Enlace Judío México / Rab. Yaakov Menken
Posible o Imposible
Este mandamiento que te ordenó hoy, no es incomprensible para ti, y no está lejos. No está en los Cielos, como para que digas: “¿Quién subirá por nosotros a los Cielos y lo tomará para nosotros… Pues este asunto es está cercano a ti, está en tu boca y en tu corazón, para cumplirlo” (Deuteronomio 30:12)
En primera instancia la observancia de la Torá puede parecer pesada y cansada, llena de regulaciones que legislan cada aspecto de la vida. ¡Parecería imposible que una persona pudiera conocerlas todas! En la práctica es así: Rabbi Tarfon en Pirkei Avot (Enseñanzas de nuestros padres) nos dice que “no está en tus manos completar el trabajo, pero tampoco eres libre de separarte de él.” Una persona no puede entender la Torá en su totalidad, pero tiene una obligación de toda la vida estudiarla, aprenderla y crecer a través de ella.
Esto es posible únicamente porque la Torá es una fuente ilimitada de vida y profundidad. Aquello que debemos saber en nuestra vida diaria es proporcional a nuestras limitaciones propias.
Encontramos un concepto similar en la ley secular: obedecemos regulaciones legales complejas diariamente sin cuestionarlas, simplemente porque aprendimos patrones correctos de comportamiento. Cada uno de nosotros aprendemos a controlar las direccionales, mientras aprendemos a manejar el carro, y una que las integramos a nuestra forma de actuar, las usamos incluso en lugares vacíos donde no hay carros. Las direccionales podemos manejarlas todos, pero cuando enfrentamos situaciones legales más complejas, necesitamos expertos que nos aconsejen.
Al igual que en la observancia, una vez que te acostumbras a ponerte el zapato del pie derecho antes que el zapato izquierdo, lo haces de forma mecánica. Y todo el mundo lo puede hacer sin entender cabalmente el significado profundo que este acto religioso tiene. La Torá permite que todas las personas puedan realizar las acciones morales básicas, los comportamientos correctos, sin embargo, a su vez, el estudio de Torá permite que esos actos tomen un matiz profundo y refinado que es infinito.
Al discutir el mandato de “Amar a D-os”, Rabí Israel Mayer Kagan, el Jofetz Jaim, nos alerta sobre el peligro de leer las palabras que rezamos sin actuar en congruencia a ellas. Compara esta acción a un director de una fábrica que escribe cuidadosamente las instrucciones de su superior y las organiza en la forma de un manual. Cada día reúne a los trabajadores y lee de principio a fin el manual mientras las máquinas se mantienen apagadas sin producir.
La festividad de Rosh Hashaná no es sólo el Día del Juicio, sino el comienzo de un proceso de auto reflexión que dura 10 días y debe impulsarnos a cambiar nuestro comportamiento para el año que viene; a corregir lo que debemos corregir y perfeccionarnos en lo que ya hacemos correctamente a niveles más básicos. Siempre hay lugar para mejorar y crecer. Sin embargo, nada es tan intimidante como el inicio.
Que las próximas festividades nos guíen por un camino de mayor crecimiento y compromiso, que nos ayuden a mejorar comportamientos que se manifestaran el siguiente año. Que sea un año nuevo de éxito, crecimiento y felicidad para nosotros y nuestras familias.
Fuente: Rab. Yaakov Menken
Traducción: Séfora
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