos de su propio pueblo? Definidos en términos tan estrechos, “soberanía” e “intereses” no incluyen espacio para cómo se gobiernan las naciones, lo cual importa por cuan peligrosas son para sus vecinos. En su propio discurso Trump pasó con razón muchas oraciones deplorando la forma en que Corea del Norte e Irán tratan a su gente.
Esta visión de la “soberanía” también deja a los autoritarios demasiado espacio para afirmar esferas de influencia dominantes. Xi Jingping de China y Vladimir Putin podrían ambos decir que están ejerciendo la soberanía trumpiana en el Mar del Sur de China y Ucrania. Pero esos líderes son los principales obstáculos ahora para neutralizar a Corea del Norte e Irán. Esta es la contradicción del interés nacional trumpiano estrecho.
Trump tiene razón en desafiar a la ONU, pero la cruda verdad que él puede estar aprendiendo es que no hay ningún sustituto para el liderazgo de EE.UU. en favor de los valores e intereses estadounidenses si quiere construir un mundo más pacífico.
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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